La leyenda de Steve Nicks o cuando la bruja canta

Por Manuel Gutiérrez
Recordar a Fleet Wood Mac, es recordar un suceso musical, pero también a una solista que como grupo y como cantante logró ingresar dos veces al salón de la fama, convirtiéndose en un bruja que canta, y que cosechó un éxito rotundo simbolizando la magia, el ocultismo, con ropas negras y capas que recordaban esa leyenda.
Steve Nicks, llevó una vida turbulenta, pero sus canciones siempre integraron un aura de misterio, una luna llena de fondo, y músicos de gran calidad que armoniosamente daban un buen fondo a una voz rara, nasal, con letras de sentido complejo, que pueden tener diversas lecturas.
Ciertamente, Steve Nicks, era un símbolo sexual, y a la par un símbolo musical. Fleet Wood Mac no logró un éxito global como los Beatles, pero logró un éxito consolidado con los años. Su música llenó los ochenta de una extraña inspiración. Eran buenos. Steve tocaba mínimo seis instrumentos.
El apodo, la aura de ser miembro de la Wicka, sociedad de ocultismo integrada por practicantes o conocedores de la hechicería y sus atuendos, terminaron por convertirla en una Bruja con todo el derecho.
Esto podría causar especial malestar entre los que desean que el arte sea siempre blanco, espiritualmente relacionado a valores cristianos, pero sus letras nunca ofendieron a la iglesia, ni demolieron la creencia en Dios.
Gilbert Sullivan, con su “Sólo otra vez” fue más demoledor en su letra, que tiene dos partes, una en que desesperado reniega de un Dios que lo abandono, y otra en duelo por su madre, en que le encomienda a Dios su alma. Ambivalente, pero nunca fue hostigado o denominado enemigo de Dios, bajo su negación o incluso en otros ambientes se desarrollaron músicos con inclinaciones satanistas, en que el principio del mal, es visto como bueno desde un ángulo relativista.
Por ejemplo, Mago de Oz, el grupo de rock español, además de rock pesado, es duro en sus letras y sus invocaciones que realiza a un poder maligno, y así como muchos otros grupos anglosajones o europeos, que mantienen pentagramas y parafernalia infernal.
Objetivamente, Gipsy de Fleetwood, por ejemplo la describe como gitana, que juega a la suerte, que dice el futuro, que ve más allá. Para Rhiannon, basada en una obra que leyó en un aeropuerto de ocultismo, fue una fuente de inspiración de esa letra, pero en realidad es soft.
Revisándola, entre simbolismos de espacio, amante, libertad personal, y promesa de darte el cielo —por el amor, obviamente— pero luego entran conceptos que la relacionan con lo oscuro, pero digamos un oscuro ligero: “—Ella es como un gato en la oscuridad—”.
“Y luego ella es la oscuridad, pero termina con frases de tomado por el cielo, y conceptos como el amor es un estado mental”, mucho ruido y pocas nueces para ser de lo más brujístico del repertorio.
Para la cantante nacida en el poco mágico Phoenix, formada en escuelas católicas de los Estados Unidos, fue un caos en las relaciones de las parejas que formaron Fleetwood Mac. Eran todo, menos estables. Todo mundo fue infiel, traicionó y terminó separándose, esto afectó la dimensión del grupo y eso se reflejó incluso en la música, originando canciones como “Silver Springs”, que aún se manejan en esos casos, la cual la cantó como un gran reclamo, frente al culpable su expareja Lindsay Buckingham, pero dieron lugar a un disco exitoso que les permitió enfrentar a grupos poderosos como los Bee Gees, grupos de rock, sin perder actualidad.
Incluso ahora en el siglo XXI Fleetwood Mac es vigoroso porque sus melodías son poderosas, suaves, y su cantante lleva a una atmosfera intimista, que no pasa de moda, Rumors, vendió 45 millones de copias y todavía mantiene el sello de calidad.
Una canción significa diferentes cosas en cierto momento. Por ejemplo, cuando Barbra Streinsand canta Somewhere, la audiencia entiende cosas diferentes, un persona en procesos sentimentales, la ve como una oportunidad de supervivencia y reinvención, pero si el público es de judíos, la situación de encontrar una nueva forma de vida, encontrando amor, en un nuevo lugar, “perdonando todo” te lleva a interpretar una actitud histórica o social, diferente… sólo ella que quiso dar como mensaje.
Es el mismo caso de la Bruja de Fleetwood, sus letras no son intransitables actualmente, pero en su tiempo provocaron a las buenas conciencias. Cuando comencé a escucharlas por alguien que compró el disco, me provocaron reacciones encontradas, pero no pude ser indiferente. La acepté por su calidad, porque no vi más embrujo que el musical y la voz.
No es por ejemplo el caso de la escritora Ann Rice, con las “Brujas Mayfair” y “La hora de las Brujas” o “La voz del Diablo” que sí revela mucho, demasiado del mundo oscuro sobre la potencia que origina cualidades metafísicas a las brujas, tales como telepatía, lectura interna del pensamiento, desdoblamiento y capacidad de percepción y negociación con el “Impusor” que hace que tengan poderes, en una relación posesiva y tóxica.
Al mismo tiempo que aborda el tema vampírico con los casos de Lestat, Armand, y una variada colección de vampiros milenarios, tiene una colección de 30 novelas, pero en su parte final, reconsideró su compromiso, parte del duelo sufrido por la muerte de su hija por leucemia, y ahora promueve la figura de Cristo, con una serie dedicada al fenómeno del Mesías, dentro de los parámetros cristianos para todo el mundo, —no católicos— en una especie de conversión tardía, o una recuperación de su atribulada alma o para librarse de no sé qué pactos si los hubo.
