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México, con potencial en tecnología innovadora: Emilio Sacristán, creador del corazón artificial

Por Gerardo Moreno

Cuando se busca generar ideas diferentes a lo que se está haciendo en otras partes del mundo, se busca el financiamiento necesario y se logra tener en claro la idea de negocio, se puede lograr desarrollar tecnología de punta que funcione y realmente salve vidas, como crear un corazón artificial completamente hecho en México y que es utilizado en muchos países, aseguró el doctor en ingeniería biomedicina, Emilio Sacristán Rock.

En entrevista para Primera Plana, el director del Centro Nacional de Investigación e Instrumentación en Imagenología Médica (CI3M), aseguró que en México sí se está desarrollando innovaciones tecnológicas de punta, sin embargo, hace falta dar el brinco a la generación de patentes, creación de empresas y comercialización de los productos que se generen, pero con una visión global.

“Desafortunadamente nuestras universidades e instituciones públicas están muy atrás en lo es políticas de propiedad intelectual, transferencia de tecnología, de cómo hacerlo, las pocas que tienen políticas, la verdad es que tiene personas que no saben cómo se hace, entonces tienen estrategias que no funcionan del todo y no saben la complejidad de lo que se está haciendo”.

Cerebro repatriado

Eduardo Sacristán nació en la Ciudad de México donde comenzó sus estudios en ingeniería Biomédica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ahí se le presentó una oportunidad de irse a concluir sus estudios a Estados Unidos, lo que realizó en el Worcester Polytechnic Institute y ahí estudio su maestría y luego doctorado que concluyó en 1993.

El investigador tras su participación en el primer Congreso de Ingeniería Biomédica ‘Hela 2016’ organizado por alumnos del Instituto Tecnológico de Hermosillo (ITH).
El investigador tras su participación en el primer Congreso de Ingeniería Biomédica ‘Hela 2016’ organizado por alumnos del Instituto Tecnológico de Hermosillo (ITH).

Se quedó a trabajar como investigador y académico en Boston. En 1995 lo contactaron del programa de “repatriación de cerebros” que implementó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacy), donde le pusieron condiciones favorables para regresarse a México a desarrollar proyectos de innovación.

Llegó a Trabajar a la Ciudad Autónoma Metropolitana (UAM) en la Unidad Iztapalapa, que tiene un programa de ingeniería Biomédica de los más viejos y consolidadas en el país. Ahí se dio cuenta que las condiciones en México estaban muy atrasados a lo que se realizaba en otros países:

“Nuestro sistema de innovación y ciencia estaba todavía muy desvinculado, las universidades tenían nula vinculación con la industria, no había transferencia tecnológica, ni mecanismos, cultura de patentes. Entonces se dio cuenta que si no lo hacía, nunca se iba a crear”.

En ese momento, platicó, comenzaron a crear un centro de transferencia, mecanismos para poder patentar y crear productos tecnológicos, lo que en el año 2000 se volvió una empresa llamada “innova-américa”, la cual terminó deshaciéndose.

Sin embargo, platicó que sirvió de ensayo para crear otro mecanismo con el mismo objetivo, más del lado académico, que fue el centro de investigación que ahora se conoce como CI3M, un laboratorio de innovación que también funciona como incubadora de empresas tecnológicas.

“Ahorita tenemos ocho nuevas empresas que se están conformando, todas de tecnología médica que queremos lanzar al mercado, estamos generando patentes y lanzarlos”.

Faltan Empresas con mentalidad tecnológica

Emilio Sacristán señaló que hay un avance enorme, porque cuando llegó no se sabía qué era un emprendedor, una patente o innovación, pero ahora son palabras que todo mundo usa, pero cada quien tiene su propia definición, falta unificar criterios y generar políticas que las potencialicen.

Reconoció que en todo el país se ven emprendedores que están haciendo su trabajo para generar tecnología de innovación en diferentes áreas del conocimiento, algo que en el siglo XXI es fundamental para lograr tener independencia económica de otros países.

