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No hay compadre que no haga daño

Por Feliciano J. Espriella/

Asegura la sabiduría popular mexicana y me parece que el candidato del PAN a la gubernatura de Sonora lo vive en carne propia.

Qué paradójica la situación de Javier Gándara Magaña. Su principal promotor, nadie lo pone en tela de duda, se llama Guillermo Padrés Elías, quien despacha desde la oficina más refrigerada del palacio de gobierno, pero también es, sin duda alguna, su principal obstáculo.

El pasado lunes el candidato de Acción Nacional ofreció una cena a una veintena de columnistas locales. Hubo unos cuantos que le son afines, otros pocos neutrales y un buen puñado de críticos. Me pareció un buen ejercicio político en el que el candidato durante una regular cantidad de tiempo compartió algunas de las vivencias de su campaña actual, posibles proyectos en caso de ganar la contienda y opiniones personales sobre varios temas. Pero luego la conversación dio un giro diametralmente opuesto hacia temas que evidentemente no son del agrado del anfitrión.

Los señalamientos de corrupción en su contra

Después de un rato las preguntas de algunos columnistas orientaron la plática a los temas de corrupción y campañas negras. Se habló ampliamente de las acusaciones que desde hace varios años le viene haciendo el PRI y particularmente Natalia Rivera, las cuales han llegado ya a denuncias penales en la PGR.

Sobre estos hechos nos comentó que no le inquietan en lo más mínimo y se siente totalmente tranquilo sobre el giro que finalmente tendrán. Asegura que no tienen fundamento jurídico ni aportan pruebas reales de ilícitos cometidos por él, familiares, socios o miembros de la que fue su administración.

«Si hubiera algo de sustento -dijo-, las autoridades ya hubieran procedido en mi contra». Me parece que en relación a este tema tuvo muy buena defensa. Lo abordó de frente y no hubo señalamientos contrarios.

Campañas negras

El tema de las campañas negras estaba muy sensible el día de la cena. Por la mañana la candidata del PRI, Claudia Pavlovich lo trató en conferencia de prensa con mucha contundencia, respondiendo enérgicamente a varios ataques recientes contra su familia política e intervenciones cosméticas.

No faltó quien le señalara que su opositara lo acusó públicamente de «robar» durante el ejercicio de su administración. Respondió como lo ha hecho en ocasiones anteriores, en el sentido de que no va a entrar en el juego de confrontaciones de esta naturaleza.

Sin embargo sí destacó en más de una ocasión que su contrincante desde el inicio de su campaña política se ha dedicado a atacarlo, amén de que un buen número de altos directivos del PRI la han secundado. Exhorta a sus rivales a una contienda de altura en las que se debata sobre proyectos y propuestas y reitera que él nunca en su vida política ha denostado y mucho menos agredido verbalmente a sus opositores.

Sin embargo, en este tema entre la grey periodística hay muchos reclamos de compañeros que de diversas formas han sido agredidos por gente esbozada que opera desde el anonimato pero evidentemente orquestada desde las altas esferas de la administración estatal.

Gándara dijo desconocer el origen de dichas campañas, reiterándose contrario a la práctica de ellas. La discusión siguió durante bastante tiempo tornándose en momentos un poco ríspida. El candidato se mantuvo firme en el sentido de ser totalmente ajeno a lo que ha sucedido al respecto, pero algunos compañeros mantuvieron la misma firmeza señalándose que ese era uno de los principales motivos por que frecuentemente le prodigan críticas contumaces.

Sí me desmarco, pero poquito: Chapo Soto

El excelente columnista y amigo Arturo «Chapo» Soto, con el sólo título de su columna del día siguiente a la cena, definió perfectamente la posición de Javier Gándara respecto a su relación con el gobernador, la administración estatal y los orquestadores de la basura política que a diario esparcen por todo el estado.

Me parece que fue unánime la percepción de que el principal daño a la campaña y la figura del candidato Javier Gándara, viene de su cercanía a los actuales ocupantes del palacio de gobierno. Se piensa, y me parece que con mucha certidumbre, que si llegará a la gubernatura, quedarán impunes quienes en esta administración estatal han literalmente saqueado las arcas públicas. Y son muchos.

Queda también la percepción de que si bien el candidato no auspicia ni promueve las campañas negras, sí las acepta y conoce sus orígenes. Creo que si Javier Gándara Magaña no se deslinda de una buena vez de Padrés y compañía, minimiza sus posibilidades de triunfo. Cierro con algo más amable:

Un hombre que iba manejando su automóvil, llega hasta las puertas del Congreso y se estaciona. Un agente de tránsito llega inmediatamente y le dice:

– Oiga, no estacione su carro ahí porque ya van a salir los diputados.

El hombre dice tranquilamente:

– No te preocupes, mi auto tiene alarma.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.