Steve Nikcs, no llega a tanto, pero supo aprovechar para llamar la atención la figura de la bruja, tema recurrente en la ficción, en el Hallowen, en Salem y la historia de Estados Unidos y de alguna manera convertirlo en parte del show, esto condimentado con una vida de drogas y excesos, no es precisamente edificante su vida, pero su misión era divertir, entretener, deleitar con su canto y su música, no dar clases de ética o sermones morales, que no suelen ser buen tema para canciones.
Simon y Garfunkel, son desde ese punto de vista más enconados, ateos, anti-Dios en sus composiciones, como “En los sonidos del silencio” que asimilamos como generación sin cuestionar los contenidos.
La forma en el show vence al contenido, pero reitera posturas críticas en Puente sobre aguas turbulentas y Mrs. Robinson, en que las menciones a Dios son precisamente reconvenciones, más que invocaciones.
Dustin Hoffman, pasó al infinito con la cinta “El Graduado” y una relación otoñal y maligna con Mrs. Robinson, que encara a la perfección la experimentada Ann Bancroft, que domina con su sexualidad la escena, y Katerine Ross, una estrella muy exitosa desde Bucht Cassidy y The SundanceKid, que es desplazada por la veterana superestrella.
Hoffman juega a ser seducido, y rompe con el influjo en un desenlace que lo consagró desde 1967 con un final que casi naufraga la fuerza del planteamiento, pero fue un éxito total.
Todo el arte, encierra visiones, ideología, contextualización del que lo crea, lo reitera o lo interpreta, el caso de la Steve Nicks, pasa como algo ligero, frente a la ofensiva que ahora plantea de otra forma, la visión de ideología de género, en el arte como una forma de seducción a las debilidades de las mayorías, que hacen ver el arte, como una forma avanzada cultural, pero en realidad un descenso a formas que no aprueban los códigos religiosos. La brujería de Nicks es más teatral, que real.
Hoy sigo con Fleetwood Mac, y sigo sorprendido de la calidad de ese momento en que los escenarios eran ocupados por sobresalientes talentos, al margen de que fueran como personas, los irreverentes, rebeldes como el caso de Jim Morrison, de Doors, o el de Mike Jaegger, que siguen todavía. Los Bee Gees, luego ascendieron pero Fleetwood, se sostuvo.
Nicks goza los homenajes que le hacen como en la serie Glee, en la recuperación del buen gusto de su música, a la que supo darle una envoltura misteriosa, pero solamente eso.
Si fue más allá, como Ann Rice, es su problema. Frente la medida del tiempo, que resulta breve frente al misterio de la eternidad, y en que jugaste con la marca equivocada es su cuento, no el nuestro.
Hay información que tenía su altar wicca, pentagramas, estatuas del diablo Baphomet, cuadros con imagen de Satán, pero Marylin Manson, estaba peor. Finalmente negó todo eso y tuvo que renunciar a ropa negra de diseñador, que no alcanzó a estrenar para quitarse la etiqueta además mucha gente la amenazó con agredirla por creerla bruja. Y mejor salió por la tangente.
Maestra del softrock, folkrock, blues rock, incluso del fideo-rock, si existe, dominaba con su voz el escenario, y tocaba el piano, teclado, armónica, sintetizador, percusiones y guitarra.
Ingresó al Salón de la Fama por segunda vez en 2019, triunfo con su álbum Bella Donna, y sus temas están entre las 500 canciones de todos los tiempos según la revista Rolling Stone, que le coloca en el número dos mundial de todos los tiempos, junto a gigantes como Springsteen, Dylan, Carole King y gente de ese calibre.
En lo filantrópico, creó una fundación Band of Soldiers, en 2006 para apoyar a las personas en servicio, visitando hospitales de heridos militares, incluso regaló un iPod a cada herido de guerra en las confrontaciones recientes para animarlos.
Formó parte del show American Horror Story, y tiene una película de un concierto en el 2020, 24 Karat Gold: Theconcert, trabajó con el grupo Gorillaz, en la producción OIL, más moderna no puede ser.
Su trabajo alentó a muchas estrellas que reconocen su influencia: Beyonce, Echosmith, Courtney Love, DixieChics, Sheryl Crown, Adele, Florence Welch, Harry Styles, Taylor Swift, Vanessa Carlton, Adam Levine, Lana del Rey y Lorde, entre otros.
Su mejor amiga y apoyo de voz en el grupo fue Christine McVie, la inglesa, que estuvo en un último concierto en San Francisco con Fleetwood Mac, nombre constituido en un juego de palabras de los integrantes, en 2019 y en un homenaje a Peter Green, uno de los fundadores de la banda en Palladium de Londres.
Las dos resultan como Lannie Hall-Karen Phillip, en el momento de Sergio Mendez y su Brasil 66, aunque luego ingresó Janis Hansen, y Hall terminó como mujer de HerbAlpert y triunfó como solista y el Tonto de la Colina, fue algo magistral en sus voces.
La bruja que canta, cuyas parejas darán para otra telenovela, declaró al respecto: “Nos vemos en el otro lado, cariño, no te olvides de mí” en tanto “Dreams”, me sigue fascinando y de bruja, no tiene nada, tiene mucho dinero. Los mexicanos en cambio estamos “brujos” y angustiados por la inflación del 6%.
Pero Chesterton, el pensador católico decía: “Si suprimimos lo sobrenatural, lo que nos queda es lo antinatural”.
Fleetwood Mac, era un grupo inglés, formado por MickFleetwood, Christine y John McVie, Steve Nicks, y Lindsey Buckingham. Su nombre real es Stephanie Lynn Nicks, eran de otro mundo, pero no del señor tenebroso.