Me gustaría que recordaran a Yomarvig…

A más de 40 años de ser fundada, la tienda de vestidos de novias más popular del centro de Hermosillo cerrará sus puertas; platicamos con Yolanda Moreno, propietaria del establecimiento, quien recuerda con nostalgia esta historia de esfuerzo y superación
Por Emilio Martínez
Recientemente y como permanentemente parece ser, los establecimientos que se ubican en el centro urbano de Hermosillo vienen y van. Algunos cierran y otros se mueven, otros abren y otros parece que están más fuertes que nunca. Una de las tiendas más reconocibles del centro es Yomarvig Ceremonias, por la calidad y vanguardia en su servicio, la tienda de vestido para novias y galas fue por mucho tiempo una de las mejores posicionadas en la ciudad.
Pero finalmente tras más de 40 años de ser fundada y después de alrededor de 4 semanas en liquidación, Yomarvig Ceremonias cierra sus puertas esta semana en el centro capitalino. Por su trayectoria y su icónica presencia en la ciudad, resulta más que pertinente para el archivo histórico registrar y rememorar lo que fue este lugar. Para tal tarea, de viva voz de su fundadora y administradora principal, Yolanda Moreno nos otorga una entrevista con la historia, el origen, los porqués y los logros de una familia que se van desenvolviendo en el tejer y construir en pos de generaciones futuras.
De lo que fue Yomarvig Ceremonias ¿qué inició la tienda de vestidos de novias? ¿Cómo se origina? Duró más de 40 años en el mercado…
Yomarvig Niños fue fundada en 1958, ahí iniciamos con una tienda que era de mi mamá, ella se fue a México y me la dejó a administrar, me la dejó a cuidar. En octubre de 1978, 20 años más tarde, fundamos Yomarvig Ceremonias. La primera tienda la inició mi mamá María Librada Noriega de Moreno con el concepto de ropa y artículos para niños, como ropones, bautizos, primera comunión, ropa para bebé y todo lo de los niños. En ese entonces en la empresa mi mamá fabricaba los propios ropones, había un letrero adentro que decía: damos más barato porque somos fabricantes. En aquel entonces era un pequeño taller, trabajaban tres personas, y yo luego cuando salí de la escuela, me quedé con él. Lo más padre de la primera tienda es que la ropa era hecha ahí mismo y bordada por mi mamá, le hacía muy bonitos bordados que se llamaban rastrillo, era una forma de equis y brillocito, muy curioso. En el 62 la empresa me la dejó a mí, también siguiendo los mismos lineamientos, entonces yo le agregué más artículos, por ejemplo, la marca Kiwi en playeras, la marca Infanta en ropita de bebé, camisetas y sabanitas, que eran las mejores del país, vestiditos Skenn, vestiditos de Creaciones Chuy, que eran una hermosura. Metimos estos artículos en la tienda, y para entonces ya eran siete las personas que trabajaban en la tienda.
En el 78, más adelante, se construyó Yomarvig Ceremonias, se compró como terreno y se construyó, pero ya con el concepto de vestidos de novias, quinceañeras, graduación, y con otra ropa de ceremonia, de evento social. Fuimos la primera tienda en el estado, especializada en vestidos de novia exclusivamente.
En el 81, se fundó la tienda de Ángelo, sucursal de Yomarvig Ceremonias, también en Hermosillo. Ropa de novias, muy elegante, estaba muy bonito el local, estuvimos ubicados en la Juárez casi con Serdán, una tienda de dos pisos que quedó preciosa, la única tienda que en aquel entonces ponía exhibición en el segundo piso, porque teníamos ventana grandota y ahí poníamos los vestidos de novia.
En el 83 abrimos Yomarvig Plaza Grande, cuando se abrió enfrente de la comandancia el centro comercial VH, la plaza empezó a disminuir la capacidad de la gente que iba, y se fue bajando la clientela, tuvimos que cerrar. En Ciudad Obregón también se abrió una sucursal en la plaza Tutuli en el 83, estuvimos por allá como dos años, hemos tenido una trayectoria larga, larga.
En 1988 cuando Yomarvig Ceremonias tenía 10 años de fundada yo por ahí vi que se hizo una expo para novias.
El modelo de Yomarvig ya estaba un poco obsoleto, ahora las tiendas son muy pequeñas y de poca existencia, en cambio nosotros teníamos el mismo vestido en todas las tallas, que no es lo mismo que tener la comodidad de un catálogo, pero al menos sabes cómo te va a quedar.
Ese desfase entre lo que pide el público y lo que ofrecía Yomarvig ¿Desde cuándo lo empezó a notar?
Hace dos años, se empezó a notar bastante la brecha generacional, que cobró tanta importancia las tiendas en internet y pedir todo en línea. A pesar de que Yomarvig tiene su sitio en línea muy bien hecho, pues no es la tienda que debería ser, estábamos demasiado desparramadas. Nosotros fuimos los pioneros en rentar togas y smokings en Hermosillo, antes de eso uno tenía que ir a Nogales para buscar trajes de hombre.
En toda esta historia de 40 años de Yomarvig ¿Hay algún logró especial que usted recuerde y que porte con honor? ¿Alguna dificultad, algún problema que resolvió?
