DestacadaHéctor Rodriguez Espinoza

Junio 5

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“Todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida. Los Estados garantizarán en la máxima medida la supervivencia y el desarrollo del niño”.

—Artículo 6, Convención UNICEF de derechos del niño

Por Héctor Rodríguez Espinoza

  1. “Es imposible evadir la tragedia humana y sus causas, protagonistas, víctimas, consecuencias, daños y su reparación moral y material.

Ante la desgracia iniciada a las 14.52 hrs. del día con el que título este artículo y como un universitario más de la sociedad civil, con el privilegio de un tiempo y un espacio en los medios, no me es dable callar, sería un silencio primo de la indiferencia y de la complicidad.

Seré respetuoso y objetivo como estudioso de la Filosofía del Derecho.

  1. Terminada la etapa armada de la Revolución mexicana, pactada en Querétaro la promulgación de la Constitución Política de 1917, las joyas de esa corona suprema fueron los artículos 27 y 123.

El primero estipuló el reparto del oprobioso latifundio porfirista colonial, que hizo decir a Terrazas: “Yo no soy de Chihuahua, ¡Chihuahua es mío!”. A casi 100 años, la mitad de la tierra se ha repartido a 47,000 ejidos y comunidades, pero la mayoría languidecen y lo que han producido son millones de jornaleros y migrantes.

El art. 123 fue la respuesta de los constituyentes a la demanda obrera en Cananea: “Jornada de 8 horas y 5 pesos diarios”, ahí consagradas y reglamentadas en la Ley Federal del Trabajo de 1931, reformada en 1970.

Los obreros son como el gigante Atlas de la leyenda griega, que sobre sus llagadas espaldas sostiene la producción nacional con un salario mínimo de $50. Al lado del Derecho del Trabajo y Previsión Social, nació uno nuevo, el Derecho de la Seguridad Social.

Como la Constitución política debe traducirse, de poesía jurídica en instituciones, nacieron el IMSS, el ISSSTE y los Institutos estatales, red que, hasta hace dos décadas, era ejemplo latinoamericano: atención médica, farmacéutica y hospitalaria hasta tercer nivel, guarderías, espacios culturales y deportivos y pensiones jubilatorias.

¿Dónde quedó aquella admirable seguridad social?

No olvidamos que, gracias a las políticas de salud pública, una hazaña en el siglo XX fue subir la edad promedio de 35 a 75 años. Por ello —pero también por la opacidad en el uso del esfumado capital millonario de esos Institutos—, están quebrados, bombas de tiempo detenidas y financiadas, no con las cuotas obrero patronales, sino con fondos fiscales que se quitan de los planes de desarrollo y programas de los tres órdenes de gobierno, para evitar una crisis peor y levantamientos de consecuencias impredecibles.

Esta escalada crisis que depaupera a las familias pobres y a las de clase media baja, obliga a las madres —solteras, casadas, divorciadas o viudas— a completar el gasto doméstico del otrora único proveedor, trabajando 8 horas diarias y dejando a sus críos en las guarderías.

De ahí las recientes reformas a sus legislaciones, que aumentan las cuotas y alargan la edad de retiro. Se habla de su desmantelamiento por políticas públicas de corte neoliberal. Y en Sonora, con excepción de los profesores y los burócratas, tenemos la espada de Damocles los universitarios afiliados.

Por los 44 niños muertos (viernes 11, 8.54 hrs), los gravemente quemados (de aciago futuro) y sus dolientes familiares (enlutados para siempre), se trata del acontecimiento más triste en la tricentenaria historia de Hermosillo y del país, en un barrio proletario sin nombre siquiera —“Y griega”— y en una esquina de las calles que simbolizan su condición: “Mecánicos” y “Ferrocarrileros”.

Conmovió al mundo entero literalmente, top stories en Canadá, incluido el Papa Benedicto XVI. Nunca los obituarios habían ocupado media plana y vaya que a diario somos bombardeados por noticias tintas en sangre, enferma o inocente, que curten nuestra delgada capacidad de indignación.

