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Ola de ‘haitianos’ en México, un problema que dejaron crecer

Las autoridades de migración en México han expedido más de 18 mil permisos por razones “humanitarias” ante la ola de haitianos que buscan asilo en Estados Unidos, exhibiendo insuficiencia e incluso provocando un riesgo latente para la seguridad nacional

Por Rigo Gutiérrez E.

SAN LUIS R.C., Son.- Aarón tiende al sol una playera roja, todavía escurriendo agua. Es uno de los 15 jóvenes en el patio de la Casa del Migrante donde desde hace al menos dos semanas es común escuchar música de reggae.

Mientras el oriundo de Haití acomoda las empapadas prendas en el tendedero, platica a “Primera Plana” con un español entremezclado con portugués, parte de su travesía hasta llegar a esta frontera con Arizona.

Aarón viajó desde Brasil hasta México pagando desde una visa, transporte, comida, hospedajes.
Aarón viajó desde Brasil hasta México pagando desde una visa, transporte, comida, hospedajes.

En 2014 —recuerda— salió de la isla caribeña rumbo a Brasil, ahí estuvo más de dos años trabajando en la construcción a propósito de las olimpiadas de Río de Janeiro. Hace tres meses dejó Brasil para trasladarse hasta México, pasando por diez países. En bote, en camión y a veces a pie.

“En Haití no hay trabajo, no encuentras. En Brasil también hay crisis de trabajo, todo está lleno. Cuando llegué a Brasil pasé once meses con trabajo pero después nada, sin servicios. Por eso tengo muchos amigos míos que se vieron para acá”, explica.

Desde la otra esquina, los amigos de Aarón juegan naipes en el suelo, pero atentos escuchando de qué va la charla. Son sus compañeros de viaje, indica el joven de 31 años, todos llegaron hasta aquí decididos a pedir “asilo” al gobierno de Estados Unidos.

Cuestionado sobre cuál es su expectativa ahora que fue electo Donald Trump como presidente en Estados Unidos (conocido por su postura de endurecer las políticas migratorias), el chico haitiano solo se encoge de hombros.

“Yo entiendo eso pero no sé qué vaya pasar con nosotros, aquí estamos muy lejos de Haití, nosotros gastamos mucho dinero para llegar aquí”.

¿Cuánto ha pagado?

“Hemos gastado mucho dinero”

¿A quién le pagó?

“Hemos pagado una visa, carro, barco, muchos días a pie”.

Inesperado fenómeno migratorio

Sin embargo, Aarón al igual que sus compañeros están en incertidumbre de qué día los van a recibir las autoridades migratorias al otro lado de la frontera. Se trata de un proceso lento.

La señora “Viky” López es voluntaria en el albergue de migrantes, lleva el orden, atiende las diversas necesidades y hasta juega con los pequeños.
La señora “Viky” López es voluntaria en el albergue de migrantes, lleva el orden, atiende las diversas necesidades y hasta juega con los pequeños.

En tanto, los migrantes permanecen temporalmente alojados en hoteles o en otros casos, recurren a los albergues como la Casa del Migrante, donde los auxilia la señora Eduviges López.

Doña “Viky” —como le llaman de cariño— tiene más de 20 años como voluntaria en este sitio. Su labor se enfoca en mantener el orden al interior, que no falten alimentos, cobijas, y sobre todo aseo.

Actualmente hay 36 personas registradas. Una cifra muy por debajo, comparada con la semana anterior, cuando llegaron a atender hasta 140 personas, entre haitianos, africanos, guatemaltecos, hondureños y salvadoreños. Algo extraordinario.

Semanas atrás, personal de Grupo Beta —perteneciente al Instituto Nacional de Migración— llegaba al albergue con haitianos y africanos. Se los dejaban por unos días, mientras en la ventanilla de Migración en Estados Unidos los atendían.

“Nosotros estamos apoyando a Grupo Beta con los repatriados, así como la gente que va de paso”, comenta la señora “Viky”. En el albergue, le abre la puerta a cualquier persona que necesite de un techo o un plato de comida.

