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Ni López Obrador ni Margarita, PRD primero acordará alianzas, luego candidato; entrevista con Jesús Zambrano

Por Imanol Caneyada/

Con el Sistema Nacional Anticorrupción ya no habrá otro mequetrefe o pelele como el ex secretario de la Función Pública, asegura el actual presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados 

Si algo no se le puede negar a Jesús Zambrano es su fidelidad al PRD. Miembro fundador de ese partido, desde entonces ha militado en el Sol Azteca tanto en la salud como en la enfermedad. Protagonista de la izquierda mexicana hace ya cuarenta años, primero desde la clandestinidad y cuando los tiempos lo permitieron desde la militancia democrática, el nacido en Empalme estuvo de visita en Sonora a los pocos días de que fuera elegida Alejandra Barrales presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática. De esta nueva etapa de su partido y de otros temas de la agenda nacional charló con Primera Plana el actual presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.

Después de tantos años de enfrentamientos intestinos, hay un mensaje de unidad rotundo entorno a la elección de Alejandra Barrales para reconstruir el PRD. ¿Es esto posible teniendo en cuenta los antecedentes?

Jesús Zambrano Grijalva, presidente en turno en la Cámara de Diputados.
Jesús Zambrano Grijalva, presidente en turno en la Cámara de Diputados.

Es posible, necesario e indispensable, si queremos mantenernos en la idea, en el objetivo de jugar un papel relevante en la vida del país. El PRD viene de procesos unitarios, surgió así, de una amplia unidad, y no veo ninguna razón para que no podamos recuperar esta tradición nuestra; más ahora, militando en esta pluralidad que significa el PRD. El hecho de que se haya logrado la elección de Alejandra Barrales con la aprobación del 82% de los consejeros nacionales es una noticia muy importante; habla de la convicción que tenemos los principales liderazgos del PRD sobre esta necesidad de unidad, porque es condición para que podamos enfrentar exitosamente los retos que tenemos como país y como partido. El PRD tiene un voto duro que anda entre el 12 y el 17%, aunque algunos lo sitúen hoy en día en el 8%. Cualquiera que sea el tamaño de nuestra votación —soy de la idea que vamos a mantener el voto más duro y tradicional de entre el 12 y 17%—, ese voto electoral va a ser determinante para decidir el rumbo del país, tanto en las elecciones del Estado de México en 2017 como en las elecciones presidenciales de 2018. Hoy, los comicios, como lo sabemos, ya no se ganan con amplios márgenes de votación; y no sólo eso, además, ha quedado demostrado que ninguna fuerza por sí sola puede tener triunfos electorales. Si el PRI no se hubiera coaligado con el Partido Verde o el PANAL o el PT, no habría ganado ni una sola elección; si el PRD junto con el PAN o el PAN con el PRD no hubieran ido coaligados con otras fuerzas, tampoco hubieran ganado en las recientes elecciones. Por ello, las próximas elecciones van a tener en las coaliciones un componente fundamental, quien logre conjuntar la mayor cantidad de fuerzas —soy partidario de construir un amplio frente nacional para el 2017 y 2018—, quien lo logre ganará las elecciones.

En esta función, digamos de bisagra, el PRD aparentemente tiene dos caminos: uno, construir un amplio frente de izquierda, lo que significa acercarse a Morena y a Andrés Manuel López Obrador; el otro, continuar con las alianzas con el PAN, un partido que ideológicamente está en el lado opuesto del PRD. ¿De estos dos escenarios, por cuál va a inclinarse el PRD?

Yo parto de un escenario diferente, de un planteamiento político y metodológico diferente, que es el de construir un amplio espectro democrático, progresista, con claros componentes de izquierda y que no vete a ninguna fuerza de antemano.

¿A ninguna? ¿Incluido el PRI?

A ninguna fuerza con excepción del PRI, porque el objetivo es derrotar al PRI, el responsable principal de toda esta debacle económica, social y política; todo este deterioro en el manejo de las cuestiones públicas que estamos viviendo en el país.

¿Incluso una alianza con Margarita Zavala, por ejemplo, esposa de uno de los responsables del inicio de esta debacle?

Si se pone por delante como condición el nombre de candidatos, es imposible que lleguemos a acuerdos. Entonces nosotros pondríamos al nuestro y si Morena se llegara a sentar a la mesa, pondría a Andrés Manuel; entonces esta condición previa puesta sobre la mesa significa que no va a haber acuerdos. Pongámonos de acuerdo, primero, en qué es lo que requiere el país. Pero además, cuando hablo de un amplio espectro democrático, progresista, me refiero a incorporar a otros sectores de la sociedad que están en el ámbito de las ONGs, en las candidaturas independientes, en el ámbito de los partidos políticos locales, que pueden representar uno o dos o tres por ciento, y que son muy importantes para inclinar la balanza. Así que no se trata de una decisión que deba tomarse entre a) el PRD y Morena, o b) entre el PRD y el PAN. No, sentémonos sin condiciones previas a discutir qué es lo que requiere el país, sin anteponer cuestiones ideológicas porque entonces, ahí sí, nos vamos a topar con asuntos irreconciliables. Te pongo como ejemplo el Pacto por México. Pusimos por delante aquello en lo que coincidíamos y logramos conciliar acuerdos para lograr reformas de un profundo calado institucional.

