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López Obrador y Morena persiguen a la iglesia Católica

Están mandando una campaña negra para acabar con el prestigio no solamente del Obispo Salvador Rangel sino de la iglesia

Están mandando una campaña negra para acabar con el prestigio no solamente del Obispo Salvador Rangel sino de la iglesia

 

Por Dr. Jorge Ballesteros 

Un obispo emérito, Salvador Rangel, controvertido, difícil, protagónico, crítico del gobierno, desapareció en Morelos y apareció 48 horas después en una situación terrible en un hotel de paso. La fiscalía del estado asegura que fue víctima de un secuestro exprés, el gobierno del estado se apresuró a informar que el prelado había ingresado al hotel con un joven, negando que hubiera un secuestro.

El obispo dice que entró a un supermercado a comprar agua y luego de beberla no recuerda nada. Se ha especulado que se le pudo haber suministrado la droga Escopolamina que provoca sumisión de las víctimas y pérdida de memoria. Funciona como un anticolinérgico que actúa bloqueando sólo los receptores relacionados con la memoria y el aprendizaje.

El gobierno morenista de Morelos se apresuró a descalificar y denigrar al obispo. Tanto la fiscalía del estado como la Conferencia Episcopal niegan los dichos del gobierno estatal.

AMLO ordena acabar con la reputación del Obispo Emérito de Chiapas Salvador Rangel. 

Se observan todos los indicios que evidencian una Operación de Estado para acabar con la figura de un Obispo que había enfrentado al crimen organizado y ventilado al Gobierno como un narcoestado.

López Obrador está mandando una campaña negra para acabar con el prestigio no solamente del Obispo Salvador Rangel sino de la iglesia, porque ya estamos en una persecución religiosa. Vimos en el senado de la república ritos satánicos, primero una playera con la imagen de la santa muerte y el nombre de López Obrador en la playera; luego el sacrificio de un ritual satánico de una pobre gallina a la cual degüellan con un cuchillo.

Todo esto aunado a todos los rituales chamánicos que han realizado los candidatos de Morena, incluyendo a Claudia Sheinbaum, la judía que declaró que no tenía ninguna religión y por supuesto López Obrador que nunca ha dejado de ser un palurdo de una ranchería de Tabasco, donde creen en hechicerías, maleficios, brujos, chamanes, espíritus y demonios. 

¿Pues no que los comunistas eran ateos? ¿Que no dijo Lenin que la religión era el opio del pueblo? Llama la atención que estos “zoocialistas” del siglo XXI no crean en nuestro Señor Jesucristo, pero si en la santa muerte y en el demonio.

Estas acciones provocaron una crisis política en época electoral al fin del sexenio, por la adoración de la mal llamada santa muerte en camisetas con el nombre de López Obrador, que fue exhibida como ritos e imágenes satánicos por el narco partido de Morena en el propio senado de la república, denunciado por el Episcopado Mexicano, lo que ocasionó que López Obrador como venganza, ordenara desprestigiar a la Iglesia Católica.

En la Conferencia del Episcopado mexicano, Monseñor Castro y Castro nos dice que no descansemos en nuestra oración, que sigamos orando por el Obispo, pero también nos empieza a explicar que hay noticias falsas, es decir con una finalidad política para destruir la imagen no solamente del obispo sino la imagen de la iglesia

porque en este momento la iglesia está tomando un papel fundamental señalando los errores de los candidatos, especialmente de Morena que hace dos semanas cometió un error de tipo religioso con la adoración de la santa muerte que quedó plenamente exhibido y la grotesca degollina de la gallina dentro del senado.

El abogado del Obispo Emérito Rangel ha declarado que todavía no puede hablar ni moverse, hay que recordar que el Obispó tiene 78 años, aparte es hipertenso y tiene un marcapasos en su corazón, por lo cual es incongruente que haya consumido cocaína y otras drogas como mencionaron las autoridades morenistas en un intento por desprestigiarlo y denigrarlo. 

Cuando salió de su casa el Sr. Obispo dejó sus dos celulares cargando, por lo que lógicamente pensaba regresar pronto, solo fue a un Oxxo, y después su casero se percató de que estaban llegando mensajes a sus teléfonos de que se estaba descargando dinero de sus cuantas en el banco, por lo que deciden transferirlo a otra cuenta para evitar que la vaciaran por completo y dos días después el lunes se comunican con el abogado del Obispo para presentar la denuncia de su desaparición.

En la tarde de ese mismo día le comunican las autoridades al abogado que localizaron al Sr. Obispo en el hospital general Parres de la ciudad capital de Cuernavaca, Morelos y que había llegado en carácter de desconocido y que no contestaba a lo que se le preguntaba a su ingreso, ni siquiera sabía su nombre, los médicos concluyeron que tenía las características de que se le había suministrado una droga sin especificar cuál. Se ignoran más datos.

La Fiscalía general de justicia dice que fue un secuestro exprés por la delincuencia común. El Sr. Obispo se encuentra estable y en dos a tres días podrá egresar del hospital. El Sr. Obispo no presentaba ningún tipo de seguridad a pesar de que había recibido amenazas anteriores y participado en reuniones con los grupos criminales para tratar de lograr un entendimiento entre ellos y evitar los enfrentamientos armados.

¿Será este un fin de sexenio desastroso y violento, se incrementarán los ataques a religiosos y a la Iglesia Católica? ¿Es un intento por parte de López Obrador de amedrentar a la Iglesia para que no siga señalando las ligas con los narcos y el desgobierno de Morena y pidiendo a los feligreses que voten y razonen su voto?

¿Y si pierde Morena, enloquecerá (¿más?) López Obrador y mandará a sus cómplices del crimen organizado a incendiar México por los cuatro costados y desatar la violencia sin freno, para tener un pretexto y cancelar las elecciones “por no darse las condiciones adecuadas”?