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No es leyenda urbana, niños desaparecidos en México

Por Guillermo Saucedo/

En todo el mundo, muchos niños desaparecen cada año. En México tal parece que no es la excepción, y que es una realidad, no una leyenda urbana contada para espantar a los niños y así lograr que ellos se porten bien.

Y es que en México hay más de 45 mil menores considerados como desaparecidos y en los últimos años se han abierto más de 5 mil averiguaciones previas por infantes plagiados, según informa un estudio realizado por el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), en coordinación con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En Hermosillo, el terror se apodera de los padres de familia ante tal situación, y es que en el último año se han activado varias alertas Amber, donde la Procuraduría General de Justicia del Estado se encarga de realizar acciones en el menor tiempo posible para la pronta localización de niños desaparecidos.

Guillermo Gutiérrez Romero, presidente de la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos, afirma que los niños que son robados son con fines de explotación sexual, venta, y tráfico de órganos (según denunció en junio del 2014 al sitio informativo Sinembargo.mx).

“Nosotros venimos luchando desde hace más de 10 años para que se cree el Centro Nacional Especializado para la Búsqueda de Niños Robados, pero no pasa nada y eso les da luz verde a los secuestradores para que sigan llevándose a los niños”, declaró.

Hace apenas dos semanas, vecinos de la colonia Combate en esta ciudad, sorprendieron a un individuo queriéndose robar a un niño dentro de las instalaciones de una tienda, entre los vecinos ya corría el rumor y la sospecha de que se trataba de un presunto secuestrador.

En ese momento, los vecinos de la colonia sacaron al hombre del establecimiento y en grupo lo agarraron a golpes, después lo retuvieron hasta que llegaron las autoridades quienes se encargaron de aprenderlo para realizar las averiguaciones debidas.

En octubre del año pasado, en las redes sociales se corría el rumor de que rondaba una camioneta negra en la ciudad operada por secuestradores, rumor que fue tan fuerte que llegó a oídos del Procurador del Estado de Sonora, Carlos Alberto Navarro Sugich, quién desmintió tal rumor.

“Hay personas que tenemos detectadas que todavía insisten en la leyenda urbana del robo de niños, pero si hacemos una comparativa, por ejemplo, ¿por qué hay robo de carros? Porque hay venta de carros robados, no tiene sentido pensar en robo de niños, porque no hay venta de niños, y no hay venta de órganos”, señaló. Así, para el procurador de Sonora, en ese momento el robo de niños era una leyenda urbana, un mito, algo inexistente.

Pero el pasado 21 de enero el mismo fiscal estatal informó a través de un comunicado, la detención de cuatro sujetos señalados como probables responsables de haber participado en tres secuestros cometidos en la ciudad de Hermosillo, los días 25 de junio, 17 y 19 de agosto del año 2013.

Se trató de Pedro Villa Campos, de 30 años de edad, quien tiene antecedentes penales por el delito de privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro, en el estado de Durango.

Las otras personas son: Oscar Bustamante Rodríguez, de 45 años de edad, originario de Ocampo, Coahuila y con domicilio en la colonia Ley 57; además  Pablo Humberto Quijada Maldonado, de 27 años de edad, hermosillense pero radicado toda su vida en la población de La Estancia, en Aconchi, Sonora; y también Carlos Daniel Guerrero Mendoza, de 38 años de edad, originario de Guaymas y con domicilio en la colonia Los Encinos, en esta capital.

Y es que no para todos el secuestro es una leyenda urbana, hay quienes han sufrido ese abuso en carne y hueso, y hoy están para contar su testimonio ante este hecho tan desagradable, tal es el caso de una joven que fue secuestrada y liberada hace unos años.

La experiencia fue cruel y desagradable para la joven que en ese entonces tenía 21 años, quien cotidianamente acudía a un parque de Hermosillo en donde ella solía correr. En varios días vio a un individuo quien solamente observaba, hasta que un día no lo miró, minutos después el hombre la subiría a una camioneta.

Días después el sujeto la liberaría, sin antes haberla violado en múltiples ocasiones y haberla lastimado severamente. El daño físico y emocional no fue de “mentiras”, es una realidad que pasó en nuestra ciudad capital.

El secuestro es un acto difícil de prevenir y tienen graves consecuencias para las personas afectadas, esas víctimas reales que, en nuestro país no son solo una leyenda urbana.