La corrupción ha sumido al país en la anarquía: Samuel Ocaña
Por Imanol Caneyada/
El ex gobernador, junto con los panelistas Guillermo Noriega, Leticia Cuesta, Alfonso López y Marcelo Meouchi exhorta con urgencia a los jóvenes estudiantes de la Unikino a sumarse al combate contra la corrupción y la impunidad
El pasado martes 30 de agosto, el ex gobernador de Sonora Samuel Ocaña, lúcido y contundente, vigoroso con sus más de ochenta años encima, les pidió a los estudiantes de la Universidad Kino que dejaran a un lado la apatía y la indiferencia y que se organizaran para sumarse al combate contra la corrupción.
En palabras del médico de Arivechi, la corrupción ha sumido al país en la anarquía y únicamente la sociedad organizada puede poner fin a este cáncer que desde hace un siglo carcome a México. La solución no vendrá desde el gobierno, aseguraba Ocaña con una energía sorprendente, haciendo alusión al Sistema Nacional Anticorrupción, porque ellos son el problema, no quieren que se solucione.

En el mismo tenor, los acompañantes de Ocaña en el panel Transparencia y Sociedad convocado por la Unikino dentro de la Semana Transparencia Vs. Corrupción, insistieron en la inaplazable necesidad de que los jóvenes se integren a la sociedad civil organizada para intentar acabar con un mal que le cuesta al país 9% de su Producto Interno Bruto.
Además del ex mandatario sonorense, estuvieron en este ejercicio Guillermo Noriega, presidente fundador de Sonora Ciudadana A.C, Leticia Cuesta, actual directora de esta organización civil, así como el dirigente de Vigilantes del Transporte, Alfonso López y el presidente de la Coparmex Sonora Norte, Marcelo Meouchi.
La figura de Samuel Ocaña se impuso durante la charla con el abarrotado auditorio, en parte, por la contundencia de sus opiniones, que sorprendieron a propios y extraños, pues rara vez el médico ha roto el silencio y la discreción ha sido la tónica de su vida pospública.
La figura de Ocaña en este tiempo de ex gobernadores sobre los que pesan acusaciones penales, juicios, amparos y descrédito, surge con una autoridad moral legitimada en su propia existencia, totalmente ajena al oropel con que se retiran quienes han ostentado al poder.
Tal vez por ello, y por el respeto de los demás panelistas a las canas y la experiencia de este rara avis de la política sonorense, la voz del ex gobernador se impuso con un discurso demoledor.
Puso sobre la mesa tres aspectos que marcaron el devenir de la plática: días atrás el presidente de la República había declarado que la corrupción en México es una cuestión cultural; un día antes, en ese mismo auditorio, los estudiantes aceptaron que la corrupción en México es normal (luego aclararon que quisieron decir común), y remató aludiendo a Simón Bolívar cuando fungía como presidente de la recién independizada Colombia: Todo aquel funcionario que robe al erario público más de diez pesos, será fusilado.
A partir de estas tres ideas, el doctor Ocaña abrió el panel afirmando que la sociedad mexicana está enferma, se le está agotando la ética y la moral, el grave riesgo de inestabilidad es patente y corremos el riesgo de que triunfe la ley de la selva.
Hay que reconocer que estamos viviendo una especie de guerra civil de baja intensidad, dijo.
Luego, cuestionó duramente la apatía de los jóvenes universitarios en México. Tres millones de estudiantes existen en el país, ausentes de lo que está pasando, recalcó, callados, omisos.
¿Por qué?, les preguntó a los asistentes, la mayoría alumnos de la universidad convocante del ejercicio.
¿No les interesa esta epidemia de mujeres asesinadas por todo el país? ¿No les interesa las miles de ejecuciones? ¿Los diez millones de analfabetas existentes y los 40 millones de analfabetas funcionales?
Líder que protesta en México es asesinado, afirmaba Ocaña; por todo ello, dijo al final de su intervención, me pesa que los estudiantes en México no estén organizados y no se ocupen de los problemas del país.
Por su parte, el ingeniero Alfonso López, director de Vigilantes del Transporte, aseguró a la concurrencia que el transporte público en Sonora se negocia en lo oscuro, y se crean convenios a modo de unos pocos.
Según su experiencia, la transparencia en este rubro es totalmente simulada. Solicitaron al gobierno de Guillermo Padrés información sobre el costo de los camiones que había adquirido y respondieron que ésta era información reservada.
Volvieron a solicitar esta misma información al gobierno actual y aún no han recibido respuesta.

En cuanto a Marcelo Meouchi, la voz del empresariado en el panel, aseguró que la corrupción, pero sobre todo, la impunidad, le cuesta al país el 9% de su Producto Interno Bruto.
Además de ello, golpea duramente a la productividad y la competitividad y las principales víctimas son los que menos tienen, afirmó el líder de la patronal en Sonora.
Agregó que la organización que representa también está tomando medidas para acabar con los empresarios corruptos, cómplices del poder y cuyas empresas se benefician de estas prácticas, y promover un modelo de empresario comprometido con la ética.
El Sistema Nacional Anticorrupción, les dijo a los jóvenes, nos da los instrumentos para combatir la corrupción e impunidad, pero es apenas el comienzo, el camino será largo para conseguir un Estado de derecho con instituciones confiables.
Todos somos la corrupción, le espetó a los jóvenes, y todos tenemos que participar en el combate contra ésta.
En este tenor, el fundador de Sonora Ciudadana, Guillermo Noriega, insistió en que la sociedad es corresponsable de la corrupción, un problema muy complejo y estructural, pues existe en la política, en la familia, en la educación.
Cuando copiamos un examen o una tesis, cuando le ofrecemos al maestro un incentivo para que nos apruebe, ilustró el activista, estamos contribuyendo al problema.
Y un problema se resuelve cuando aceptamos que existe, por lo que un ejercicio como la Semana Transparencia VS. Corrupción es un primer paso importante, dijo Noriega.
Aceptó que las leyes contra la corrupción sirven, pero en este país de leyes sin justicia, afirmó parafraseando a Amnistía Internacional, las leyes no hacen la justicia sino que crean impunidad.
Por ello, al igual que los demás panelistas, insistió en la necesidad de que los ciudadanos se involucren desde sus diferentes trincheras para acabar con la simulación y lograr un país en el que prevalezca la certeza del castigo a quienes infringen la ley.
Leticia Cuesta, directora de Sonora Ciudadana, utilizó la primera acepción de la palabra corrupción para definir la situación que vive el país: aquello que se descompone, huele mal y no se puede utilizar.
Luego, la activista y comunicadora planteó una cuestión fundamental: la del amor a nuestra calle, a nuestra colonia, a nuestra ciudad, a nuestro estado, a nuestro país, un amor ausente en muchos mexicanos que únicamente piensan en ellos mismos y que con sus actos, desde los más nimios hasta los más graves, denostan, ensucian, manchan a México.
Habló de la urgencia de preocuparnos por nuestro entorno, de involucrarnos en la vida pública, de no sólo quejarnos, sino actuar.
Y pidió a los estudiantes que reflexionaran sobre el significado de nación: una comunidad humana con ciertas características culturales comunes, a las que dota de un sentido ético-político.
Al final, los estudiantes tomaron la palabra; por las ideas y puntos de vista que algunos de ellos expresaron micrófono en mano, salimos todos del auditorio con la sensación de que hay esperanza y posibilidades de cambio.