Uy sí, muchísimos problemas, como cuando se devaluó el peso y los precios de todo subieron un montón, y nosotros que trabajábamos con distribuidores del DF, tuvimos que ir a buscar debajo de las piedras a los fabricantes. En aquellos años había un lugar que se llamaba La Lagunilla, ahí había toda clase de distribuidores, pero habían subido demasiado los precios y nosotros no queríamos subirlos tanto, pues nos íbamos a buscarlos, a patín y sin saber, no había google en aquel entonces, muchas veces pues a rumbo, en camiones, en taxis. Cuando llegó esa fuerte dificultad recuerdo haber visitado un lugar que parecía una ciudad de un inframundo que yo nunca había visto, nomás me castañeaban los dientes, Ciudad Nezahualcóyotl, Ciudad Neza le decían, ahí había fabricante de coronitas, cetros, y tocaditos, que yo le compraba al distribuidor, pero fui a dar con el fabricante directo, y me salía muy bien, y logramos seguir con el mismo precio en el equipo Él y Ella para las reinas y reyes de las primarias.

Me decía que primero fue Yomarvig Niños, de parte de su mamá, ¿Sabe qué fue lo que llevó a su mamá a abrir la tienda en esos primeros años?
Mi mamá siempre fue muy comerciante. Veía a mi abuela Teresa que cosía roponcitos allá en Baviácora, mi mamá los aprendió a hacer, yo creo que de ahí lo sacó, se vino a Hermosillo a un lugar que se llamaba Creaciones Piccolo, que tenía un giro distinto, vendía calzado, ahí mi madre fue sacando el calzado como pudo y metiendo la ropita, y ahí fue donde empezó Yomarvig Niños. Con los años mi mamá se fue a vivir a México, me dejó a mi encargada, ya estaba la máquina, ya estaban las telitas, ya estaba todo, y seguíamos haciendo roponcitos. Y le fue tan bien a mi mamá con los ropones que cuando se fue a México, sin los medios ni nada porque no éramos ricos, pero se fue a hacer ropones allá, y muy en ello se plantó en Liverpool, donde le compraron los primeros diez ropones que ella llevaba, obviamente eran otros tiempos, ahora Liverpool no te compra si no le tienes al menos 4,000 unidades, pero le compraron esos, y le siguieron haciendo encargos, y de ahí nació una fábrica de confecciones para ceremonias que actualmente le sigue surtiendo a Liverpool en muchas sucursales, pero eso ya es bajo las órdenes de una de mis hermanas que la que nació allá. Entonces fíjate, primero mi abuela, luego mi mamá, luego nosotras, aunque yo últimamente dejé de fabricar porque estaba batallando mucho con las costureras.
¿Usted piensa seguir manejando este local que está en el Navarrete? ¿O si esto va a quedar a cargo de alguna de sus hijas?
Bueno mira, mi hija menor, Marcela, ella va a abrir su propio negocio de novias, aquí en el Navarrete estoy con mis nietas, dos de mis nietas me están llevando la tienda, yo las superviso, voy y las veo, hacemos las cuentas, vemos qué se vende, qué se necesita, estoy pendiente, de alguna manera voy a seguir funcionando, pero sin la mortificación de que faltó gente, de que si no llegó la mercancía, que quieren demandar, quieren devuelvas el dinero, ya de eso ya estuvo. Les estoy delegando los mandos, pero voy a estar al pendiente, de Marcela también voy a estar súper pendiente.
Y con respecto a Expo Novias, quizá usted quiera mantenerse como una figura pública que quiera seguir participando activamente en la comunidad de los comerciantes de vestidos de novias, de lo que es en general la boda.
Sí, con la semana de la novia vamos a continuar, mi otra hija me ayuda con eso, ella es la que prepara todo, yo estoy también presente, pero no en primer plano. Quiero que ahora sigan mis nietas. Tengo dos tiendas, lo que era Yomarvig para Marcela, y lo que es Bellísima Novia para Miriam, pero ahorita todavía no la voy a soltar, sigo siendo la dueña, las voy enseñando, les voy ayudando, y cuando vea el momento se las voy a soltar, pero todavía no.
¿Tiene algún aprendizaje, lección o lema que le guste seguir, algo que le aprendió a su mamá o que haya sido resultado de estar en contacto constante con el comercio…?
A mí me ha funcionado ver más allá, hacer cosas diferentes, por ejemplo, yo te aseguro que de aquí de Hermosillo nadie ha ido a Milán, ni a París, ni a España tantas veces como yo he ido para estar empapada en lo que es la moda ¿Para qué? Para comprar lo que después las novias van a querer, adelantarse en muchos aspectos a lo que el consumidor va a querer, y eso me pasaba desde el principio, yo estaba siempre pensando “ahora que haga frío ¿Qué será bueno traer?”. Más gorros, bufandas, cobijitas, tratándose de los de niños, y cuando puse el taller me fui a México a ver qué telas, a ver qué precios. Estar muy empapada en lo que estoy haciendo, eso me ha funcionado.
¿Cómo le gustaría que Hermosillo se acordara de Yomarvig? ¿Cómo le gustaría que se recordase el trabajo que se hizo?
Me gustaría que recordaran a Yomarvig como la tienda donde encontraban todo lo que necesitaban. De la novia de pe a pa, de caballero de pe a pa, para la madrina, para los bebés, los niños, los graduados. Todo tenían, mancuernillas, la corbata, diferentes moños, todo lo que era moda, yo lo traía a Yomarvig, cuando no lo podía hacer, lo desbarataba, sacaba el molde y hacía otro moño, me compraba cada máquina necesaria. De todo, me gustaría que recordaran a Yomarvig como la tienda mejor surtida en ropa para ceremonia.