Evalúan impacto ambiental por aguas negras en Paseo del Río final
Por Yesúa Molina/
Al transitar por el Paseo del Rio final, en la confluencia con el bulevar Quiroga, es inevitable percatarse del mal olor en el ambiente, sobre todo por las tardes cuando las temperaturas son más altas.
El agua de lluvia estancada en los terrenos aledaños no había traído mayor problema a los vecinos del sector poniente de Hermosillo, pero este verano se quejaron con el ayuntamiento.
Desde hace semanas la ruptura de un colector de aguas residuales generó una fétida mezcla que se expandió rápidamente a las lagunas, problema que continuará por varias semanas cuando terminen las obras de reparación.
El ayuntamiento encontró que aunado a las aguas negras, una empresa de baños portátiles aprovechando la falta de seguridad, depositaba ahí sus desechos sin darle ningún tipo de tratamiento.

En días pasados las autoridades tomaron cartas en el asunto. La Procuraduría Ambiental del Estado en conjunto con el municipio, realizó varias inspecciones donde clausuró los predios que no cumplían con los permisos necesarios.
Ramón Urquijo, director de Protección Civil de la autoridad ambiental, confirmó que se le retiró la autorización a la empresa que descargaba desechos en el cárcamo y ahora lo hacen en el drenaje de la ciudad.
Laboratorio realiza análisis ambiental
El Dr. Jorge Hernández López, encargado del Laboratorio de Análisis en Sanidad Acuícola, perteneciente al Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIB), con sede en Hermosillo, trabaja con las autoridades municipales en el análisis ecológico del sector.
En entrevista para “Primera Plana” comentó que todavía no saben cuáles son exactamente las repercusiones en la salud, pero el agua seguramente tiene algún tipo de contaminación; esto por los desechos que se dispersaron debido la rotura del colector.

El laboratorio ya inició el proyecto de análisis y confirmará próximamente si hay parásitos y bacterias y si pueden causar daños a la salud.
El doctor Hernández señaló que los vecinos del sector no tienen por qué alarmarse ya que «las bacterias no vuelan y no pueden causar infecciones estomacales a menos que haya contacto directo, pero si hay viento o lluvias es posible que se puedan dispersar».
Señaló que el mal olor se debe al ácido sulfhídrico que desprenden las aguas residuales, pero a diferencia de lo que se cree, no significa que haya problemas de contaminación en el aire.
En coordinación con un grupo de ecología con sede en La Paz, Baja California, tomarán pruebas del agua, aire y suelo y en 15 días habrá al menos un primer avance de los análisis.
Por lo pronto, el doctor asegura que la salud de la población no se verá afectada “el calor que va a la baja y la evaporación mantiene en buena condición el ambiente”, indicó.
La recomendación a la población aledaña es no acercarse a las inmediaciones o tener contacto directo con el agua.