Destacada

El México difícil, sus presidentes

Entre los 66 presidentes de México, solo hombres de carne y hueso con contradicciones, errores y aciertos. Unos más, unos menos, ni super hombres, ni genialidades. Cada uno su circunstancia, sus posibilidades y su responsabilidad histórica

Por Bulmaro Pacheco

Entre 1824 y el 2012, 66 personajes han asumido la Presidencia de la República. El primero José Miguel Ramón Adauto Fernández y Félix (Guadalupe Victoria), que cubrió el período (1824-1829), y el último, Enrique Peña Nieto (2012-2018)

Unos más unos menos. Pedro Lascuráin duró solo 45 minutos en el cargo. Victoriano Huerta lo nombró secretario de Relaciones Exteriores mientras el Congreso de la Unión deliberaba sobre el vacío político generado por el golpe de Estado, promovido por el propio Huerta, para asesinar y retirar del poder al presidente Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez. Huerta solo duró 14 meses en el poder. Silenciosamente abandonó el cargo en julio de 1914, saliendo al exilio a Cuba, España y al final a los Estados Unidos, donde moriría —conspirando—, en junio de 1916, en El Paso, Texas, donde se encuentra su tumba. José Ignacio Pavón fue presidente por un día en 1860.

Madero solo duraría 15 meses al frente de la Presidencia. Lo asesinaron por fuera de la prisión de Lecumberri, simulando un enfrentamiento.

En cambio, el oaxaqueño Porfirio Díaz Mori permanecería en la presidencia 31 años (nueve períodos). Llegó a cubrir primero el cuatrienio entre 1877 y 1880. Promovió a su compadre Manuel González para que cubriera el período 1880-1884, mientras se aprobaba la reelección, y de 1884 hasta el 25 de mayo de 1911, cuando firma su renuncia. Díaz sale del cargo y opta por el exilio, saliendo por Veracruz, hacia París, Francia, donde fallece —con nostalgia sobre su natal Oaxaca— en 1915.

Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón ocuparía la Presidencia en 11 ocasiones (pero contabilizó solo 9 años en el poder). La primera en 1833, la última en 1855. Al final de sus días, al regreso del exilio en Cuba, Santa Ana ofrecería “sus servicios” al presidente Benito Juárez, que nunca le hizo caso. Moriría en la Ciudad de México en 1876, y sus restos descansan en el panteón anexo a la Basílica de Guadalupe.

Miguel Miramón ha sido el presidente de México más joven. Llegó al poder en 1859, a los 27 años. Duró solo año y medio, siempre bajo la bandera conservadora. Fue expulsado del poder y al final se unió a la causa de Maximiliano. Fue fusilado en Querétaro, a los 35 años. Adolfo Ruiz Cortines ha sido el que llegó a la mayor edad: 63 años.

Benito Juárez ocuparía la Presidencia durante casi 12 años en 4 períodos. Varios años la pasaría exiliado y luchando con gran valor en su propio país, sin abdicar del poder y con los archivos nacionales en su carruaje.

Maximiliano de Habsburgo, convencido por el ala conservadora de la política de entonces, se instaló en el poder en 1864 y terminaría sus días trágicamente fusilado en el Cerro de las Campanas, en Querétaro en 1867.

Benito Juárez murió de angina de pecho en julio de 1872, siendo presidente. Sus restos descansan en al Panteón de San Fernando, en el centro de la Ciudad de México.

Entre la proclamación de la Independencia y la Constitución de 1857 México vio pasar 40 titulares de la Presidencia de la República, algunos de ellos en varias ocasiones (Bustamante, Santa Ana, Bravo, Gómez Farías, etc.). El símbolo de esos tiempos era la violencia, la inestabilidad política y la lucha de los bandos conservadores y liberales por definir el rumbo de México, que se debatía entre el federalismo y el centralismo, la religión de Estado o el laicismo y la separación que no terminaba de España.

Claro ejemplo es el de Ignacio Comonfort (que ya había sido presidente un año y once meses). Duró menos de dos meses en el poder. Lo echaron el clero y una fracción del ejército, obligándolo a desconocer la Constitución de 1857 y a pronunciarse contra ¡sí mismo! Comonfort se exilió en los Estados Unidos y ya nunca regresó a la política.

Félix Zuloaga llegó al poder mediante golpe de Estado y solo duró dos años en la Presidencia. Al triunfo de los liberales se exilió en Cuba, regresando a México muchos años después para trabajar en un puesto de venta de tabaco en el centro de la Ciudad de México, donde murió en 1898. Sus restos descansan en la Basílica de Guadalupe.

