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Lazarillo de la tecnología; Ángel Carranza, el maestro que enseña computación a invidentes

Por Guillermo Saucedo/

Cuando generalmente se habla de ceguera o deficiencia visual, la sociedad comúnmente hace referencia a las condiciones caracterizadas por una limitación total o muy seria de la función de la vista.

Ante ello, y desde un aspecto descriptivo, se puede precisar que la discapacidad visual es la carencia, la disminución o los defectos que tal sentido puede padecer al nacer la persona, o por las diversas condiciones de salud.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas y 246 millones presentan baja visión.

Sonora ocupa el tercer lugar a nivel nacional en tal discapacidad, ya que según datos otorgados por INEGI son 32 mil 400 personas que sufren de ello, estando solo por debajo de Estados como Campeche con 34 mil 700 y Tabasco con 34 mil 200 casos registrados.

Ante el panorama, la Biblioteca Pública Central “Fortino León Almada”, ubicada en la colonia Centro de la ciudad de Hermosillo, se ha encargado de facilitar la vida de las personas que padecen tal discapacidad, enseñándoles a leer.

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Para lograr tal hazaña, es necesario aprender el sistema Braille, el cual se basa en una matriz de seis puntos dispuestos en dos columnas paralelas, los cuales, escritos en relieve y combinados entre sí, forman todas las letras del alfabeto, los signos de puntuación y los números.

Ángel Carranza Heredia, encargado del módulo para personas con discapacidad en la biblioteca pública Fortino León Almada, ha atendido esa área desde hace 10 años, dando clases de computación con el programa parlante Jaws y dando cursos básicos en Braille.

Él como muchos en Sonora tiene una discapacidad visual, desde hace mucho tiempo ha padecido de Retinitis Pigmentosa, sin embargo, este no ha sido ningún impedimento para su desarrollo profesional, ya que se empeñó en aprender computación y los sistemas Jaws y Braille.

“Yo inicié en el área como maestro de computación y dentro del sistema se maneja la impresión en Braille, por lo que vi necesario aprenderlo, aquí tenemos 3 mil libros en braille y 200 audio-libros, tales como novelas, cuentos y materiales didácticos”, comentó.

El sistema, con la práctica es fácil comentó el maestro, sin embargo sería imposible calcular un tiempo establecido en sesiones para poder aprenderlo, ya que de ello depende de cada persona.

“Aparte de la dedicación, la sensibilidad de los dedos es parte fundamental en el aprendizaje, unos batallan más que otros por ese aspecto, sin embargo la gente se acerca con nosotros y le preguntamos cuál es la inquietud que tienen”.

Tanto el sistema Braille y el sistema Jaws son complementarios, las dos partes son fundamentales para las personas con discapacidad visual, ya que la tecnología es el fuerte hoy en día y ellos no se pueden quedar atrás.

Jaws es un programa  que se encarga de leer la pantalla de las personas invidentes para que sepan la opción en la que están colocados y las acciones que deben realizar para continuar, haciendo uso del teclado prescindiendo del mouse.

Además de mencionar lo que está en pantalla, este lo explica, logrando así un funcionamiento de fácil acceso. Se sugiere adaptar un teclado al Braille, lo cual es muy fácil de hacer colocando recortes de acetato con relieve a un teclado normal.

“Ellos completamente pueden manejar Facebook, Whatsaap, correos electrónicos, procesadores de textos, Excel, todos esos programas lo pueden utilizar con facilidad gracias a los comandos que se manejan para cada aplicación”, explicó Carranza Heredia.

La principal dificultad por las que pasan los alumnos, es su traslado a la biblioteca, ya que muchas veces no hay alguien que los acompañen o simplemente no tienen los recursos para hacerlo.

Y es así, como a lo largo de 10 años en que Ángel ha dado cursos a discapacitados, ha habido personas que han terminado sus carreras profesionales, y hay quienes se han vinculado a fuentes de trabajo, a pesar de las dificultades.

“Lo más satisfactorio de impartir las clases, es que ellos ya se integren a una escuela o a una fuente de trabajo, que puedan valerse por sí solos en cuestión de desarrollo y que así puedan auto-superarse”, externó.