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El México bárbaro de los siglos XIX Y XX

“El que a hierro mata, a hierro muere”.

—Jesús de Nazaret

Por Daniel Padilla Ramos

Desde la guerra de independencia (1810-1821) y el posterior enfrentamiento contra los españoles que intentaron reconquistar nuestro país (1829), México se ha visto inmerso en infinidad de conflictos bélicos en nuestro propio territorio, entre ellos:

La Guerra de Independencia de Texas y la cual perdimos (1835-1836), logrando los texanos su independencia de México; aunque no fue sino hasta 1845 cuando se adhirió a los Estados Unidos. En 1821 el General Long ya había intentado sin éxito separar a Texas de México, con el pretexto de que su capital, Torreón, Coahuila, quedaba a gran distancia para todo tipo de trámites, además de que Texas ya era para ese entonces un territorio poblado en su mayoría por colonos norteamericanos.

Dos años después sobrevino la llamada Guerra de los Pasteles que luchamos contra Francia (1838-1839), y posteriormente la ignominiosa Guerra contra Estados Unidos en la que perdimos más de la mitad de nuestro territorio (1846-1848).

Luego se desató la Guerra de Reforma (1857-1861), e inmediatamente después sufrimos la Intervención Francesa (1862-1867), sin dejar de citar las incontables luchas intestinas casi permanentes que sufrimos durante ese siglo, como lo fueron las Guerras contra los Comanches, Apaches, Yaquis y Navajos.

Cito también las Rebeliones Iturbidistas, las de Guadalajara, Puebla, Oaxaca, Querétaro, Zacatecas, Tabasco, de la República del Río Grande y de Baja California, la Guerra de Yucatán, las Expediciones Filibusteras, de Gastón de Raousset-Boulbon y de William Walker, la Guerra de los Religioneros, la Revolución de Catarino Garza, el incidente de Tampico y la ocupación estadounidense de Veracruz, entre otros levantamientos armados no menos sangrientos que acontecieron en esos más de 100 convulsionados años y que dejaron millones de muertos. Ya en el Siglo XX estallaron la Revolución Mexicana y la Guerra Cristera.

Como puede ver, por conflagraciones no paramos, originadas casi todas por la lucha de poder, reclamos de justicia social y de territorios, cargadas todas ellas de retaliaciones y perfidias, y trayendo consigo una cadencia de asesinatos e intentos de asesinato.

Enseguida enumero los crímenes que se suscitaron durante el derrotero revolucionario, por orden cronológico y por quien se rumora ordenó dichas transgresiones, sin que conste su autoría intelectual, lo aclaro.

  1. Francisco I. Madero fue asesinado el 22 de febrero de 1913 en la Ciudad de México, por órdenes de Victoriano Huerta, “el chacal”.
  2. José María Pino Suárez corrió con la misma desventura que Madero, siendo ultimado el mismo día y en el mismo lugar, y bajo la directriz del mismo Victoriano Huerta, también conocido como “el usurpador”.
  3. Belisario Domínguez Palencia fue ultimado el 07 de octubre de 1913 en la Ciudad de México, por mandato del multicitado Victoriano Huerta.
  4. Emiliano Zapata fue acribillado el 10 de abril de 1919 en Chinameca, Morelos, en terrible emboscada planeada por Venustiano Carranza.
  5. Felipe Ángeles fue fusilado el 26 de noviembre de ese 1919 en la ciudad de Chihuahua, igualmente por instrucciones de Venustiano Carranza.
  6. Venustiano Carranza murió balaceado el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcalaltongo, Puebla, por órdenes de Álvaro Obregón.
  7. Francisco Villa fue acribillado el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua, en una celada planificada por Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
  8. Felipe Carrillo Puerto fue fusilado el 03 de enero de 1924 en Mérida, Yucatán, por desavenencias que tuvo con Adolfo de la Huerta.
  9. Francisco R. Serrano cayó en terrible emboscada y fue ejecutado el 03 de octubre de 1927 en Huitzilac, Morelos, con la connivencia de Plutarco Elías Calles.
  10. Arnulfo R. Gómez fue fusilado el 04 de noviembre de 1927 en Coatepec, Veracruz, por instrucciones otra vez de Plutarco Elías Calles.
  11. Álvaro Obregón sufrió un atentado el 13 de noviembre de 1927 cuando fue arrojada una bomba a su vehículo en calles de la Ciudad de México, desaguisado aprobado por el mismo Plutarco Elías Calles.
  12. El respetado Sacerdote Miguel Agustín Pro fue acusado de ese atentado contra Álvaro Obregón, y por ello fue fusilado en el paredón el 23 de noviembre de 1927 en la Ciudad de México por órdenes de los sonorenses Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.
  13. Álvaro Obregón fue ultimado el 17 de julio de 1928 en la Ciudad de México, con la aquiescencia de Plutarco Elías Calles.
  14. León Toral, autor material del magnicidio de Álvaro Obregón, fue fusilado el 09 de febrero de 1929 en la Ciudad de México por órdenes directas de Plutarco Elías Calles.
  15. Pascual Ortiz Rubio recibió un balazo en el rostro durante un atentado en su contra perpetrado el 05 de febrero de 1930 en la Ciudad de México, agresión planeada por el General Claudio Suárez para vengar agravios personales y políticos.
  1. Porfirio Díaz, Ramón Corral, Victoriano Huerta, Pascual Orozco, Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, José Vasconcelos, circunstantes suyos y muchos otros, prácticamente tuvieron que huir de México (o fueron expulsados) para evitar ser apresados o asesinados por el supremo gobierno de la época.   

Pues así las cosas en ese agitado México revolucionario que, tras la renuncia de Porfirio Díaz y los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, y el posterior derrocamiento de Victoriano Huerta en 1914, se pensó que finalmente había alcanzado los anhelados vientos de paz, pero no fue así, la férrea lucha por el poder y las balas asesinas continuaron, truncando esos deseos.

Respecto a los autores intelectuales de estas oprobiosas endechas insisto, son como dicen luego: un secreto a voces, un omertá, o como se les designa en las averiguaciones penales: “probables”. Esa es información clasificada que ha quedado soterrada por la historia, tal como muchos otros asesinatos y magnicidios en nuestro país y fuera de él.

Aunque esta narrativa es ampliamente conocida y documentada, la reescribo como un recordatorio de lo que fue el México bárbaro de apenas un siglo atrás, atrocidades y complicidades que —lamentablemente— se iteran en nuestros días, incluso de una manera más atroz, aberrante e inhumana, en la modalidad llamada crimen organizado.

No olvidemos la frase que reza: «Quien no conoce su historia está condenado a repetirla», máxima atribuida al augusto filósofo ibero-estadounidense George Santayana. O como dijo el ilustrado escritor Samuel Clemens, mejor conocido como Mark Twain: “La historia no se repite, pero a menudo rima”.

 

@danielpadillaramos

@andanzasbook