Muchos mexicanos no quieren ver la realidad y se dejan llevar por un «ilusionista mesiánico» que sólo habla y promete lo que la gente desea escuchar. Y López Obrador es un seductor sin escrúpulos
Por José Javier Ramírez “Güerín”
Comprendo el coraje y la indignación de muchos mexicanos que se expresan mal del PRI a través de las redes sociales, dolidos por el pésimo desempeño y por los actos de rapiña de algunos gobernantes y funcionarios emanados de ese partido, que lo han dejado en una posición casi indefendible.
Pero hay quienes piensan que al votar por MORENA o por López Obrador, las cosas van a mejorar. Qué pena me da, pero van a morir engañados.
MORENA, desgraciadamente, es como una alcantarilla donde se han descargado los políticos residuales de otros partidos, como muchos que salieron del mismo PRI que tanto atacan. Los mismos que alguna vez fueron protagonistas o cómplices de la corrupción y de los crímenes que se denuncian en las redes sociales.
Ex-priistas como el propio Andrés Manuel López Obrador; ex-priistas como Manuel Bartlett, ex-secretario de Gobernación, mismo que saboteó el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas («se cayó el sistema»); ex priistas como Alfonso Durazo y una larga lista de corruptos plenamente conocidos.
Pero López Obrador, en su calidad de dueño absoluto de MORENA, sigue recibiendo a lo peor de todos los demás partidos políticos, a los desertores del PRD, a los oportunistas, a los “lomos de liebre” o convenencieros del PAN, del PANAL y a los conservadores del PES (Partido Encuentro Social).
Motivo por el cual la escritora Elena Poniatowska se distanció de Andrés Manuel, por considerar que son acciones incongruentes, contrarias al pensamiento progresista.
Muchos mexicanos no quieren ver la realidad y se dejan llevar por un «ilusionista mesiánico» que sólo habla y promete lo que la gente desea escuchar. Y López Obrador es un seductor sin escrúpulos.
No cabe duda que son tiempos de incongruencia y de promiscuidad electoral. Tiempos en que, sin pudor alguno, los actores políticos cambian de camiseta, de pareja y hasta de preferencias sexuales, con tal de continuar pegados a la «ubre» del presupuesto.
Andrés Manuel sabe de eso, él ha mamado del erario siempre. Tiene la habilidad de usar a los partidos políticos como si fueran hoteles de paso… Ya pasó por el PRI, por el PRD, por el PT y ahora es el dueño de MORENA; y se auto-elige como candidato único y “presidente legítimo”, per saecula seculorum.
Andrés Manuel convirtió a MORENA en un hotel barato que brinda hospedaje a vividores y renegados, un lugar donde cualquiera puede tener una “fantasía electoral”, aunque sea en la imaginación.
Es un ambiente promiscuo donde a nadie le importa el riesgo sanitario por tener relaciones temporales con gente de dudosa reputación. Pero el calor de la pasión contagia y predomina.
Lo paradójico de esto es que, históricamente, los socialistas mexicanos siempre han criticado severamente a los dictadores de derecha en Latinoamérica, y ahora, la misma gente de izquierda está impulsando a un tipo ultra conservador, con un perfil de dictador gruñón, con antecedentes en todos los partidos en los que ha participado (nunca ha aceptado un proceso democrático, mucho menos a otro candidato que no sea él mismo) y nunca le ha rendido cuentas a nadie en los puestos de gobierno que ha ocupado.
Pero a los mexicanos nos gusta apoyar a quienes se hacen pasar por víctimas del “sistema”, del “gobierno corrupto” o de “la mafia del poder”. Y para eso, Andrés Manuel López Obrador se pinta solo.
Y lo que más nos gusta es que nos digan lo que queremos escuchar… Y a partir de esa premisa, el equipo de propaganda de López Obrador ya está aplicando un plan de manipulación masiva a través de las redes sociales, ejecutado por un verdadero profesional en el tema. El mismo que le produce novelas a Televisa. Y todo indica que le está funcionando.
Como buenos latinos, somos inteligentes pero muy emocionales, y por eso nos gusta rendirle culto a la personalidad, a los falsos caudillos. Por eso idolatramos a los personajes de las películas, de las novelas y de los corridos; sin importar si son criminales y asesinos despiadados (como “El señor de los cielos”, “La reina del sur” o el corrido de “El Chapo” Guzmán)… nos conmueve el drama y la tragedia; y por eso se dice que la gente no vota con la razón, sino con el corazón.
Y cuando nos dicen lo que queremos escuchar y nos seducen con promesas de un mundo fantástico, con dinero para todos, con soluciones fáciles para todo y con la bandera de la lucha contra “la mafia del poder”; muchos mexicanos caemos en la trampa del voto emocional, ese que busca Andrés Manuel López Obrador a través de una estrategia de manipulación sicológica de las multitudes.