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Nuestras manos hablan, nuestros ojos podrían escuchar

Resultado final

La Comunidad Sorda de Hermosillo, trabaja en proyectos para difundir a través del arte la Lengua de Señas Mexicana; “queremos que la sociedad sepa que nuestras manos hablan”

 

 

Por Emilio Martínez

Al sur de la ciudad capital de Sonora, dentro las calles Tláloc y Mixtla, de la colonia Cuauhtémoc, un mural de Lengua de Señas Mexicanas, fue pintado el año pasado para promover la inclusión en la sociedad de la comunidad sorda de la ciudad. Gracias a esto un mes después en la colonia Nacameri se ubicó el segundo mural en Lengua de Señas Mexicana, titulado “Háblame con tus manos”. Ahora con el apoyo del IMCA a la Comunidad Sorda de Hermosillo para lograr una verdadera inclusión en nuestra sociedad. Sobre estos sucesos, se desentrama una narración más popular de lo que creeríamos, la de una unión particularmente ciudadana detrás de hacer las 30 letras que fueron pintadas en una pared de la casa de la familia García Porchas.

Yahir Alejandro Rodríguez Moreno, representante de la Comunidad Sorda de Hermosillo, para la realización del mural “Háblame con tus manos” comentó:

“Para nosotros, la Comunidad Sorda de Hermosillo, el participar en diferentes proyectos en conjunto con otros compañeros como Lybia y crear más oportunidades artísticas, culturales, de pintura, de murales, todo esto es la parte artística de nuestra comunidad, de nuestra sociedad, no solamente enseñar Lengua de Señas a la comunidad de sordos, no nomás para comunicarnos entre nosotros.”

La fundadora de la agrupación “Háblame con tus manos”, Lybia Pantoja, explicó que la intención del grupo no es solo el que se coloquen varios murales, sino que se pretende promover corredores culturales a su alrededor. “Es nuestro primer proyecto, pero queremos continuar, cualquier empresa que quiera unirse está invitada y eso los va a convertir en una empresa a favor de la inclusión”.

La agrupación así no solo busca el apoyo de los entes gubernamentales, si no de los privados que puedan sumarse a su lucha. Siendo esta de carácter cultural, una por la que se cambiaría el estigma ante las personas sordomudas.

El diseñador o creador del mural es Martín Julián, quien es sordo, y quien busca la inclusión a su comunidad mencionó que “esto fue para la sociedad, que sepamos que nuestras manos hablan, de qué manera incluirnos más, da mucha felicidad trabajar la inclusión y equidad para las personas sordas”.

Las artistas, un grupo de señoras llamado Matices, que ya han pintado otros murales en honor a personas y sucesos en la colonia Cuauhtémoc. Debido a lo anterior, los participantes en la creación del mural aplaudieron el detallado trabajo de la artista para comunicar, a través de la pintura, movimientos manuales que forman palabras en esta Lengua de Señas Mexicana.

Recordemos que la Lengua de Señas Mexicana se consideró un patrimonio lingüístico de la nación desde 2005, pues es la forma en la que los sordos entienden el mundo y se comunican entre sí. Concientizar sobre la importancia de las señas para la plena realización de los derechos humanos de las personas es una tarea imperante para México y cualquier país del mundo en tanto que esta población, no se distingue geográficamente. Las personas que se comunican a través de la lengua de señas deberían en teoría poder acceder a cualquier espacio sin problema alguno.

Quizá a través de la cultura y la educación lo más pertinente e importante sería, que tanto las niñas, niños, jóvenes y personas adultas conozcan y aprendan la LSM; hay que atender, visibilizar e incluir a las personas con discapacidad auditiva, es hora de poder primero evitar la discriminación y detener su segregación involuntaria. Así, el esfuerzo de esta agrupación, de Martín Julián y de Matices no sólo es una talacha de uno solo contra el mundo, durante los últimos años cada vez más ciudades a lo largo de los estados Mexicanos ya cuentan con uno o varios murales del estilo. Siempre en cada uno, teniendo un impacto visual positivo para con la normalización de esta condición y de su lengua. No haciéndola algo de lo que uno se entera de forma abrupta y muy lejos de la niñez, mas poniéndole nombre desde entonces, hace a uno más fácil aceptar esa realidad en el mundo como una establecida y común. Eso es lo que hacen estos murales.

¿Uno como ciudadano no está también comprometido con las reproducciones culturales que dejará atrás, con los conceptos y estigmas que nos trascienden? ¿Podría plantearse una responsabilidad cívica al uso del lenguaje como comúnmente lo hacemos?