Frío invierno espera a Obama
Por Martín F. Mendoza/
El presidente de EE.UU. deberá recargar baterías para tener un segundo aire que le ayude a terminar su periodo con la frente en alto. Su elección hizo historia, pero su actuación hasta hoy pide a gritos ser olvidada
La época de fin de año no luce esperanzadora para Barack Obama y su gobierno, mucho menos el 2015 y 2016 para el caso. Las elecciones intermedias del próximo Cuatro de Noviembre no son precisamente promisorias para el primer presidente afro americano en la historia de Estados Unidos. Hoy por hoy, por momentos “atolondrado”, por momentos ausente, a la defensiva, y ciertamente inefectivo, los prospectos electorales amenazan con arrinconarlo aun más convirtiéndolo así en el prototipo de los “patos cojos”, la típica figura americana (lame duck) para describir a aquel gobernante y a la institución que solo les queda esperar el fin del mandato sin grandes aspiraciones de incidir ya más en mucho.
Desde la “inesperada” (y ahí está el gran problema) lucha contra ISIS (grupo terrorista) que pone de manifiesto el enorme fracaso de la estrategia de salida en Irak y que solo amenaza con volverse más cruenta con el pasar de los meses, hasta la no menos preocupante situación con el Ébola que ya llegó a Estados Unidos, pasando por las imperdonables fallas en la seguridad personal del Presidente por parte del Servicio Secreto y la cínica posposición de la acción ejecutiva en Inmigración prometida para el final del verano por el mismo Obama, es obvio que la Casa Blanca tiene el plato lleno. Quizás con mucho mas de lo que su actual ocupante sea capaz de digerir. Y eso que solo hemos mencionado asuntos desarrollados durante los últimos meses. La lista de grandes problemas de Obama es mucho más larga.
Con prácticamente nulas esperanzas de mejorar el balance de fuerzas en la Cámara de Representantes y el bastante claro riesgo de perder el Senado, ya muchos Demócratas, se consuelan pensando que los Republicanos no están “listos” para asumir el control total del Congreso. Y es que en verdad la cosa se pondría interesante por ese lado ya que el partido del elefante continúa más dividido que nunca, básicamente entre la facción conservadora pero realista, y dispuesta a negociar con los Demócratas y la intransigencia del radicalismo de derecha alineado con el Tea Party.
Es probable que los republicanos queden en posición de legislar su agenda los próximos dos años, el asunto es que no necesariamente la tienen definida. El Presidente, por otro lado, tendrá siempre el poder del veto, pero eso tampoco luce muy atractivo hacia el 2016, ya que tal cosa otorgaría argumentos de sobra a los republicanos, ayudando a su unificación de cara a la elección presidencial.
Lo que sí es cierto es que pase lo que pase, electoralmente hablando, es más que necesario que Barack Obama “recargue baterías” y tenga un segundo aire que le ayude a terminar su periodo con la frente en alto. Ya se dio cuenta que los problemas no se resolverán debido a su erudición y mucho menos a su ideología. Su elección hizo historia, pero su actuación hasta hoy pide a gritos ser olvidada. El obstruccionismo republicano está ahí, es implacable e innegable, pero eso no es excusa suficiente para lo que empieza a verse como un gobierno sobre-politizado, cuentero y peor aún: fallido.
Cuando un amigo se va
Eric Holder, Procurador General de Justicia desde el inicio del gobierno de Obama, primer afroamericano, y el cuarto de mayor duración en el puesto, ha anunciado su renuncia efectiva al momento en que se le haya encontrado sustituto y este fuese confirmado por el Senado. Todo ello puede tomar varios meses. Una nueva pifia de la administración por cierto, ya que no son pocos los analistas que se preguntan cómo es posible que la propuesta de reemplazo no esté lista ya, ganándole así tiempo al tiempo. Lo que sucede es que el actual Senado dominado por los demócratas posiblemente seguirá en esa situación solo hasta el mes de Enero cuando los nuevo Senadores sean juramentados, y a partir de entonces el escrutinio de una mayoría republicana sobre el nominado para encabezar el Departamento de Justicia sería mayor, dificultándose así el margen de maniobra para que Barack Obama instale ahí a alguien de su entera predilección.
En cuanto a Holder, un “alma gemela” de Barack Obama políticamente hablando, es fácil de entender porque el Presidente no tiene empacho en hacerle ver a todo mundo su afinidad con él. Si se cree que en una República los miembros del gabinete deben de funcionar como una especie de “fusibles” que reciban los impactos de la crítica, protegiendo así al Presidente, entonces Holder cumplió plenamente. Criticado acremente no solo por la derecha que no vio con buenos ojos sus posicionamientos políticos, discretos, elegantes pero claros, especialmente en cuanto a asuntos raciales y de Derechos Civiles, sino también por la izquierda que esperaba “mucho más” sobre todo en el tema de las libertades civiles en donde la actual administración se vio más “Bushista” que Bush, Holder se va así con bastantes impactos en relación a su actuación. Excepto en el área de la lealtad hacia su jefe, como debe ser, claro.
¿Será por ello que a pesar de la crítica se le menciona como el “bueno” de Obama para la primera oportunidad que se presente en la Suprema Corte de Justicia? Vale decir que en independencia de lo que se opine sobre tal idea, esto tendría que ocurrir muy pero muy pronto pues difícilmente un senado republicano confirmaría a Holder en la “corte más alta del planeta” como algunos norteamericanos suelen llamarla (!).
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