Garantiza jueza respeto a ‘Z-40′
Miguel Ángel Treviño, “El Z-40″, el hombre acusado de homicidios, secuestros, mutilaciones y tortura, entre otros delitos, solicitó de una jueza -y ésta se lo concedió-, un amparo para no sufrir abusos de las autoridades judiciales.
La jueza Sandra Leticia Robledo Magaña otorgó una suspensión para proteger a Treviño contra actos de incomunicación, tortura y maltrato por parte de los agentes de la SEIDO.
Además, la misma juzgadora ordenó la visita de un actuario adscrito al Poder Judicial federal para verificar que “El Z-40″ no haya sido, ni esté siendo, sometido a malos tratos durante su estancia en la Subprocuraduría.
Treviño está vinculado con el secuestro y homicidio de 265 migrantes en Tamaulipas y tiene 7 órdenes de aprehensión por su presunta participación en delitos como delincuencia organizada, delitos contra la salud, tortura y lavado de dinero.
De acuerdo con la lista de acuerdos publicada ayer por el Consejo de la Judicatura Federal, el jefe de Los Zetas promovió, entre el 15 y el 16 de julio, cuatro amparos ante el Juzgado Primero de Distrito de Amparo en Materia Penal del Distrito Federal.
Los pidió como protección contra cualquier detención, retención e internación ilegal; incomunicación, golpes, azotes, maltratos, tortura, y la publicación de sus datos personales.
De acuerdo con los expedientes 715, 716, 717 y 722/2013, las solicitudes de amparo son en contra de posibles acciones de Rodrigo Archundia, titular de la SEIDO; Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República, y del titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra la Salud de la SEIDO.
Con base en la lista de acuerdos, la jueza Robledo Magaña concedió una “suspensión de plano” por posible tortura e incomunicación.
Es decir, requirió a las autoridades de SEIDO que, de existir dichos actos en contra de Treviño, éstos sean suspendidos de inmediato y sus garantías individuales sean respetadas.
Dicha suspensión se concede de forma inmediata tras ser presentada la solicitud, dado que se toma por cierta la acusación del detenido; por lo mismo, el juez debe verificar que no haya malos tratos ni aislamiento.
Según fuentes del Poder Judicial, Robledo Magaña ordenó ayer a un actuario adscrito al Juzgado Primero de Distrito, visitar a Treviño durante su estancia en la SEIDO, para verificar que sus derechos se estuvieran garantizando.
Durante la visita, el actuario constató que Treviño no estuviera incomunicado, ni que fuese víctima de malos tratos, aseguraron las fuentes.
Un narco temido por su crueldad
El líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, era temido por propios y extraños por su crueldad.
La tortura le identificó como una de las formas para intimidar a sus rivales y disciplinar a sus propias filas.
Quien iniciara como pandillero en su natal Nuevo Laredo, llegó a convertirse en el jefe de plaza de esa ciudad fronteriza para Los Zetas y resaltar como uno de los principales defensores de la organización, mediante la eliminación de rivales al Cártel del Golfo, de quien entonces Los Zetas eran el brazo ejecutor.
De acuerdo con fuentes ministeriales, él mismo llegó a participar en enfrentamientos contras autoridades y grupos contrarios. Incluso, llegó a participar directamente en los interrogatorios a integrantes de otras organizaciones que pretendían operar en Tamaulipas.
En sus guaridas o centros de entrenamiento, el Ejército llegó a encontrar tablas de madera con sangre, taladros, tambos con restos humanos, palos con clavos y cadenas, y chalecos o gorras con la sigla “Z”.
En 2010 se fracturó la relación entre Los Zetas y el Cártel del Golfo, lo que provocó, además de una guerra entre ambos bandos, la expansión de sus dominios.
Para 2011, de acuerdo con un reporte de la Policía Federal fechado en ese año, Los Zetas – ya con Treviño Morales al frente junto con Heriberto Lazcano, El Lazca- tenían presencia en 22 estados del País.
Su influencia también hizo eco en Estados Unidos, principalmente en las entidades sureñas como Texas, Nuevo México, Colorado, Atlanta y California.
Esa expansión le llevó a Treviño Morales a resistir las ofensivas de cárteles como el Golfo, del Pacífico, La Familia Michoacana, y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, cuyas células se hicieron llamar los “Matazetas”.
Treviño hizo frente a esos embates con el reclutamiento de guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, principalmente, muchos de ellos capturados en territorio mexicano mientras pretendían llegar a los Estados Unidos.
Del secuestro a migrantes y empresarios, el cobro de piso a negocios, el tráfico de drogas y armas, así como del robo de vehículos y maquinaria, Treviño y el Lazca comenzaron a soportar la guerra por el control de plazas, principalmente de Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí, de acuerdo con los expedientes ministeriales.
Por la defensa de las plazas varios de sus lugartenientes quedaron expuestos a las autoridades federales.
Bernardo González Castillo, El Memín, fue abatido en Cancún por el Ejército; Martín Omar Estrada, “El Kilo”; fue detenido por la Marina en Tamaulipas; otro de sus alfiles en Guadalupe, Nuevo León, identificado como Juan Carlos Córdoba Ocaña, El Furcio, fue abatido.
En julio de 2011, el líder de los Zetas comenzó a resentir sus operaciones con la captura de Jesús Enrique Rejón Aguilar, “El Mamito”, detenido por la Policía Federal en el Estado de México y después de Cristóbal Flores López, “El Golón”, quien controlaba el Municipio de Anáhuac, Nuevo León, y servía de alerta para el paso de militares Nuevo Laredo.
El desmoronamiento vino con la captura por parte de la Armada de uno de sus líderes regionales: Raúl Lucio Hernández Lechuga, mejor conocido como “El Lucky” y que dominaba Veracruz y Puebla; después, a inicios de 2012, con la aprehensión de Luis Sarabia, “El Pepito Sarabia” o “Z-44″, líder de las plazas en Nuevo León y Coahuila.
Para colmo, Treviño tuvo que sortear la división interna en Los Zetas, encabezadas por Iván Velázquez Caballero, “El Talibán”, quien tenía el control de San Luis Potosí y ambicionó otros territorios.
Con esto el “Z-40″ tuvo que remar contra corriente, suponen las investigaciones que pesan contra Treviño.
A la par, en Estados Unidos se ventilaba el proceso judicial contra su hermano José, donde un jurado de Texas lo condenó a 20 años de cárcel por lavar dinero proveniente del narcotráfico.
El proceso implicó la incautación de bienes de los Morales Treviño en Estados Unidos, incluidos diversos caballos cuartos de milla.
Para octubre de 2012 se enteró de la muerte de Heriberto Lazcano, el Lazca, en Coahuila, por parte de la Marina.
Aunque el fallecimiento del capo no fue tan determinante para Treviño, debido a que el capo, ex integrante de las Fuerzas Especiales del Ejército, ya no pesaba en las decisiones de Los Zetas debido a una presunta enfermedad, el “Z-40″ tuvo que lidiar con la gente de El Lazca, que pretendía liderar varias plazas del norte del País, indican fuentes federales.
Esto terminó por desesperar a Treviño e intentar restablecer el poderío de Los Zetas, en diversas regiones, principalmente el noreste.
El plan era hacerlo de manera personal, se indicó, decisión que lo dejó al descubierto.
Reforma