Nogales, afectado por la migración

*La migración causa problemas, pero también deja beneficios en la ciudad
*El Albergue de San Juan Bosco alivia un grave problema con orden interno y apoyo del Gobierno
*Nacen dos niños migrantes en Nogales, uno de padre guatemalteco y otro michoacano
Por Sergio García
NOGALES, SON.- La ciudad ha comenzado ya a sufrir los problemas de una Caravana de Migrantes que técnicamente no ha llegado a la ciudad.
Los vendedores de curiosidades se quejan de la falta de visitantes estadounidenses, debido al estrés que genera la militarización de la frontera.
En algunos tramos los militares de Estados Unidos aún siguen reforzando el muro internacional.

El albergue de San Juan Bosco, fundado por Don Francisco Loureiro Herrera y Doña Gilda de Loureiro es un verdadero termómetro del movimiento de indocumentados en esta frontera y la región.
Y se sabe que es de toda la región ya que por esta ciudad deportan a gente de México, Centroamérica y aún a gente nacida en Estados Unidos o que tiene toda la vida viviendo allá o que combatieron por ese país en algún lugar de Asia, como Irán o Afganistán.
«Hemos atendido a un promedio diario de 150 personas desde que inició esta nueva crisis de migración, niños, adultos, jóvenes, mujeres y hasta ancianos a veces», comentó.
Por el albergue se observan rostros tristes, desesperanzados, algunos asustados, con sus pies cansados, gente preocupada. Algunos llegan golpeados o con fracturas… Sólo los niños corretean inocentes a los problemas, por los pasillos y la capilla.

Ahí en la capilla, católica y dedicada a San Juan Bosco, los migrantes esperan tranquilos su turno de apuntarse y de ir resolviendo sus problemas.
Los que son deportados de Estados Unidos reciben servicio de teléfono para buscar a sus familiares, lo mismo que internet, servicios médicos y apoyo psicológico.
También hay un grupo esperando a que el Gobierno de Estados Unidos acepte solicitudes de ingreso para pedir asilo político o algún otro estatus legal para residir en el país del Norte.
Es la hora de la cena, y mientras Don Francisco platica con nosotros, los migrantes se acercan por tandas a la mesa, donde cenan. El menú del día: crema, café, pollo, arroz y frijoles.
Esta obra que ha atendido a más de un millón 200 mil migrantes, nació de la misericordia pura ante la tragedia humana: Fue una mañana de invierno frío, de hace ya 32 años, que Don Francisco miró a una indígena oaxaqueña, con dos niños de brazos, descalza.
No pudo más y decidió poner manos a la obra: la llevó a un almacén donde reunieron cobijas, cartones, donde pudieran dormir más abrigados que en la calle.
Pero la mujer le dijo que había otros 70 migrantes en la plaza, y otros en el Seguro Social. El caso es que con los amigos y la valiosa ayuda espiritual y material del padre Larios la obra perduró.
«Ahora el albergue es una Institución de Asistencia Pública registrada y fiscalizada por el Gobierno, lo cual ha permitido recibir más apoyos y estar menos al vaivén de la suerte», comentó.
Sobre la caravana actual, dijo sentirse listo para atender lo que se venga, pero se tiene que tener la ayuda constante de la sociedad y del Gobierno.
Nacen los migrantes más pequeños

De padres originarios de Campeche nació en esta ciudad el migrante más pequeño de la historia local, lo que llenó de ternura al Albergue de San Juan Bosco.
Fue durante la mañana del 27 de noviembre que la madre, Blanca Guadalupe García López, sintió dolores fuertes por lo que fue llevada al Hospital General de Nogales, donde dio a luz a un pequeñito.
El padre del niño se llama Francisco Javier Martín Rodríguez, quien viaja acompañado por otros dos pequeños, llamados Francisco Javier, de cinco años; y Natalia Guadalupe, ambos de apellidos Martín García.
Los padres informaron que el niño será bautizado con el nombre de Daniel de Jesús.
«Estamos muy contentos por tener un hijo más, y esperamos lograr del gobierno de Estados Unidos el asilo», comentó el padre de familia.
Gilda Loureiro, fundadora de este albergue manifestó su alegría por tener a un nuevo ser hospedado en este albergue, y espera que tenga toda la suerte de ser albergados en Estados Unidos, donde espera encuentren una vida mejor.
De la misma manera nació el pequeño Juan, de padres guatemaltecos, quienes vienen huyendo del hambre, de la pobreza y de la violencia.
Juan Miguel Páez Lucas, de 22 años, es el padre del niño, mientras que la madre es Juana Leticia Ramos Escobar, de 22 años de edad, quien estuvo internada en el Hospital General de Nogales, debido a posibles problemas del bebé, pero todo salió bien.
Aparte del recién nacido, este matrimonio viene acompañado de dos niños, Juana Florentina, de 3 años de edad y Micaela, todos de apellidos Páez Ramos.
Los primeros ya pasaron a Estados Unidos con su niño de apenas cuatro días de nacido a Estados Unidos, donde se encuentran bien, según se reportaron para agradecer todas las atenciones.
Se atienden dignamente: Jesús Pujol
Jesús Pujol Irastorza, presidente municipal de Nogales, comentó que se tiene capacidad para la atención de los migrantes, pues ya han llegado algunas decenas de la caravana.
Resaltó que el ayuntamiento está muy bien coordinado con el Gobierno del Estado y el Gobierno de la República, a través de Protección Civil, por lo que todo hasta ahora, aseguró, marcha de manera tranquila.
En cuanto a la inquietud de los comerciantes del centro de la ciudad, comentó que buscará la forma que no se afecte más la economía, sobre todo con miras a las fiestas decembrinas.

Luis Felipe Robles, vendedor de curiosidades del Centro de la Ciudad, comentó que de alguna manera se han caído las ventas desde que se instaló la alambrada de púas.
«Los militares estadounidenses y los rumores de que vienen migrantes en caravana aleja al turismo, ya que los gringos son muy sensibles a cualquier problema de ese tipo», comentó.
Ricardo Galaz Flores, quien tiene un puesto de dulces y alimentos típicos sonorenses, muy visitado en la zona de la línea internacional, dijo que se ha sentido menos turismo, pero con las ventas de diciembre todo se va a olvidar.
«No podemos caer en el alarmismo, si el problema fuerte no ha llegado, no tenemos por qué quejarnos», dijo.
El cruce que ahora se tarda el doble por la garita Dennis DeConcinni, dijo que es una ventaja, ya que el visitante foráneo, se baja de sus autos y pasea entre los negocios locales, consumen y comen.
«Es un problema para la gente del Sur de Sonora y Sinaloa, pero mientras más permanezcan en Nogales, más vendemos nosotros», comentó.