Por Feliciano J. Espriella/
El voto útil, a mi manera de ver, favorece siempre a los partidos mayoritarios e impide el crecimiento de nuevas alternativas
¿Los llamados a ejercer el «voto útil» han reportado a la postre utilidad? Me parece que no mucha. Cuando se ejerce el sufragio sólo para evitar una supuesta situación catastrófica, en realidad se prostituye el proceso electoral.
La intencionalidad del voto útil se dirige a ganar las elecciones y no a elegir a la persona que consideramos idónea para el cargo que se disputa, o bien, a aquella cuya ideología coincide con la nuestra.
En ese contexto, no me sumo a quienes festinaron el video de la Senadora de la república Ana Gabriela Guevara en el que exhorta a la población sonorense a votar por la candidata del PRI a la gubernatura, con el único argumento de que es la única que puede lograr que se vaya el PAN del gobierno.
Este video en realidad me parece muy poco comedido con Claudia Pavlovich a quien al parecer el único atributo que le encuentra la Senadora es el de que puede sacar al PAN del palacio. Examinémoslo brevemente. Transcribo el texto:
«He pensado mucho por quién votar en las próximas elecciones, porque los sonorenses merecemos algo mejor. Y hoy, lo mejor es que los del PAN se vayan.
«Les pido que como yo, no desperdiciemos nuestro voto, por que urge detenerlos y Claudia, es la única que puede lograr que se acabe esta pesadilla.
«Les pido que como yo, no desperdiciemos nuestro voto, porque urge ¡Que ya se vayan!»
La Senadora no dice que Claudia Pavlovich es la mejor opción por su capacidad, por su experiencia, o tan siquiera por lo que ha sido su bandera de campaña, la honestidad. No invita a votar por ella para que el estado bajo su conducción progrese, se desarrolle, combata la marginación o las injusticias, o mejore los sistemas educativos y de salud. No. Su convocatoria es, porque según su percepción, Claudia es la única que puede lograr que se acabe esta pesadilla, refiriéndose al PAN en el gobierno.
En el mismo tenor se han pronunciado algunos grupos de militantes de partidos de izquierda. Se han articulado al PRI en la presente contienda con la cantaleta del voto útil para, según dicen, sacar la corrupción del palacio de gobierno, como si todos los futuros gobernantes priistas (en caso de que ganen la elección) vayan a ser un dechado de pureza.
Ha sido notorio que la corrupción ha sido el signo distintivo de la actual administración estatal. Pero ese es un atributo de personas y no de entes indefinidos como son los partidos políticos. Si muchos de los actuales altos funcionario estatales son corruptos en grado superlativo, también en las anteriores administraciones priistas los hubo y los sigue habiendo en infinidad de regiones en las que gobierna el PRI, empezando por la federación.
El voto útil, a mi manera de ver, favorece siempre a los partidos mayoritarios e impide el crecimiento de nuevas alternativas. Si la Senadora Guevara de veras quisiera luchar por mejorar las condiciones de su estado natal, tuvo una excelente oportunidad de buscarla como candidata a la gubernatura.
Lo más probable es que no hubiera ganado la elección, pero el caudal de votos que seguramente hubiera atraído, se hubieran convertido en más posiciones en el Congreso del Estado y en los ayuntamientos, cuando menos vía regidurías. Posiciones desde las cuales podrían con mayor fuerza combatir los males que sólo se han limitado a denunciar. Hubiera ayudado además al posicionamiento de los partidos de izquierda.
¿Quién sería el o la mejor gobernador o gobernadora?
Gracias a las inmundicias que se han arrojado uno y otro partido, quien quiera que gane la contienda llegará al poder con una imagen muy deteriorada. Llegará arrastrando el estigma de la corrupción, así sean puros infundios lo que se le haya achacado. Hasta la fecha, ni a Claudia ni a Javier se les ha demostrado fehacientemente ninguno de las presuntas corruptelas que se les atribuyen.
En lo personal creo que ambos pueden ser buenos gobernantes, y con el perdón de los dos, ninguno puede garantizar que la corrupción se erradicará durante su mandato. Pensar que la llegada de un partido distinto al del que ostenta el poder va a erradicar el cáncer de la corrupción, es retroceder 15 años en el tiempo.
Lo mismo se dijo cuando el PAN sacó al PRI de Los Pinos. A tres lustros de distancia, vemos que la corrupción en México ha seguido avanzando geométricamente. Cambiaron los colores, los partidos y la gente, pero la corrupción continuó y con más virulencia.
En este contexto, a Javier Gándara se le acusa de que será más de lo mismo, sobre todo porque no se ha deslindado del gobierno del estado y las iniquidades que a diario implementan. Sin embargo, ¿realmente sería posible hacerlo sin renunciar al triunfo?
El General Lázaro Cárdenas, por poner un ejemplo, ¿hubiera sido presidente de la república si se hubiera deslindado de Plutarco Elías Calles? Lo dudo. Luis Donaldo Colosio sí lo hizo y todos sabemos qué le pasó.
Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.