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En Huásabas se baila rodeando el Kiosco

Por Karla Karina Flores

A lo alto de la sierra sonorense surgió un pueblo al que los Ópatas llamaron Huásaca: “lugar de tierras enhierbadas” y en el año de 1645 la misión del Jesuita  Marcos del Río lo nombró “San Francisco de Huásaca” y se convirtió en la cabecera de la misión de evangelización. Actualmente después de haber pertenecido a Cumpas y Moctezuma, lo conocemos como el municipio de Huásabas.

Sus fiestas tradicionales son en honor de su Santa Patrona la Virgen María, a la que denominan Reina del pueblo. Esta celebración comienza desde el 6 de agosto con la novena a la Virgen, para el día 15 realizar la coronación, procesión y cabalgata en su honor. Los siguientes tres días se llevan a cabo diversos eventos eclesiásticos y por las noches bailes en el pueblo.

La gente de este pueblo se dedica a la ganadería y a la agricultura, por temporadas realizan dulce de pitahaya que al ser tan exquisito es de alto valor por su procesamiento artesanal y su edición limitada que permite degustarlo una vez al año. Al igual que el turismo es fuente de trabajo ya que Huásabas sigue siendo cruce de los pueblos de la sierra.

Más de una vez me han dicho que en Sonora no existe mejor pinole que el de Huásabas, puedo jactarme de que lo he probado ya que mis raíces provienen de este pueblo gracias a mi abuela materna que desciende de la familia Urquijo Arvayo. El pinole se realiza de manera artesanal y con maíz que se cosecha en el mismo pueblo, los habitantes me comentaron que si no es maíz de Huásabas simplemente el sabor no es el mismo.

Gracias a la invitación del presidente Oscar Mario Fimbres Acuña y su esposa Anneth Esquer Gálvez tuve la oportunidad de disfrutar de las fiestas que arroparon a aquellas personas que tuvieron que irse de su pueblo, pero emocionados año tras año regresan a ser parte de sus celebraciones, al igual que a personas que por primera vez van a conocer las bellezas naturales y las tradiciones del pueblo.

Por el hecho de empezar a distinguir los sabores del bacanora de los 35 municipios del estado que son productores de esta bebida, dentro de las fiestas aproveché para tomar un ‘caballito’ de bacanora producido aquí, mismo que acuso de ser culpable de que descubriera que en cada pueblo existe una manera particular de bailar, en Huásabas se baila rodeando el kiosco de la plaza principal que se encuentra frente a la iglesia. Como dato interesante les platico que el pueblo tiene 950 habitantes y en el último día de celebración se podía ver a más de mil personas bailando más otras que se encontraban solamente sentadas disfrutando de la música.

Las riquezas naturales que existen en esta serranía permiten que el municipio tenga el parador turístico de La Cruz del Diablo, que a sólo 15 minutos del pueblo la sierra sube su altura casi el doble, ya que Huásabas se encuentra a 680 metros de altura y el cañón a 1,240 metros sobre el nivel del mar. Este sitio de Sonora se encuentra con las condiciones perfectas para realizar deportes extremos como lo es el rapel, una forma de alpinismo en donde a través de una cuerda sujeta al cuerpo se suben paredes verticales lo más rápido posible.

También conocí el Cajón de los Pilares, curiosamente su nombre explica el lugar de piedras gigantes en forma de pilares que se encuentran encajonadas y después de unos metros de sendero una pequeña cascada de agua te puede refrescar. Al caminar entre las piedras tus ojos se van llenando de asombrosas imágenes en donde te cuestionas si sigues dentro de Sonora, porque parece que es otro sitio del mundo.

A Huásabas se puede ir y tener las comodidades de la ciudad y al mismo tiempo maravillas naturales que los ecosistemas del pueblo permiten enriquecerlo más. Viajemos todos a Huásbas y disfrutemos de sus ríos, sus cajones con cascadas. La Cruz del Diablo y en sí del pueblo y su gente.

 

*Karla Karina Flores E.

Estudiante de LCSC de la UNISON

Colaboradora de Primera Plana

Productora y locutora de Viajando por Sonora

Conductora de GMusic Sonora