Instituciones, partidos y políticos a prueba con la paridad en el 2018

En Sonora observaremos una elección inédita: las mujeres competirán en igualdad de condiciones. En este escenario, sin embargo, aún existen escollos que debemos afrontar y vencer
Por Olga Haydeé Flores
La ruta que va del derecho de las mujeres al voto, pasando por las cuotas de género, hasta el principio de paridad hacia la integral y activa participación política, ha sido un sendero largo, duro y escabroso de transitar. La lucha para trasformar los hilos de la historia y la arcaica cultura aceptada y normalizada de las mujeres excluidas del ágora pública ha derrumbado el muro del patriarcado, y hemos avanzado con determinación en la búsqueda del derecho a la igualdad como ciudadanas y como seres humanas.
Los pasos han sido difíciles y los trechos lentos, pero firmes; primero, para alcanzar y asegurar espacios simbólicos y, después, para garantizar la igualdad de la presencia paritaria en los ámbitos público-políticos. Esto ha cimbrado las formas anticuadas de hacer y concebir la política, a la vez que ha significado la modificación de los paradigmas de participación en la vida interior de los partidos.
Amalia Valcárcel, feminista y filósofa española, se hace la siguiente pregunta: ¿A qué llamamos paridad?, y responde: Por raro que parezca, estamos empezando el camino de la libertad y de la democracia, y el camino de la paridad es el mismo de la libertad y de la democracia; con la paridad las mujeres, estamos empezando a adquirir un lugar en lo público y político, y tenemos que utilizar esos espacios, lo cual va a ser difícil porque estos ámbitos de paridad son extremadamente resistentes.
Resulta evidente que ahora los partidos y los políticos se refugian en el pragmatismo y en la exigencia de excelencia para las mujeres; por ello, esta elección, que históricamente asume como parte intrínseca de su proceso a la paridad, la tenemos que observar y evaluar para garantizar que las leyes y reglas que impulsamos sean funcionales y efectivas en los hechos. Tenemos la obligación de asegurarnos de que, en la elección del 2018, la presencia de las mujeres se incremente, en concordancia con lo establecido en los acuerdos entre México y las Naciones Unidas, relativo a alcanzar una masa crítica de mujeres mayor a un 30% en el Senado, la Cámara Baja, los Congresos locales, las Presidencias Municipales, sindicaturas y regidoras.
Sonora es pionero en instalar la paridad en la Constitución Política del Estado y el marco normativo articula claramente el mecanismo para la aplicación efectiva de la participación de las mujeres en el proceso electoral. Por primera vez, los partidos políticos, sin ningún tipo de omisión o evasión, habrán de proponer obligatoriamente 50% de candidatas a diputadas de mayoría relativa al Congreso del Estado (paridad horizontal) y en las listas de representación proporcional. 50% de candidatas a presidentas municipales, además de proponer a las mujeres a municipios y distritos donde los partidos en la contienda anterior hayan obtenido más votos; por igual, los partidos políticos habrán de observar la alternancia en la conformación de las planillas de Ayuntamientos (mujer–hombre, paridad vertical), respetarán las fórmulas de un mismo género y prevendrán, combatirán y sancionarán la violencia política.
Hoy, aquí en Sonora, observaremos una elección inédita: las mujeres competirán en igualdad de condiciones. En este escenario, sin embargo, aún existen escollos que debemos afrontar y vencer, como la falta de acciones afirmativas. En la actualidad, contamos con herramientas y mecanismos de defensa para erradicar las tentaciones de evadir las leyes y las numerosas sentencias y jurisprudencia útiles para denunciar y hacer que se cumplan los derechos ganados “a golpe de sentencias”.
Las mujeres de los partidos tienen la obligación de hacer que se cumpla con la paridad vertical y horizontal en las candidaturas y las vías jurídicas para hacerlo, en el supuesto de que no lo hicieran; las mujeres tendrán, la responsabilidad de enviar un mensaje de resistencia, negarse a ceder sobre sus derechos, e insistir en la creación de la cultura del respeto al mérito, con el fin de eliminar las prácticas utilitarias del potencial de las mujeres a conveniencia de los grupos de interés; de ellas, las militantes depende, en gran medida, las nuevas rutas de la participación política.
Las mujeres estamos listas para observar el cumplimiento de los mecanismos y procesos de la paridad; estamos pendientes de que estos avances de las mujeres no se presten para el falso discurso de prometer y no cumplir, menos hoy que los tiempos, en todo el mundo, nos marcan un insalvable compromiso con la democracia y con los derechos humanos.
Tenemos el privilegio de vivir en el siglo XXI, en un Sonora con expectativas inusitadas e inéditas, gobernado por una mujer. Ello nos permite vislumbrar la esperanza de que este año sea el momento histórico para las miles de niñas que florecen, para la generación de jóvenes de rostro alzado y voces fuertes, anhelantes de un futuro que las identifique plenamente como ciudadanas en su tierra.
*Mtra. Olga Haydeé Flores Velásquez. Red de Mujeres Plurales de Sonora.