General

Nacemos antes de nacer

La bella tarea de ser padres comienza en la concepción

Por María Brauer

Hasta hace muy poco tiempo los científicos suponían que la conciencia e inteligencia de los bebés eran muy limitadas. Los sistemas nerviosos del feto y del bebé parecían incompletos. Los sistemas neuronales no están desarrollados. La envoltura de mielina en las células nerviosas sólo está parcialmente formada. Los movimientos y expresiones del feto y del bebé eran considerados meros reflejos. Los neurólogos dedujeron que el feto no era capaz de sufrir, experimentar placer, aprender, recordar o pensar.

Pero los grandes avances realizados a lo largo de las últimas décadas a través de los estudios embriológicos y fetales utilizando la fotografía intrauterina, las imágenes ultrasónicas, el escáner con microscopio electrónico y otras grandes tecnologías ofrecen una nueva comprensión del mundo del ser humano aún por nacer. Decenas de experimentos demuestran que a las pocas semanas de la concepción ya posee los sentidos del oído, el tacto, y el gusto bien desarrollado. Le afectan los estímulos que llegan desde el interior del cuerpo de la madre y desde el exterior. E incluso más responde a las emociones y las expresa. Es decir, el ser humano no nacido posee vida emocional y se comunica con la madre y con el exterior. Dentro del mundo uterino ya reímos, lloramos y se forma nuestra personalidad.

Investigadoras señalan que el desarrollo de las vías neuronales relacionadas con las habilidades intelectuales y motoras depende de las informaciones obtenidas a través de los sentidos.

Por lo tanto los padres tienen la posibilidad de crear, ya durante el embarazo, un entorno físico y emocional que promueva la salud y el bienestar de los hijos.

La calidad de la atmósfera psíquica y emocional que acoge al niño es decisiva. De acuerdo a un estudio realizado verificó que el nivel de estrés de las madres durante el embarazo pueden producir un impacto significativo en sus hijos: las que sufren ansiedad prolongada entre las semanas 12 y 22 de gestación tienen probabilidades de tener hijos nerviosos con déficit de atención. La sociedad moderna no muestra preocupación alguna para esta realidad. Las madres trabajan hasta el último momento del embarazo y muy pocas saben que su estado mental puede tener una influencia decisiva sobre el bienestar futuro de sus hijos.

En muchas culturas antiguas poseen costumbres en torno al momento del nacimiento y el cuidado del embarazo que son totalmente coherentes con los descubrimientos que está realizando la ciencia contemporánea y que se hallan a años luz de las erróneas prácticas de seguridad en los hospitales modernos. En investigaciones realizadas en 80 culturas tradicionales. En un libro de medicina tibetana del siglo XVIII se describen detalles de la evolución del feto a lo largo de cada semana del embarazo. En concreto en la semana 26, el texto tibetano afirma que la conciencia del niño ya es muy clara y puede ver sus vidas pasadas, puede reconocer si fue un ser puro u ordinario y saber cómo fue su nacimiento anterior. Las mujeres aborígenes australianas consideran que su papel en el nacimiento es proporcionar un refugio temporal para un ser con su propia identidad espiritual pre-existente. Por cierto creen que el espíritu entra completamente al feto cuando ha alcanzado una determinada etapa de su desarrollo que se sitúa a la décima semana de la gestación.

OÍMOS ANTES DE NADA

El primer paisaje sonoro: El feto puede oír a partir de la semana 13 de gestación, aunque el órgano no esté completamente formado hasta la semana 28. De todos modos, es el sentido más desarrollado antes del nacimiento. Dentro del útero el nivel de ruido (unos 60 decibelios) es similar al de una conversación normal y está dominado por el latido del corazón, la respiración y del líquido amniótico, junto con los sonidos que llegan desde el exterior.

La voz de mamá: La voz de la madre destaca por encima de los demás estímulos del cambiante paisaje sonoro. Algunos autores sugieren que la experiencia auditiva del feto determina la condición humana pues tiene que ver con el desarrollo del habla y la capacidad para establecer relaciones sociales. El obstetra Michel Odent cree que las mujeres poseen una profunda necesidad de cantar a sus niños, incluso durante el embarazo. Las canciones preparan el oído, el cuerpo y el cerebro para escuchar, integrar y producir sonidos lingüísticos. Además afectan a la vez el intelecto y a las emociones. Las investigaciones de Polverini-Rey indican que los fetos que escuchan nanas de su madre en el útero se calman. Por otra parte los bebés reconocen las historias musicales que escucharon cuando estaban en el vientre.

Una canción para toda la vida: El maestro de meditación Jack Kornfield explicaba que en el continente africano había una tribu donde la edad se contaba desde el momento en que el niño era un pensamiento en la mente de la que iba a ser su madre. Cuando por fin decidía tener un niño, se concentraba para poder oír su canción. Una vez que la aprendía, se la enseñaba también al padre. La cantaban al hacer el amor y también durante todo el embarazo. La aprendían asimismo las mujeres de la tribu, que además la cantaban durante el parto. Toda la tribu aprendía la canción y la cantaban para consolarle y alegrarle durante toda la vida, así como en su último momento de vida, el de su muerte.

ECOLOGÍA DEL ÚTERO

Cientos de estudios relacionan la salud de las personas adultas con situaciones que experimentaron en el vientre de la madre. En la calidad del ambiente uterino se pueden hallar la causa inicial de una variedad de problemas desde la obesidad a la esquizofrenia. A las madres que deseen quedarse embarazadas les interesará saber que pueden mejorar el estado de su entorno.

Las medicinas y el médico pueden ser una amenaza para el bienestar del feto. Los medicamentos poseen efectos tóxicos y los médicos generan ansiedad con la sucesión de pruebas en busca de problemas durante el embarazo. Las madres pueden acabar liberando demasiadas hormonas del estrés. Por eso es recomendables tener un parto natural y cuidar adecuadamente los aspectos emocionales durante el embarazo. También debe cuidar las sustancias tóxicas que se han acumulado a lo largo de la vida. Mantenga una dieta adecuada y haga ejercicio.