Los nuevos retos para el año 2024

Muchas de las enfermedades surgen del miedo ya que es el creador de malos hábitos
Por Marina
Leemos en la Sagrada Biblia: “Dios creó al hombre. Y lo hizo a imagen y semejanza suya”. Fácil de deducir, por lo tanto, que el hombre, en el fondo pueda tener dentro de sí un Dios menor.
Desafortunadamente en la era de la alta tecnología nos hemos olvidado de la convivencia humana.
Vivimos en un mundo de competividad y lo único que estamos logrando es quedar atrapados con actitudes muy densas como el odio, la avaricia, el miedo, la intolerancia etc.etc.
Por lo tanto nos estamos alejando cada día de la familia, de los amigos de la fe que practiquen y lo único que vamos a obtener un mayor número de enfermedades, porque en la actualidad todas las personas se sumergen en trabajos muy intensos al frente de todos los equipos de la modernidad y se olvidan que es muy importante el descanso que debe ser proporcional, ya que si no llegamos a este entendimiento corremos el riesgo de romper el ritmo natural de nuestro desarrollo, lo cual va a producir insatisfacción interior que se va a traducir en estados de ansiedad. Estos a la larga van a producir hábitos en nuestra vida diaria que entorpecerán y pondrán en peligro nuestra salud. Por ejemplo si la presión es muy grande se buscarán válvulas de escape a través de la alimentación excesiva, o de estimulantes como el (tabaco, café, alcohol, drogas), con lo cual progresivamente, la dependencia de estímulos exteriores aumentará en detrimento de la capacidad que tenemos para de desarrollar estímulos internos para la autorrealización, aunado a un mayor número de padecimientos de salud.
Muchas de las enfermedades surgen del miedo ya que es el creador de malos hábitos.
*Miedo visceral: Surge en el mismo instante de la concepción, como herencia, probablemente de otras proyecciones. Es el miedo a la oscuridad, por ejemplo o cualquier otro miedo fóbico, ya sea a fenómenos naturales (relámpagos, truenos, tempestades, agua), animales, (ratas, perros, gatos), o a determinadas personas o actitudes. Cuando la persona se enfrenta a la situación causante del miedo visceral y traspasa los límites de la angustia, se produce generalmente una falsa sequedad de garganta, que nos precipita a un consumo exagerado de líquidos (agua, sodas, etc.) con lo cual la vejiga urinaria, víscera encargada de almacenar líquidos de excreción del cuerpo queda afectada por un exceso de trabajo. Debido a su situación en la parte baja del cuerpo esta disfunción afectará también la parte alta del cabello, ya que la energía renal es el jardinero encargado del cuidado y crecimiento (el riñón es el encargado de valorar los requerimientos en agua y sales minerales del organismo. Las disfunciones más comunes de la vejiga son: cistitis, incontinencia urinaria, poliuria, cálculos en las vías urinarias (no en el riñón), uretritis etc., la mayoría de las cuales se transforman en crónicas, que originan la caída del cabello y sordera.
*Miedo a morir: También podríamos denominarlo Miedo a la Vida. A través de la sujeción al mismo, la angustia es tanta, que olvidamos la realidad del presente, preocupándonos sólo de no enfermar, lo cual es una perspectiva de futuro.
*Miedo a tolerarse: Es el que se genera a través de lo que el individuo considera defectos personales, tanto físicos como psicológicos que quieren ser ocultados a los ojos de los demás. Ello produce un estado profundo de rechazo de sí mismo y también del ambiente que lo rodea, porque le recuerda constantemente lo que quiere olvidar. Es el miedo del alcohólico que no puede ya vivir sin su droga, pero que entre borrachera y borrachera se siente culpable. Concretando, el miedo intolerante es el profundo miedo a no aceptarse, tal como es con sus virtudes y sus defectos.
*Miedo a actuar: “¿Qué hago?, ¿hacia dónde voy? “ ¿Cuál es mi camino?”, son las preguntas típicas. Entretanto se resuelven, el individuo no se mueve, continúa sentado, sin actuar, la presión es más grande y mayor miedo a moverse.
Ese estado de angustia que se crea es típico de enfermedades degenerativas (entre ellas el cáncer, en todas sus acepciones, y la diabetes), así como en los caos de artrosis y artritis de la parte baja del esqueleto (caderas, rodillas, tobillos, etc.). en líneas generales las personas aquejadas de alguna de estas dolencias tienen una tendencia nutricional a consumir cantidades excesivas de harinas refinadas, galletas, dulces, pasteles, comidas altamente condimentadas. Y bebidas.
*Miedo a perder: Es una cara del miedo que se esconde debajo de situaciones que parecen lógicas y sanas, pero que en el fondo no son más que excusas para continuar poseyendo y sentirse seguro con apoyos exteriores, en vez de acudir el punto interior de comprensión.
Dentro de este contexto encontramos todas las situaciones que tienden a proteger algo o alguien. Por ejemplo. “Debo mantener el patrimonio de mis padres para que de él puedan disfrutar mis hijos”: es mejor que mis hijos se queden en casa, no sea que les atropellen etc. en el fondo, esta protección no es tal, no es más que un profundo miedo a perder los apoyos materiales o emocionales en que se fundamentan los esquemas del individuo.
Es muy frecuente este tipo de actitud. Y cuando ésta se transforma en un hábito permanente, cada vez se necesita más apelar a él y, en su nombre, continuar llenándose del vacío que rápidamente será saciado a través de la comida por lo general.
*Miedo a crear: Es una virtud esencial en el desarrollo de la espiritualidad del hombre. El hombre no puede vivir sin crear, para ello necesita una cualidad esencial: mantener la mirada hacia adelante. Al mirar hacia atrás, la capacidad creativa se pierde y el individuo se cristaliza en miedos y actitudes que le hacen profundamente desgraciado.
Cuando una persona está desarrollando una idea en la cual no existen máculas ni resquicios de miedo, la plenitud de su estado lo invade hasta el punto de perder la noción del tiempo (estado alfa). Por el contrario cuando la situación es a la inversa y empiezan a vislumbrar rastros de pensamientos como: “no soy capaz”, “no podré hacerlo”, “no es mi función”, etc. aparece el vacío y la insatisfacción invade la personalidad del individuo cae en el hábito de no crear y se limita. Este tipo de actitud produce hábitos alimenticios que repercuten en el sistema circulatorio (reuma es un claro ejemplo de ello), así como de ácido úrico. Por exceso de jugos, café, licores sodas drogas.