DE PRIMERA MANOPrincipales

“… Ni contra Dios ni contra la naturaleza”

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

LOS SABIOS dicen que hay dos entes con los cuales jamás deberás confrontarte en la vida. El primero es Dios y el segundo, la naturaleza.

Y la naturaleza está diciendo a los habitantes de la zona metropolitana de la ciudad de México lo vulnerables que son ante el Dios Tláloc, que está inundando con sus torrenciales lluvias, diariamente, alcaldías y poblados que rodean a la capital de la república.

Ese tipo de fenómenos contienen un mensaje para todos, especialmente para las y los gobernantes que al paso del tiempo no han advertido con sus obras las reacciones de la naturaleza.

Desde luego, si éste última se decide, el habitante de nuestro planeta está indefenso ante su fuerza, pero por otro lado, hay obras citadinas que podrían aligerar los daños y otras inundaciones.

Sin embargo, los gobiernos de antes y los de ahora, han sido irresponsables y han permitido que los asentamientos humanos, más la acumulación de basura y la obra necesaria debajo de las ciudades y poblados, se acumulen de manera desordenada.

Los expertos en observaciones, han dicho que, dado el único interés político de los gobiernos, las obras que no se ven son aquellas que menos son atendidas, por la sencilla razón de que no generan votos.

Y así en muchas regiones del país. Sonora no escapa a esa situación.

Nos quejamos amargamente de la sequía recurrente en nuestra tierra y no es secreto alguno que requerimos de lluvia para poder –literalmente- vivir.

Tláloc se comporta de manera muy miserable con nosotros, pero es más que evidente que las y los gobernantes están atenidos a que la Madre Naturaleza se apiade y nos envíe el agua desde el cielo.

Hasta ahora, -salvo un frustrado proyecto en el nacimiento de este siglo- nadie ha podido pensar con gran visión, más que evidente, del abatimiento de los mantos acuíferos en todo el mundo.

Opciones como la desalinización del agua de mar, duermen el sueño de los justos simple y llanamente porque no hay voluntad para llevarlo a cabo. Ante esto, ¿cómo reclama la naturaleza?

De manera inusitada manda la lluvia, como no lo había hecho en los dos años anteriores y permite que los daños provocados por el fenómeno dejen al descubierto nuestra vulnerabilidad.

El pasado fin de semana, “se cayó el cielo” en la región de Guaymas y Empalme (siempre receptora de desastres naturales), mostrando a la vista daños en calles, viviendas y hasta en la infraestructura de San Carlos.

Magdalena, Nogales, Imuris, Cananea, arroyos, ríos serranos, Ciudad Obregón y Hermosillo, recibieron una gran lección para quienes están obligados a trabajar para evitar desastres mayores.

Nadie prevé el desastre natural. Esto último permite en gran parte, que las carreteras, puentes y caminos, sean vulnerables ante la naturaleza porque los materiales que utilizaron para su construcción no fueron los mejores, sino los más baratos, quizá por la corrupción.

La naturaleza nos está dando una gran lección en el mundo, en México y en Sonora, porque todos fallamos, pero la lección más directa es a las y los gobernantes.

 

TREMENDO caos vehicular en Hermosillo alrededor de la calle Reforma, boulevard Navarrete, Solidaridad y boulevard Luis Donaldo Colosio… Por un momento, no necesitas estar en la ciudad de México en una hora “pico” para sentirlo…Gran parte de la situación se debe a la construcción del puente del paso a desnivel en Solidaridad y Colosio y eso provoca ajustes en el tránsito municipal… Se sabe que las grandes obras provocan molestias, pero también es cierto que hay un departamento de Tránsito Municipal que podría ser más eficiente y operar una mayor agilización vehicular… Si todo continúa dejándolo a los semáforos, las filas de autos seguirán siendo enormes… Y de la calle Reforma a la “Solidaridad”, tardará en cruzar la 30 minutos.