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La creencia en Dios ¿está reñida con la ciencia?

Son complementarios entre sí la teología y la ciencia. Y una no puede negar a la otra, sino que se sirven de soporte y enriquecimiento

Por Pbro. Erick Ballesteros

Comúnmente nos han vendido la idea de que un científico es una persona que niega la existencia de Dios, y que el ser creyente es sinónimo de crédulo o de ignorante. Y que una persona muy inteligente, tendrá que ser casi por fuerza atea. Especialmente en series de televisión, crean ficticios personajes, geniales por un lado pero por otro, vacíos de principios religiosos y morales.

Pues bien, aunque la ciencia y la religión son dos campos distintos uno del otro, de tal forma que el método científico difiere del método propio de la teología, en uno es el inductivo-deductivo, basando todo sobre la razón, en la teología es la revelación y la base es la fe, sin embargo ambos tienen como principio y causa al mismo Dios creador en la ciencia y Dios que revela en la Teología. Son complementarios entre sí la teología y la ciencia. Y una no puede negar a la otra, sino que se sirven de soporte y enriquecimiento.

Y esto lo han entendido muy bien los grandes hombres de ciencia que en su mayoría  han sido fervientes creyentes de la existencia de Dios.

Dice San Pablo en Rom. 1, 20: “En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles después de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas.”

La misma ciencia ha sido para muchos, confirmación de su fe. Para el médico conocer la perfección del cuerpo humano, para el astrónomo el orden e inmensidad de los cielos, para el ingeniero, las propiedades de los materiales, las leyes que los rigen, todo, les habla a ellos de una inteligencia superior, infinita, creadora, llena de amor que llaman Dios.

Algún científico de segunda habrá dicho que la ciencia lo ha llevado a tener libertad intelectual, y que nadie que se precie de hombre de ciencia creerá en la existencia de Dios.

No piensan igual que este pequeño científico por ejemplo Max Planck, Premio Nobel de Física, afirma: “No se da contradicción alguna entre la Religión y las Ciencias Naturales; ambas son perfectamente compatibles entre sí”.

Ni tampoco Newton, genial físico, astrónomo y matemático, fundador de la física teórica clásica, afirmó: “Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del Universo no han podido sino salir del plan de un Ser omnisciente y omnipotente”.

Kepler, uno de los mayores astrónomos, afirma: “Dios es grande, grande en su poder, infinito en su sabiduría… Día vendrá en que podremos leer a Dios en la Naturaleza, como lo leemos en las Sagradas Escrituras”.

Linneo, fundador de la Botánica Sistemática, ha dicho: “He visto pasar de cerca al Dios eterno, infinito, omnisciente y omnipotente y me he postrado de hinojos en adoración”.

Gauss, uno de los más grandes matemáticos y científicos alemanes: “Cuando suene nuestra última hora, será grande e inefable nuestro gozo al ver a quien en todo nuestro quehacer sólo hemos podido columbrar”.

Liebig, famoso químico: “La grandeza e infinita sabiduría del Creador la reconocerá realmente sólo el que se esfuerce por extraer ideas del gran libro que llamamos Naturaleza”.

Robert Mayer, gran científico naturalista, colaboró en la fundamentación de la ley de la conservación de la energía: “Acabo mi vida con una convicción que brota de lo más hondo de mi corazón: la verdadera ciencia y la verdadera filosofía no pueden ser otra cosa que una propedéutica de la religión cristiana”.

Edison, el inventor más fecundo, 1.200 patentes: “Mi máximo respeto y mi máxima admiración a todos los ingenieros, especialmente al mayor de todos ellos: Dios”.

Schleich, célebre cirujano: “Me hice creyente a mi manera por el microscopio y la observación de la naturaleza, y quiero, en cuanto esté a mi alcance, contribuir a la plena concordia entre Ciencia y Religión”.

Millikan, gran físico, Premio Nobel: “Puedo, de mi parte, aseverar con toda decisión que la negación de la fe carece de toda base científica. A mi juicio, jamás se encontrará una verdadera contradicción entre la fe y la ciencia”.

Eddington, famosísimo astrónomo: “Ninguno de los inventores del ateísmo fue naturista. Todos ellos fueron filósofos muy mediocres”.

Entre otros 1,000 testimonios más de científicos que creían en la existencia de Dios. De tal forma que para los más grandes e importantes científicos era algo muy importante su fe en la existencia de Dios.

Cualquier científico incluso que se precie de tal, tiene que reconocer la circunstancia de que el camino por donde avanza la Ciencia está empedrado de nombres católicos:

¿Tiene que medir algo de manera exactísima? Usará Nonius o Vernier; pero los que inventaron esas medidas eran católicos.

Tiene que usar un plano cartesiano para resolver problemas. Descartes quien lo inventó era católico.

Cuando se mide la tensión eléctrica en voltios está usando una medida inventada por Volta, un católico. O la intensidad eléctrica, usará amperios, que se deben a Ampére, católico.

Cuando tenga que usar un galvanómetro, o al menos una chapa galvanizada tendrá que pensar en Galvani, también católico.

Si llega a usar un telégrafo recordará a Branli y a Marconi, católicos también.

O incluso si quiere hacer uso de los Dínamos tendrá que acordarse de Pacinoti, católico también obviamente. Si usa el Barómetro, o el estetoscopio, los rayos X, el helicóptero, y mil cosas más y mil avances científicos que han facilitado enormemente la vida, usan cosas inventadas o descubiertas por un científico católico, creyente en la existencia de Dios. Por tanto el negarla afirmando que la ciencia y religión son incompatibles es gran ignorancia y poca ciencia.

 

Para dudas y consultas escribirme al correo electrónico: padre_erickballesteros@hotmail.com