La infalible estrategia para bajar de peso

La Nutrióloga, Mayra Valenzuela, explica por qué es usual que muchos desertan a las semanas de plantear su propósito de año nuevo y da pistas para vencer obstáculos y cumplir la meta
Por Emilio Martínez
Es habitual que, al llegar el Año Nuevo, las personas elaboren sus propósitos para el próximo año. Entre estos propósitos, suele encontrarse el deseo de mejorar la salud, cultivar una mejor relación con la dieta o incluso incorporar el ejercicio en su rutina.
En este sentido, es común en la conciencia colectiva reconocer que estos objetivos a menudo resultan difíciles de alcanzar, especialmente en la cultura mexicana, donde la estadística indica que muchos de estos propósitos no llegan a cumplirse. Tras unas semanas entradas en el año nos preguntamos ante esta realidad ¿Qué nos hace fallar? resulta pertinente conocer la perspectiva de un experto en nutrición sobre este tipo de fenómenos y por ello daremos respuesta a dicha interrogante de la mano de una entrevista con Mayra Alejandra Valenzuela, Lic. en Ciencias Nutricionales y especialista en diabetes.
¿Es acaso que una superstición que hace que los propósitos de año nuevo para bajar de peso fallen o que factores intervienen en que muchas personas que deciden de bajar de peso cada año no lo logren?
Con los propósitos al inicio del año existe cierta presión del entorno a hacer cambios, porque en año nuevo se toman las decisiones no más por tomarlos básicamente. El consejo para evitarlo sería realmente; hacer una evaluación de cómo te fue el año pasado; qué es lo que tienes que trabajar un poquito más en ti; darnos un clavado hacia el interior, los hábitos, nuestras costumbres, etcétera, esto para poder hacer un propósito realista, porque se fracasa cuando se ponen metas poco realistas, por ejemplo: “Quiero bajar 20 kg en 6 meses”, pero no sabes qué es lo que tendrías que hacer, no has trazado un plan y encima estas en el primer mes del año con rosca, con festejos de último minuto, con los tamales en la Candelaria, etcétera, son meses no tan fáciles para realizar los cambios, ya al mes que no hubo resultados drásticos se desanima. Otro de los factores que llegan a influir es que no hay un seguimiento real de lo que estamos haciendo. Como, por ejemplo, «nomás quiero bajar 10 kg, 20 kg», pero ¿OK? ¿Pero qué vas a hacer? Pues no he pensado. Entonces, no tener ese plan bien trazado también hace que sea más probable que fracasen en el objetivo.
Lo ideal es poner metas realistas y trazar un plan. Por ejemplo, en mi caso, no tomo suficiente agua; tomo menos de 1 L de agua porque siempre ando ocupado, pero eso sí, el café es regla. Entonces, mi meta será tomar 2 L de agua diarios, y voy a empezar poco a poco haciendo esos cambios. Una meta a la vez. Otro factor de fracaso es querer hacer muchos cambios de golpe. Por ejemplo, voy a comprar verduras, voy a tomar más agua, voy a bajar de kilos, voy a hacer 2 horas de ejercicio al día. Poner metas así no realistas o muchas metas a la vez abruman a la gente y los va dejando.
En resumen para tomar una decisión de tal magnitud ¿Qué es lo mejor que podemos hacer?
Definir pocas metas realistas y medirlas. Medir tu progreso. Por ejemplo, en el consumo de litros de agua al día, quiero tomar el primer mes un litro al día y me voy a bajar una aplicación en el teléfono. El teléfono tiene una aplicación de salud donde voy señalando: «ya tomé agua». Para ir viendo cómo completo eso. También ayuda a esa visualización y me ayuda a mantenerme motivado, porque la motivación no me dura de enero a febrero, básicamente. Otros factores por los que se tiende a fracasar son que dejamos las cosas para después. Dije que iba a comer verduras, pero mañana. Y mañana empiezo. Y vamos dejando así para un lado para después, y de repente, ya pasó. Pasó el auge del propósito. Pasó todo, y ya se nos olvida. Aquí entra la procrastinación. Estos son algunos de los factores más comunes para el fracaso. Finalmente no hacer un buen análisis de qué es lo que necesito cambiar, dejar para después los cambios, y querer hacer muchos cambios a la vez son los factores principales para el fracaso.
No todo tiene que ver necesariamente con la comida, más allá de acudir a un nutriólogo quizá para poder hacer un plan se podría acudir a otro tipo de expertos que nos puedan ayudar a hacer esos cambios…
Sí, de hecho, sería lo ideal; es una atención integral. Como tal, la psicología siempre es muy recomendable cuando se quiere hacer algún cambio, porque nos brinda herramientas para realizar esos cambios. Nos ayudan a analizar, nos ayudan a plantear metas realistas. No solo te dan una guía de qué es lo que necesitas hacer, sino que también te dan motivaciones. Incluso ofrecen algunas herramientas, como por ejemplo, el método SMART, que consiste en cómo plantearte un propósito u objetivo. Este debe ser preciso, cuantificable, y llevar un seguimiento, entre otras cosas. También es parte de lo que hacen los psicólogos para que vayas mejorando ciertos aspectos o logres tus objetivos. Entonces, siempre un psicólogo sería lo ideal en una atención integral, de la mano del psicólogo nutriólogo. Si es con una activación física, ejercicio para mejorar movimientos, etc., ahí entraría un entrenador o activador físico que guiaría esa parte. Se podría incluso establecer cuánto tiempo se debe invertir, cómo deben ser los descansos, porque también es necesario descansar para que el cuerpo pueda agarrar fuerza y crecer músculo, entre otras cosas. También se podría trabajar en una mejor rutina para la persona.
Siempre debemos ver a la persona de manera individual. No todas las maneras, trabajos, dietas o rutinas son para todos. Se deben adaptar a la persona, a sus gustos, costumbres, estado de salud, capacidad de movimiento, etc. Incluso se deben adaptar a su economía, es decir, a cuánto puede invertir para lograr sus objetivos. Todo eso se tiene que revisar y, con la mano de un médico, se podría evaluar su estado de salud en general a través de laboratorios que revisen expresiones, glucosa, etc., para priorizar qué objetivos necesita.
Además, la difusión de ciertas dietas, como la dieta de la manzana o la dieta del mango, se ha vuelto más política. ¿Qué opinan los nutriólogos al respecto de esas dietas?
Son dietas de moda que, efectivamente, un nutriólogo con conocimientos basados en evidencia y ética profesional no recomendaría de buenas a primeras. Hay protocolos y tipos de dietas que pueden ser beneficiosos dependiendo del paciente, como una dieta cetogénica que podría ser útil para alguien con epilepsia. Sin embargo, siempre se deben evaluar las opciones del paciente para determinar lo que más le conviene. No todas las dietas son eficientes de moda, ya que no son pensadas individualmente para cada paciente. Un nutriólogo evaluará factores como costumbres, hábitos, capacidad de ayuno y otros para establecer un plan de dieta eficiente y adaptado.
Para perder peso, el objetivo es simple: ingerir menos calorías de las que se gastan. Se evaluarán aspectos como el ejercicio, antropometría, peso, talla, cintura, porcentaje de grasa, masa muscular, etc., para determinar cuántas calorías necesita el paciente. Incluso si se realiza ayuno intermitente, si consumes más calorías de las que gastas, seguirás ganando peso. Aunque puede haber otros beneficios, el nutriólogo no solo trabaja en el peso, sino en diversas áreas de intervención.
*Mayra Valenzuela
www.facebook.com/nutriologa.mayravp