Manejo de la política exterior: ¿El actual Gobierno de México va en el camino correcto?

Por Jorge García Mendoza
En más de una ocasión el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se ha pronunciado acerca de la forma en que llevará a cabo el ejercicio de la política exterior de su gobierno, respondiendo que su eje central será: “la no intervención en la autodeterminación de los pueblos”. Lo anterior cuando se le ha cuestionado sobre su posicionamiento respecto a los actuales conflictos políticos en Venezuela.
Dicha postura ha generado controversia en la opinión académica, política, y sobre todo en la mediática.
Primeramente (sin desmenuzar a profundidad), por Política Exterior podemos entender: el conjunto de decisiones que toma el gobierno de un Estado respecto a las relaciones que este tiene con otros miembros de la comunidad internacional en miras a la defensa y conveniencia de los intereses propios de dicho Estado. De tal manera que el ejercicio de la política exterior debe estar encaminada a la continuación de la política interna de tal gobierno.
En cuanto al tema en cuestión, es una realidad que en la opinión mediática Venezuela es un tema top, pues incluso en nuestro país se han hecho populares ciertos actos como el del joven venezolano de nombre Lorent Saleh que pronunció un discurso contra el gobierno de su país (Nicolás Maduro en Venezuela) y la posterior confrontación que tuvo con un joven español de nombre Abraham Mendieta fuera del Senado de la República; o el discurso que pronunció en Palacio Nacional el Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando su homologo del Gobierno español, Pedro Sánchez Pérez-Castejón visitó México, en tal discurso AMLO no solo reafirmó su posicionamiento de política exterior de no intervención y autodeterminación de los pueblos, sino que explicó la justificación de su postura, recalcando que en el pasando nuestro país ha sido víctima de intervenciones extranjeras y por tanto considera denigrante la violación a la soberanía de una Nación, afirmando que la mejor solución a los problemas es el diálogo.
No solo sus detractores se han dado a la tarea de levantar la voz en contra de tal postura, sino grupos de orden mediático, pues consideran inaceptable la no intervención en contra del actual gobierno venezolano por considerar a este como un “régimen autoritario”.
Considero que hay que tomar en cuenta dos cosas que son muy distintas y que pasan desapercibidas a la opinión mediática:
- La ideología política de cada grupo.
- Los intereses nacionales y la constitucionalidad.
Creo que estas dos cosas resultan ser la clave para evaluar el acierto o error del actual posicionamiento en materia de política exterior del poder Ejecutivo nacional. El primer punto nos hace interpretar la realidad conforme a nuestra convicción personal; mientras que el segundo punto por un lado hace alusión a la conveniencia o inconveniencia de decidir sobre determinados temas, y por otro a las bases y principios que deben guiar —en este caso— el actuar de la figura del Poder Ejecutivo.
La “Doctrina Estrada” —que se encuentra integrada en la Constitución Política Mexicana, Artículo 89, Fracción X— fija que es obligación del Ejecutivo federal dirigir la política exterior estableciendo que: “en la conducción de tal política el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de las controversias…”, ya hacía alusión al contenido que ahora AMLO está poniendo en práctica, de manera que tales principios no solo deben, sino que debían ser puestos en aplicación siempre por el Poder Ejecutivo.
Además de la cuestión dogmática constitucional de tales principios que abogan por el pronunciamiento del Ejecutivo Federal, habría que agregar una cuestión muy importante como lo es la afirmación de que NO es conveniente a los intereses de la Nación el generar conflicto con otro Estado cuando los problemas que se alegan con el mismo nos son ajenos.
Es evidente que el conflicto actual en Venezuela se reviste con dos aspectos:
- La supuesta denuncia de falta de Democracia.
- El importante mercado de recursos naturales que resulta ser Venezuela para la comunidad internacional.
En el conflicto hay dos bandos: los Estados que apoyan a la oposición que se autoproclamó como “nuevo gobierno legítimo de Venezuela”, y los Estados que no reconocen tal proclamación. México se situó en este segundo bando, por considerar que no intervenir en los problemas políticos internos de Venezuela es lo más adecuado. La convicción de muchos hace despreciar tal posicionamiento nacional, lo cierto es que fuera de la visión ideológica de tal grupo tenemos como resultado una decisión que deja lo siguiente:
-Nos aleja de una controversia diplomática y comercial con Venezuela que nos resulta innecesaria.
-Consolida una verdadera soberanía nacional en materia de política internacional pues con tal pronunciamiento la administración de López Obrador demuestra no obedecer “las indicaciones” de Estados Unidos sobre su visión política de “cómo debe ser la Democracia en los Estados del mundo” y su constante “intervención salvadora” para derrocar “regímenes autoritarios” en Naciones por medio de las armas y violencia.
-Evita estar a favor de un conflicto armado en Venezuela.
-Cumple con los principios y bases constitucionales que el Poder Ejecutivo debe seguir desde que en 1930 se integró la “Doctrina Estrada” a la Constitución Política Mexicana en su artículo 89, Fracción X.
Por lo anteriormente expuesto, disto de la opinión de quienes afirman que el actual gobierno cambie su parecer respecto a la aplicación de la famosa “Doctrina Estrada” por considerarla un error, y concluyo que la Política Exterior actual de México es correcta y conveniente a los intereses de la Nación, ya que el objetivo en materia de la Política Exterior debe ser el interés nacional.
*Alumno de Licenciatura en Derecho, Universidad de Sonora.