Mujeres al poder, la otra alternancia
Por Lourdes Encinas Moreno/
El 2015 es un año para marcar en la historia política de Sonora: Con la derrota en las urnas, se consuma el fracaso del PAN en el Gobierno del Estado, el PRI regresa desde la oposición, por primera vez se elige una mujer para ocupar la gubernatura, y el Congreso y Cabildos se integran con criterios de paridad de género.
A la llegada de estas mujeres al poder le precede una larga lucha, desde el movimiento sufragista hasta la consumación de las cuotas electorales, que de manera férrea han defendido ellas y han tratado de evadir ellos.

“Lo que está sucediendo en este momento en Sonora, y a lo largo del territorio nacional, es un parteaguas para la democracia, es la aplicación de la paridad, que aparece ya en la Constitución, en el artículo 41, que obliga a los partidos a presentar mayor número de candidatas mujeres… Esto es la culminación de un largo proceso histórico de una serie de acciones, de luchas tercas de muchas mujeres que lo impulsaron”, señala Olga Haydeé Flores Velásquez, representante de la Red de Mujeres en Plural en el estado.
Sonora es pionero en el tema, pues fue el primer estado en implementar las cuotas electorales. En 1996, a iniciativa del entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones, se estableció en la legislación estatal que las candidaturas a diputaciones no podían exceder del 80 por ciento para un mismo sexo, aunque al no especificar que abarcaba la fórmula completa, los partidos la evadieron postulando mujeres en las suplencias.
Del movimiento sufragista a la paridad
En México, el movimiento sufragista emergió y tuvo sus primeros logros en Yucatán, estado que reconoció el derecho al voto de las mujeres en 1922; en 1923, se autorizó en San Luis Potosí para las mujeres alfabetizadas, y en 1925, en Chiapas.
Esos ejemplos llegaron a oídos de la profesora y activista nogalense, Emélida Carrillo, quien el 11 de marzo de 1925 envió una carta al Congreso del Estado solicitando que aprobaran el derecho al voto, la cual fue rechazada por los diputados, que eran todos varones.
Este es el antecedente documentado, pero es muy probable que haya habido otros porque las sonorenses de la época eran muy activas en eso de la cosa pública, se les ubica en organizaciones sindicales y sociales, administrando negocios y participando en clubs empresariales, recuerda la doctora Mercedes Zúñiga Elizalde, profesora investigadora de El Colegio de Sonora.

“Hay estudios que relatan cómo las mujeres montaban a caballo, arreaban animales, viajaban solas, fumaban, bebían y no estaban encerradas en sus casas. Además, aquí la Iglesia, hasta el Porfiriato, no tenía ningún peso, para empezar no había iglesias, estaban las misiones o lo que quedaba de esas misiones, pero había muy pocas iglesias y mucho menos había curas, entonces no había una estructura religiosa que moldeara las conductas”, explica.
Fue hasta el 3 de julio de 1955 cuando las mujeres mexicanas pudieron votar y ser votadas, luego de la reforma constitucional aprobada en 1953 por el Congreso de la Unión, y en 1954 por el Congreso del Estado.
De mi voto no se van a reír
Las crónicas de ese día en Sonora son reflejo de la época, en el diario La Opinión se publicó un mensaje del candidato, y posterior gobernador Álvaro Obregón Tapia, en el que pedía a los varones “ayudar a la mujer sonorense” en la jornada.
Ese domingo, doña Natalia Robles se arregló ella y a los seis hijos que ya tenía, dejó lista la comida y le dijo a su marido: “Juan, viene mi papá por mí para ir a votar”.
“Le voy a ser muy sincera, cuando ya se aceptó el voto de la mujer le dije a mi papá: Yo no voy a votar porque yo oigo que se quejan de las votaciones, que no les respetan el voto, que ganó el candidato éste y que no se la dieron, en fin, y le dije ¿sabe qué papá? De mi voto no se van a reír”, comenta.
Pero su papá la convenció diciéndole que votar era una obligación de ciudadanos.
Ese día, María Jesús Guirado Ibarra resultó la primera mujer electa como diputada local en Sonora, pero en el Congreso no conservan de ella ni una fotografía.
2015, el año de la paridad
La lucha legal siguió logrando sentencias históricas que culminaron con la Reforma Electoral de 2013, en la que se estableció que el 50 por ciento de las candidaturas a diputaciones federales y locales, sean para mujeres.
En Sonora, las organizaciones civiles lograron que se siguiera esa paridad en la integración de las planillas municipales y las listas de representación proporcional, aunque en las últimas se terminó imponiendo el criterio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para privilegiar el registro original de los partidos.
Aun así, el número de posiciones alcanzadas por las mujeres es inédito: Nueve alcaldesas, 63 Síndicas Municipales, 123 regidoras en las planillas ganadoras, 13 diputadas locales, cinco diputadas federales, las dos senadoras en funciones y la primera gobernadora electa en Sonora, séptima en el país.
Estos resultados marcan un hito en la política estatal, a la tierra de vaqueros llega la alternancia de género, con grandes expectativas y retos por cumplir en las responsabilidades públicas, para que en este avance democrático no haya retroceso.