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Entrevista imposible a Juan Gabriel: “Me fui para vivir, no para morir”

Por Alberto Moreno Sin Corbatas

Nota del autor: Lo que leerá a continuación es un ejercicio literario. Una entrevista imposible. Un juego de imaginación inspirado en la vida, obra y personalidad de Juan Gabriel, basada en sus múltiples entrevistas, declaraciones públicas y legado artístico. El tono es íntimo, informal, como si Juanga estuviera hoy, aquí, sin corbatas, sin secretos.

Lugar: Algún rincón de la sierra de Michoacán, frente a una mesa de madera, café recién hecho, una vela encendida, copal ardiendo y un micrófono vintage.

AM: Juan Gabriel, han pasado años desde tu “desaparición”. ¿Por qué te fuiste?

Juan Gabriel: (ríe largo, con esa carcajada suya que parece canto) Me fui porque necesitaba silencio. Yo viví para todos, canté para todos, lloré por todos… pero nunca me aprendí a escuchar. Entonces decidí desaparecer para vivir. No para morir.

AM: ¿Cómo describes a Juan Gabriel?

Juan Gabriel: Juan Gabriel fue un personaje que me salvó. Alberto era tímido, callado, muy solo. Juan Gabriel era escandaloso, brillante, valiente. Lo inventé para poder existir. Como muchos lo hacen… solo que yo lo hice con lentejuelas.

AM: ¿Qué opinas de la música actual? ¿El reggaetón, los corridos tumbados?

Juan Gabriel: (sorbe café) Mira, cada generación necesita su ruido para sobrevivir. Yo no soy quién para juzgar. Pero sí te digo esto: cuando el ritmo gana y el alma se pierde, la música se convierte en mercancía. Y la música, cuando es verdadera, no se vende: se entrega.

AM: ¿Te molesta el contenido explícito?

Juan Gabriel: No. Me molesta el contenido vacío. Lo vulgar no me asusta. Lo hueco sí. Prefiero una canción que diga la verdad, aunque duela, a una que repita fórmulas sin corazón.

AM: Hoy hay mucha violencia, muchas drogas, narco-cultura, corridos violentos. ¿Qué opinas de esto?

Juan Gabriel: Me duele. Porque la música debería sanar. Y a veces está siendo usada para normalizar el miedo. Entiendo el contexto, pero hay que tener responsabilidad. El arte es un reflejo, sí, pero también puede ser un faro.

AM: ¿Qué les dirías a los niños y jóvenes que quieren ser artistas?

Juan Gabriel: Que nunca se olviden de por qué empezaron. Que no canten para ser famosos, canten para ser libres. Que estudien, que se preparen, que no tengan miedo de ser diferentes. Y que se cuiden del ego, porque el ego roba más que el hambre.

AM: El PRI prácticamente ya no existe. Morena está ahora en el poder. ¿Qué opinas del cambio?

Juan Gabriel: Mira, yo vi muchos sexenios, muchas promesas. Lo que cambia de nombre, no siempre cambia de raíz. Morena tiene el corazón de mucha gente, pero tiene que cuidar no convertirse en lo mismo que combatió. Ojalá no olviden que el poder es para servir. Porque el pueblo, ese que me cantó con el alma, se cansa.

AM: ¿Y México, cómo lo ves hoy?

Juan Gabriel: Es un país hermoso con el alma rota. Pero esa alma canta, y mientras cante, hay esperanza. México siempre ha vivido entre la violencia y la belleza. Nuestra cultura es tan fuerte que sobrevive a todo, incluso a los gobiernos.

AM: Rocío Dúrcal.

Juan Gabriel: Mi espejo. Mi hermana de otra vida. Con ella canté desde la entraña. Era española, sí, pero tenía alma mexicana. Éramos uno cuando cantábamos. Todavía la escucho cuando el viento me habla.

AM: Juan Gabriel el altruista. Cuéntanos más.

Juan Gabriel: Yo no podía olvidar lo que viví de niño. El hambre, el frío, el desprecio. Por eso ayudé siempre que pude. Casas hogar, becas, comida, hospitales. Pero no lo hacía por fama. Lo hacía porque recordaba lo que era no tener nada. Si uno tiene la fortuna de recibir tanto amor, tiene que regresarlo.

AM: ¿Crees en otras dimensiones?

Juan Gabriel: Por supuesto. La muerte no es el fin, es un cambio de frecuencia. Hay mundos que no vemos, pero sentimos. Yo creo que somos energía, que podemos ascender si dejamos atrás el odio, el miedo, el ego. La música es una forma de ascender. El amor también.

AM: ¿La metafísica estuvo presente en tu vida?

Juan Gabriel: Siempre. Desde joven leía a Saint Germain, a Conny Méndez. Creía en los decretos, en las vibraciones. Yo cantaba para mover corazones, pero también para sanar cuerpos y almas. El canto es una medicina invisible.

AM: Si volvieras hoy, ¿qué cantarías primero?

Juan Gabriel: Se me olvidó otra vez. Porque el amor, la vida, el dolor… siempre se nos olvida un poco. Hasta que alguien lo canta otra vez.

AM: ¿Un mensaje final para México?

Juan Gabriel: No dejes de cantar, México. No dejes que te maten el alma. Protege tu arte, tu historia, tu gente. Cuida a tus niños, honra a tus viejos. Y cuando tengas miedo, canta. Porque cuando tú cantas, yo vivo.

 

FIN DE LA ENTREVISTA.

El sol cae detrás del cerro. Juan Gabriel se levanta, con una flor en la mano y una sonrisa en los ojos. Camina hacia el horizonte, como si se desvaneciera en una melodía. El eco de su voz queda flotando en el aire:

“Lo que se ve no se pregunta…”