
El reto está planteado: aprovechar el bono demográfico, invertir en educación dual, innovación, pymes y cadenas de valor, o resignarse a que la ventana de oportunidad se cierre
Por Guillermo Moreno Ríos
En agosto de 2025 coincidieron dos mensajes en INCIDE, aunque diferentes en forma, comparten un mismo fondo: México está en el centro de una oportunidad histórica, pero Sonora corre el riesgo de perder el paso.
Por un lado, Benjamín Suárez, representante de American Chamber of Commerce of México, presentó un análisis titulado “La Era de Norteamérica”. Un documento que desnuda las tendencias globales: mientras China gana terreno en las exportaciones mundiales —con un avance cercano al 10% en dos décadas—, Norteamérica ha perdido competitividad, con una caída de 8 puntos en el mismo periodo. Asia y Europa fortalecen sus cadenas intrarregionales; nosotros, en cambio, nos rezagamos.
El T-MEC es todavía el gran escudo del bloque. La frontera México–Estados Unidos es la más transitada del planeta: un millón de personas y medio millón de camiones cruzan a diario, equivalentes a 100 millones de dólares por hora en comercio.
Desde 1993, las exportaciones mexicanas a EE.UU. han crecido 864% y las estadounidenses a México un 565%. El 40% de lo que exportamos contiene insumos norteamericanos, lo que demuestra que no somos simples vecinos, sino engranes de una misma maquinaria industrial.
En 2023, México se convirtió en el primer socio comercial de Estados Unidos, desplazando a China, impulsado por el fenómeno del nearshoring. Sin embargo, el déficit comercial estadounidense con nuestro país se ha multiplicado por 2.7 desde 2016.
El reto está planteado: aprovechar el bono demográfico, invertir en educación dual, innovación, pymes y cadenas de valor, o resignarse a que la ventana de oportunidad se cierre.
En paralelo, Antonio Proto, representante de Desarrollo Económico de Phoenix en México, envió un mensaje igual de contundente, pero desde el terreno práctico: Phoenix, la quinta ciudad más grande de Estados Unidos, es ya un polo de innovación y manufactura avanzada. Hoy alberga más de 1,474 empresas extranjeras, aporta el 56% de las exportaciones de Arizona y es la ciudad número uno en crecimiento manufacturero.
Proto no solo habló de semiconductores: aseguró que Phoenix está abierta para todo empresario que quiera emprender allá. Su oficina en México acompaña y asesora a quienes busquen instalarse, en procesos que pueden resolverse en seis meses.
Eso sí, advirtió de los muros invisibles que pesan más que los aranceles: los temores financieros, el desconocimiento logístico y, sobre todo, las barreras culturales que nos atan a esperar que el gobierno lo resuelva todo.
Su frase quedó grabada: “Está la danza de los millones y todos queremos bailar en ella”. Los capitales ya se mueven. La música está sonando. La pista está abierta. El problema es que Sonora, con demasiada frecuencia, llega tarde al baile.
Aquí es donde entra INCIDE. Como colegio multidisciplinario, tiene la capacidad de formar a la próxima generación de profesionales que entiendan estos cambios globales y sepan insertarse en ellos. Como consejo integrador, puede articular a empresarios, gremios y academia en una agenda estratégica que supere las divisiones locales y se enfoque en aprovechar el T-MEC y la relación Sonora–Phoenix.
Y como medio de consulta y análisis, a través de la revista y los foros que organiza, INCIDE puede ser el espacio donde estas discusiones no solo se documenten, sino se traduzcan en acciones.
El desafío no es menor: Sonora tiene un bono demográfico que no durará para siempre, un vecino inmediato que ofrece asesoría y acompañamiento, y un bloque económico que puede devolverle protagonismo. Pero el tiempo apremia.
El mensaje de Suárez y Proto se resume en una sola advertencia: o Sonora atrae inversión, o se queda rezagado. Y el rol de INCIDE será decisivo para que la entidad despierte, se sacuda la dependencia del gobierno y se atreva a bailar en la pista de la “danza de los millones”.