Entre 1911 y 1920 de nuevo la crisis de los presidentes: 11 titulares del Poder Ejecutivo en 9 años:

Francisco León de la Barra, del 26 de mayo al 6 de noviembre de 1911; Francisco I. Madero, del 6 de noviembre de 1911 al 18 de febrero de 1913;  Pedro Lascuráin, de las 17:15 a las 18:00 horas del 19 de febrero de 1913; Victoriano Huerta, del 19 febrero de 1913 al 14 de julio de 1914; Francisco S. Carvajal, del 15 de julio al 13 de agosto de 1914; Venustiano Carranza, del 20 de agosto de 1914 al 30 abril de 1917; Eulalio Gutiérrez, de la Convención de Aguascalientes a noviembre de 1914; Roque González Garza, del 16 de enero al 10 de junio de 1915; Francisco Lagos Cházaro, junio a octubre de 1915; Venustiano Carranza (ahora electo), del 1 de mayo de 1917 al 30 de noviembre de 1920; y Adolfo de la Huerta, del 24 de mayo al 30 de noviembre de 1920.

Entre los 66 presidentes de México, solo hombres de carne y hueso con todas sus contradicciones, sus errores y sus aciertos. Unos más, unos menos, ni super hombres, ni genialidades, ni iluminados. Cada uno su circunstancia, sus posibilidades y su responsabilidad histórica. ¿La mejor generación? La de la reforma sin duda.

Hombres, patriotas unos, estadistas algunos, sacrificados otros. Unos pensando para sí mismos, otros pensando en su responsabilidad con la Patria, otros al servicio de otros poderes o de grupos identificados (Huerta, Zuloaga, Miramón, De la Barra), toda una mezcla de acciones y responsabilidades siempre a nombre de México. Muy contados los que salieron ricos del poder. Unos enfermos, otros aplaudidos, unos más, denostados. Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas ni el poder ha sido lo absoluto que ellos pensaron. Por ejemplo:

La lucha de Juárez contra la Iglesia católica que a toda costa buscaba la abrogación de las Leyes de reforma y la Constitución de 1857. Enfrentó la invasión francesa y el segundo imperio de Maximiliano. ¿Cómo le hizo?

A Madero no lo dejaron gobernar. Desde que llegó al poder fue sujeto de presiones internas y externas hasta que cayó. ¿Su falla? Creer que podría gobernar con el mismo ejército que le sirvió a Díaz. Craso error.

Plutarco Elías Calles le hizo frente a la crisis provocada por el movimiento cristero y el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón. Calles es recordado como un estadista por lo que hizo.

Lázaro Cárdenas sacó del país al expresidente Plutarco Elías Calles y enfrentó la crisis interna provocada por el maximato. Cárdenas es recordado por la  profunda orientación social de su gobierno.

Gustavo Díaz Ordaz enfrentó los acontecimientos de 1968 en la soledad de su despacho, asumiendo la total responsabilidad de los mismos. Ninguno de sus colaboradores cercanos se asumió responsable.

Ernesto Zedillo enfrentó la crisis derivada de los asesinatos políticos de Colosio y Ruiz Massieu y el del cardenal Posadas. Le tocó la peor parte de la rebelión indígena de Chiapas y enfrentó las secuelas de la crisis económica originada por “el error de diciembre” y los compromisos financieros del gobierno anterior. Para colmo, le tocó enfrentar la primera rebelión de un expresidente desde 1935.

Reconocer las tres etapas de México (Independencia, Reforma y Revolución) es reconocer a quienes las impulsaron y las defendieron, a quienes las definieron y consolidaron con todo y sus fallas y sus aciertos. Los cambios que México ha experimentado han sido por eso y por esos tres momentos fundamentalmente.

La Independencia nos liberó de España pero dejó intacta en la Constitución la religión de Estado que tantas crisis provocara; la reforma separó a la Iglesia del Estado, pero nos heredó 31 controvertidos años de Porfirio Díaz en el poder; y la Revolución significó avanzar en las libertades individuales y los derechos sociales logrando un progreso notable de México pero no resolvió de fondo y forma la transmisión del poder presidencial obligando a constantes reformas a su sistema político.

Vicente Fox en el 2000 se asumió como el que promovería el cambio de fondo. Falló. Felipe Calderón quiso llevar al PAN a varios sexenios de transformaciones. También falló. Peña Nieto provocó el regreso del PRI al poder e hizo reformas que ahora le escatiman.

Eduardo Robledo Rincón en su magnífico libro “La Democratización en México” (2018) cita el estudio de Vidal Romero que califica a los presidentes de México de 1824 al 2006 en 6 categorías: Desempeño general, corrupción, economía, capacidad para reformar las instituciones, capacidad para enfrentar los problemas, y desempeño del gabinete.

Lo seis mejores calificados son: Lázaro Cárdenas, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Manuel Ávila Camacho, Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón.

Los seis peores: Victoriano Huerta, Antonio López de Santa Anna, José López Portillo, Pascual Ortiz Rubio, Luis Echeverría y Vicente Fox.

¿Qué sigue? Unos hablan de continuidad y cambio. Otros de la cuarta etapa de la historia. No falta mucho para ver hacia dónde se puede encaminar México en el futuro inmediato. Por fortuna, México es y ha sido más grande que sus controversias. Ahí está la historia.

 

[email protected]