Esta unidad que busca consolidar el PRD, pensando en 2018, ¿se traduce en una unidad en torno a la candidatura de Miguel Ángel Mancera?

En torno a quien esté mejor posicionado de aquí a un año o año y medio; hay por lo menos dos que han levantado claramente la mano y que quieren ser candidatos del PRD en busca de una amplia alianza, que son Mancera y Graco Ramírez, el gobernador de Morelos, y otro que ha dicho que está valorando la posibilidad es Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán. Vamos viendo de aquí a entonces qué es lo que sucede, cómo andan las preferencias electores, y vayamos con el que esté mejor posicionado.

¿Ha habido un castigo por parte del electorado de izquierda al PRD por sus alianzas con el PAN este año, un electorado que tal vez ha buscado otras opciones como Morena?

El diputado federal del PRD, opina que rumbo a las próximas elecciones, quien conjunte la mayor cantidad de fuerzas partidistas, será quien logre ganar.
El diputado federal del PRD, opina que rumbo a las próximas elecciones, quien conjunte la mayor cantidad de fuerzas partidistas, será quien logre ganar.

Las alianzas han sido positivas; si no hubiéramos ido en alianza con el PAN en por lo menos Veracruz, Quintana Roo y Durango, estados que nunca habían tenido alternancia política, no se hubieran logrado esos resultados. El PAN salió a decir que habían ganado con un triunfalismo y una soberbia dignos de ser rechazados. Si no hubiéramos ido juntos no se habrían ganado esos estados, la gente premió esos esfuerzos unitarios. El crecimiento de Morena no viene por las alianzas con el PAN; viene por la decisión de Andrés Manuel de romper con el PRD. Él es el responsable de la división de la izquierda, no el PRD; el partido no le dio motivos, tan es así que lo hicimos candidato nuestro en 2012. Y sin que hubiera razones de su parte, decidió formar Morena y mandar al  diablo al PRD. En el 2015 no fuimos con el PAN y Morena obtuvo más votos que nosotros en la Ciudad de México; fue una condena, una sanción a cosas que no estábamos haciendo bien en la Ciudad de México o en otros estados de la República.

Esto me lleva al tema del Sistema Nacional Anticorrupción, pues una lectura que se le da a los resultados electorales recientes es que la gente ha castigado a los partidos, independientemente de las siglas, por sus actos corruptos en el poder. No es la primera vez que en México se reforman leyes y se crean instituciones para combatir la corrupción sin resultados. ¿Esta vez qué es diferente que garantice resultados concretos?

En primer lugar, el Sistema Nacional Anticorrupción va de la mano del Sistema Nacional de Transparencia, que significa rendición de cuentas, en donde hay una obligación de entes públicos, de funcionarios públicos de actuar con transparencia, y si no lo hacen conforme a lo que dice la ley, hay sanciones, consecuencias, responsabilidades legales. En el tema anticorrupción, hay un conjunto de elementos e instrumentos con los que institucionalmente no se contaban, como es el de la creación de un fiscal nacional anticorrupción que deberá pasar por la sanción del Senado de la República…

¿Y esto garantiza su autonomía para evitar Casas Blancas, etcétera?

Tiene que rendirle cuentas al Senado de la República, y no ser un empleado del presidente, como sucedió con el secretario de la Función Pública, cuyo cargo, a partir de ahora, debe ratificarlo el Senado, ya no habrá otro mequetrefe (Virgilio Andrade) o pelele como el que acaba de renunciar. Además está la creación de comités de participación ciudadana, vigilantes que deben ser propuestos por la sociedad civil para que participen en los nombramientos junto con el presidente de la República y el Senado. Entonces, hay un conjunto de aspectos y disposiciones que no las teníamos antes de este sistema. La corrupción, no lo olvidemos, tiene que ver con un funcionario corrupto pero también con un empresario corruptor o un particular corruptor; hoy hay sanciones establecidas para que si un empresario o una empresa logra ganar una licitación violando la ley y se demuestra esta violación, se le sancione, incluido el veto para que pueda participar en futuras licitaciones. Tiene más facultades la Auditoría Superior de la Nación, la cual puede iniciar acciones incluso de carácter penal contra irregularidades que se detecten en el manejo de los recursos públicos. Pero por supuesto, el principal reto que tenemos es que se cumplan, si no, no va a cambiar nada.