
A los pobladores de Bután también les afectó la pandemia, sin embargo, la buena gobernanza, ha sido crucial para la supervivencia
Por Rosa Chávez Cárdenas
El Reino de Bután es un pequeño país en el Tíbet. Desde hace unos años la filosofía de este pequeño país llama la atención de la economía mundial, están interesados en su estilo de vida fuera del materialismo occidental. La felicidad de Bután se basa en cuatro pilares que sustentan a la sociedad: la economía, la cultura, el medio ambiente y el buen gobierno. Además de nueve ámbitos: bienestar psicológico, ecología, salud, educación, cultura, nivel de vida, uso del tiempo, vitalidad comunitaria y buen gobierno.
Comparando con los pilares de nuestro gobierno y sociedad, salimos reprobados, la economía muy afectada por la pandemia y la mala administración del gobierno, la corrupción y la violencia; de manera que ya nos han calificado como uno de los países más violentos del mundo. La sociedad muy polarizada por un gobierno que no genera confianza. En cuanto a la cultura afectada por modelos desechables que afectan nuestro folclor, rituales ancestrales que han ido desapareciendo y un individualismo de sálvense como puedan contrario al bien común.
La Felicidad nacional bruta (FNB) es un paradigma más humanizado, no es medir la felicidad individual, son las condiciones enfocadas en la calidad de vida, una economía más humanizada. El concepto fue implementado en 1972 por el cuarto rey de Bután, Jigme Singye Wangchuck. Actualmente el monje Rimpoche es reconocido como la quinta reencarnación espiritual y es el jefe del monasterio Sangchen en Bután. Ascendió a la edad de 19 años, ahora, doce años después se ha dedicado a enseñar al mundo los principios budistas independiente de la cultura y religión a través de la iniciativa Neykor.
En la pandemia decidió retirarse, como el Buda, se fue a las montañas a vivir a una cueva con poca comida, en condiciones climáticas adversas. Confirmó que la verdadera felicidad no tiene que ver con los fenómenos externos, es algo interior. Recomienda que dejemos de buscar la felicidad en experiencias externas y practicar los cuatro pilares: bondad, amabilidad amorosa, compasión, desapego y karma.
La bondad amorosa es la clave para generar felicidad a nivel personal y para los demás. Ser amables con uno mismo y por añadidura nos conduce a la compasión hacia los demás, estar seguros de que lo que hagamos puede beneficiar a la sociedad.
Como en todo el mundo, también enfrentaron la pérdida de trabajo, pero animaron a la población a elaborar recetas tradicionales con arroz rojo para que fueran lo más auténtico posible y los turistas pudieran disfrutar de sus platillos. El desapego o la impermanencia es un concepto budista raíz de la cultura de Bután. Rimpoché recomienda: “cuando algo sale mal, no te deprimas inmediatamente porque las cosas cambiarán”. Si aceptamos que todo es impermanente entonces puede haber un cambio y con el cambio hay esperanza. También es válido para las cosas positivas, nuestros apegos, aceptar que las cosas no duran, incluyendo el éxito y la riqueza, eso nos permite apreciar lo que verdaderamente tenemos en la vida.
El karma, es malentendido en occidente, la gente piensa que, si haces algo malo, te sucederá algo malo, como una venganza o castigo universal, pero no es así. Se trata de condiciones, y aceptar que las acciones y elecciones tienen un impacto en el mundo que nos rodea. Es como plantar una semilla de manzanas, obtendremos manzanas, no podemos esperar aguacates. Creer en el karma es una oportunidad para transformarnos, trabajar, esforzarnos en lo que queremos convertirnos y cosechar lo que queremos lograr. No sirve de nada querer que las cosas serán como antes porque la tierra no para y no vuelve hacia atrás.
A los pobladores de Bután también les afectó la pandemia, sin embargo, la buena gobernanza, ha sido crucial para la supervivencia. La rápida respuesta del gobierno al impacto del coronavirus ha sido elogiada en la comunidad internacional, suspendieron el pago de impuestos y otorgaron ayuda financiera a los ciudadanos. Los miembros del parlamento donaron su salario. Lo especial de los butaneses es que siempre tienen un sentimiento compartido de gratitud, de bienestar comunitario e identidad nacional.
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