Los comentarios en línea de todos los medios electrónicos e Internet son ácidos y acusadores.

III. En el fondo como punta de un iceberg, al parecer se trata de un accidente, producto de lo que, en Derecho civil, se llama de responsabilidad civil objetiva o riesgo creado, imperceptible a simple vista, pero no para los expertos en riesgos, sean del área de protección civil del sector público o de las empresas privadas, que deben asesorar y prevenir a quienes ofrecen un servicio público subrogado a un particular, máxime tratándose del tesoro guardado. El tema de la reparación de los daños patrimonial y extra patrimonial o moral, ha quebrado la cabeza a los juristas civilistas y penalistas y hasta la Jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia sostiene tesis oscilantes, en el derecho a reclamarlos, a la jurisdicción, al procedimiento y a su caudal probatorio.

  1. El IMSS desde 1984 —de Genaro Borrego, Santiago Levy, Juan Molinar Horcasitas y Daniel Karam— creó el programa de Guarderías que (Reforma, 13 mayo 2008) promovió: “Atrae como negocio. La recuperación de la inversión está garantizada en tres años, dijo su coordinadora. … es una de las franquicias más atractivas…, su utilidad anual sobre lo invertido en un año puede oscilar entre 25 y 35%.”

En ese esquema operan mil 526 guarderías subrogadas por el IMSS, en las que se atiende a 223 mil menores, de 40 días a 4 años.

  1. Es fácil, pero inconveniente e irresponsable, caer en el terreno de las especulaciones y condenas o acusaciones.

Mal las esquelas de candidatos a gobernador. Peor el protagonismo de algunos insensibles.

No se trata de una acción con dolo o intención dañosa delictiva ni criminal. Pero sí hay circunstancias causales que están siendo investigadas y dictaminadas en sendas Averiguaciones Previas por las autoridades competentes y serán puestas al juicio —al mejor prudente juicio— de los jueces y magistrados del fuero común y, seguramente, de los tribunales federales, para un posible Fideicomiso de las indemnizaciones.

Al margen de su presunta responsabilidad, no es menor el respetable pesar de las tres familias hermosillenses subrogatarias de la Guardería y el de las de los funcionarios públicos involucrados. Son humanos —no terroristas, zetas ni sicarios, para lincharlos—, están marcados para siempre y su prisión moral será perpetua. Además de un equipo de abogados, también necesitan de auxilio espiritual y psicológico. Y, dándoles el beneficio de la duda razonable, quisiera pensar que, en su fuero interno, desearían dar todo su efímero poder y riquezas terrenales, si a cambio pudiesen regresarle su vida y salud a las víctimas directas e indirectas.

Admiración para los héroes anónimos.

Pero ¿y qué propongo? Revisar YA todas las guarderías, reformar la Norma Oficial Mexicana y el esquema legal de sus servicios y construir, en el sitio, una Guardería modelo “Niños mártires del 5 de junio”.

Para esos niños no habrá un “vivir mejor”, ni un “siguiente nivel”, ni “soy el número 1” ni “así sí gana la gente” de la niña Marianita (Lemas de las campañas a la gubernatura).

La resolución judicial definitiva, en su momento, deberá ser compendio de la verdad y justicia y una lección de pedagogía social y cultural.

Pero jamás las familias victimadas serán las mismas.

Pero jamás Hermosillo y todas sus familias seremos las mismas desde las 14.52 hrs. del Junio 5 del 2009.”

(Artículo escrito el domingo 7 de junio del 2009 y publicado, a una semana del suceso, el viernes 12, en Primera Plana y portales electrónicos). 

 Fin

Poco es lo que podríamos agregar al libro de denuncia testimonial y seguimiento jurisdiccional de la talentosa y sensible colega periodista Lourdes Encinas, en su libro “49 razones para no olvidar.» ¡Léanlo!

“Si 49 niños no fue suficiente ¿qué tiene que pasar para actuar con energía?”:

Ministro Arturo Saldívar.

  1. Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Junio 9 del 2007.