Las Conductas Autodestructivas

“El dolor produce placer”, qué paradoja, el dolor causado a sí mismo proporciona alivio, sensación de control, libertad y adicción. Cuidado: por eso una vez que inician con un tatuaje o una cirugía estética, continúan con otras más
Por Rosa Chávez Cárdenas
La salud mental está muy afectada, es preocupante y merece atención de parte de los padres, la comunidad escolar y de los que nos dedicamos a la salud mental. Las conductas autodestructivas en los jóvenes, también llamadas autolesivas, se han incrementado desde que están atrapados en las redes sociales y en estos dos años de pandemia.
Este tipo de lesiones no solo suceden en los jóvenes en edad escolar, también es muy frecuente en los que padecen una discapacidad como: autismo, retraso mental y las causadas por un accidente.
Son varios factores los que están involucrados en el proceso de una autolesión desde las psicológicas, las fisiológicas y medioambientales. Vamos revisando lo que sucede a nivel cerebral. Es un hecho, en los tiempos modernos estamos atrapados en cantidad de estímulos de manera que la bioquímica cerebral trabaja de manera acelerada y busca la manera de disminuir la tensión con somatizaciones y lesiones dolorosas en su cuerpo.
“El dolor produce placer”, qué paradoja, el dolor causado a sí mismo proporciona alivio, sensación de control, libertad y adicción. Es por eso que una vez que inician con un tatuaje o una cirugía estética, continúan con otras más.
Las mordidas, comerse las uñas, golpes, cortarse la piel con cualquier objeto punzocortante (cutting), arrancarse el cabello (incluso de los genitales), quemarse y hasta los piercings que se ponen en la lengua y en cualquier zona de su cuerpo. El dolor activa el sistema químico del cerebro, el encargado de las emergencias. La función de las betaendorfinas y la dopamina es mitigar el dolor, se estimula incluso en las fracturas de huesos y en las quemaduras.
El sistema falla como consecuencia de activarse repetidamente, cada lesión a su cuerpo envía señales al cerebro, como respuesta libera dopamina y endorfinas, estos neurotransmisores se vinculan a la superficie de las células cerebrales activando el mecanismo de recompensa, el mismo implicado en adicciones como cocaína, heroína y en la ludopatía.
El dolor y el placer se convierten en un mecanismo de ganancia secundaria. “El placer doloroso como resultado del dolor”, sistema que evolucionó para protegernos del dolor y en las experiencias de placer de tanto activarse queda dañado seriamente. De tanto dolor que tiene que mitigar la amígdala en el cerebro, las emociones se interpretan de forma inadecuada.
El problema es que inicien el proceso de lesionarse a sí mismos porque fácilmente se vuelven adictos a sus propios químicos y como en cualquier adicción se atrapan como rehenes de su propio cerebro.
En cuanto a los factores psicológicos, el disparador puede venir de diferentes fuentes: abuso sexual, maltrato, culpa, abandono de los padres, negligencia (los dejan solos), bullying (acoso escolar y entre hermanos), depresión propia de la adolescencia, divorcio complicado de los padres, duelo por la muerte de un familiar, inseguridad, falta de confianza en sí mismos y conductas obsesivas compulsivas como anorexia y bulimia, entre otros.
Es importante el apoyo de profesionales en donde involucren en la terapia a los padres o tutores. Me encuentro de manera frecuente con los padres, que tienen la idea que con enviar a sus hijos a terapia ya cumplen y les resolverán como magia el problema. Lo mismo sucede cuando los internan en anexos en donde el método de “rehabilitación” es el maltrato y carecen de profesionales de salud mental.
Entiendan, son problemas complejos en donde está involucrado el sistema familiar. El joven que se agrede a sí mismo solo es el foco de atención, una conducta no verbal que merece atención.
Prohibir, regañar, violentar, por sí mismos no funcionen. Castigos como retirar el celular, puede ser una buena medida, pero no la única ya que se las ingenian para seguirse comunicando o buscando videos, esos en donde comparten con orgullo las lesiones que se infringen y que incitan a que los imitan.
Es importante mantener el contacto afectivo, otorgar apoyo para activar la oxitocina, la hormona del afecto, un buen antídoto en las crisis. Es importante evitar las culpas y tomar al joven como chivo expiatorio ya que le producirá más compulsión a repetirlo, en casos graves al suicidio.
El sistema escolar debe mostrarse comprensivo y ofrecer apoyo psicológico, no exhibirlos entre sus compañeros o expulsarlos de la escuela ya que pueden causar una depresión mayor.
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