“La riqueza ya no la genera el que tiene tierra, el que tiene maquinaria, en el silgo donde vivimos hoy la riqueza la genera el que tiene el conocimiento y si no nos ponemos la pila como país para poder generar nuestro propio conocimiento, nos vamos a volver los esclavos del resto del mundo”, sentenció.

Para esto, dijo que se le tiene que dar importancia al tema en todos los niveles y generar los mecanismos para que se esté dando, porque a pesar del impulso que se ha tenido en los últimos años sigue habiendo ideas anacrónicas en las universidades donde se cree que los investigadores deben ser de puro conocimiento y no meterse en cuestiones de transferencia de conocimiento ni colaborar con empresas.

Además, hay pensamientos que creen que invertir en investigación es un gasto innecesario, prácticamente como tirar el dinero a la basura, cuando la realidad es todo lo contrario, es una inversión que genera retorno y puede producir riqueza: “es algo que si es útil, importante y que es prioritario”.

En ese sentido, Sacristán Rock aseguró que el camino para salir de este panorama es generar nuevas empresas en México que tenga otra mentalidad de ver las cosas donde estén basadas en la generación de nuevo conocimiento y la innovación. Negocios que desde su conformación tengan contemplando que es necesario desarrollar tecnología como parte fundamental de su función.

Aseguró que en el país, y se ve en las universidades, hay suficiente talento para generar estas nuevas empresas basadas en el conocimiento y desarrollo tecnológico que pongan al país en los primeros planos mundiales.

“México es un país extremadamente creativo, pero lo que no hay es suficiente conocimiento de cómo hacerlo y suficientes mecanismos de financiamiento, capital de riesgo, todos los fondos de inversión, capital ángel, sigue siendo muy limitado y necesitamos más y más personal especializado y gente que de verdad sepa cómo hacer esto”.

Corazón Artificial Mexicano, muestra de que sí se puede

El ingeniero Emilio Sacritán platicó que junto a un equipo multidisciplinario comenzaron a desarrollar el primer Corazón Artificial completamente diseñado en México, el cual tuvo una inversión importante y se tardó alrededor de 11 años conseguir que sea funcional.

Aclaró que la idea vino de una empresa privada, que se acercó a él y otros científicos con la intención de desarrollar el proyecto, donde dijo al principio pensó que era algo imposible de hacer México cuando en otros países más avanzados estaban haciendo desarrollo similares.

Sin embargo, al ver el proyecto y la forma de trabajo se dieron cuenta que el proyecto tenía viabilidad y sería algo completamente diferente a lo que se estaba haciendo en otros países, entonces había posibilidad de innovar en la materia, desarrolló el diseño y se trabajó en equipo para implementarlo y actualmente el “Corazón Artificial Vitacor” funciona.

“Yo creo que lo más valioso que ha dejado el desarrollo del Corazón Artificial, es dejar una escuela donde se mostró como sí se pueden hacer las cosas, porque había muchos bloqueos y personas que pensaban que ese tipo de cosas no se podían hacer en México y demostramos lo contrario”, resaltó.

El Corazón Vitacor es un artefacto que no se implanta en la persona, sino, que se conecta y hace las veces del órgano mientras el original se recupera de alguna lesión o cirugía y eso permite que sane más rápido.

Para desarrollarlo fue necesario que más de 10 instituciones diferentes, con investigadores de diversas disciplinas, trabajarán coordinadamente, se crearon alianzas y se asociaron varias personas para crear todo un equipo que levantara una gran cantidad de recursos para la inversión (alrededor de 100 millones) y de diversas fuentes, que logrará que no dejarán de fluir hasta terminar el proyecto, y al final el resultado fue favorable.

“Eso es algo muy complicado que no hemos sabido hacer en México, trabajar en equipos multidisciplinarios, pero yo espero que ese proyecto sea un ejemplo porque mostró que claro que se puede, sí se pudo y mira cómo funcionó. No quiere decir que es la única forma de hacerlo, hay muchas manera, pero por lo menos dices aquí en este proyecto esto funcionó y muy bien”.