Mientras charlamos con la asistente del albergue se acerca un pequeño de a lo mucho dos años. Con sus ojos grandes, pelo negro enchinado y sonrisa traviesa ofrece un muñeco que acaba de sacar de entre unas cajas de cartón. Son víveres, ropa, despensa, y demás donaciones que ha hecho la comunidad sanluisina. “La gente se ha solidarizado y nos llegan con alimentos”, dice la amable mujer.

Pero no todo lo que preparan lo consumen los refugiados, y es que al principio a algunos no les caía la cocina típica sonorense; ahora saben con seguridad que comen arroz, pollo y otras recetas.

Migrantes con iPhone y Nike

Actualmente en la Casa del Migrante hay 36 personas que esperan su turno para ser entrevistados por autoridades norteamericanas.
Actualmente en la Casa del Migrante hay 36 personas que esperan su turno para ser entrevistados por autoridades norteamericanas.

Los vecinos de San Luis están familiarizados con el fenómeno migratorio. Si bien es cierto, acostumbraban ver centroamericanos, o connacionales de paso, ahora también hay caribeños paseando en los alrededores.

La percepción de la comunidad es que los haitianos —como son identificados de manera generalizada— son tranquilos, respetan los espacios, y saben bien que están de paso intentando cruzar con una “visa humanitaria”.

Pero a diferencia del migrante promedio, se ven con un semblante más tranquilo, usan Smartphones, audífonos, visten ropa y calzado de marca (a veces en sandalias), portan cadenas, rosarios, anillos; en suma, su atuendo contrasta visiblemente con el connacional o centroamericano que llegó hasta la frontera en el tren conocido como la “bestia”.

En medio de esta oleada de migrantes, los hoteles del área también comenzaron a tener actividad, puesto que algunos traen suficiente recurso. Van al oxxo, las farmacias, visitan los comercios locales.

Otro aspecto que observan los sanluisinos, es que la mayoría son varones de entre 20 y 30 años. Salvo contadas excepciones se ven mujeres con niños (al menos en esta ciudad).

Niega tráfico detrás de haitianos

Para el delegado del Instituto Nacional de Migración en Sonora, Juan Manuel Hurtado, el fenómeno migratorio de los haitianos en este momento viene a la baja en esta zona de la frontera.

En entrevista para “Primera Plana”, el funcionario federal confirma que desde que detectaron este flujo poco antes de septiembre, tienen identificados alrededor de 18 mil migrantes haitianos que ingresaron por Chiapas.

Juan Manuel Hurtado, delegado en Sonora del Instituto Nacional de Migración.
Juan Manuel Hurtado, delegado en Sonora del Instituto Nacional de Migración.

Explica que en la frontera sur de México, estas personas se entregan de buena fe al INM y así iniciaron su proceso. Primero les piden identificarse, les toman una foto, y les entregan un documento el cual asegura no tiene costo.

Este permiso tiene una vigencia de 20 días para regularizar su estancia, aunque se puede renovar porque no hay reconocimiento de sus países. Esto último no ocurre con Salvador o Guatemala, donde hay oficina consular y trabajan directamente con ellos.

Para conocer un poco del funcionamiento de la oficina Migración, Juan Manuel Hurtado ilustra que son dos áreas principales:

El Grupo Beta, ellos hacen recorridos en la frontera, no pueden hacer aseguramientos pero ayudan a cualquier migrante.

La otra área es de Repatriación, se encargan de recibir solo a connacionales expulsados de Estados Unidos, en este sentido aclara: “no nos van a mandar los 3 mil haitianos o africanos que ya entraron o cualquier otra nacionalidad que no sea mexicano”.

Actualmente tienen identificados que en Nogales hay 124 personas en espera de cita con autoridades norteamericanas; mientras que en San Luis son 40 más.

A pregunta expresa de si hay traficantes de personas o polleros moviendo a los haitianos, responde: “Ellos vienen solos”.

“No vienen con polleros, ellos saben, traen celulares, se comunican con nosotros, porque una vez nos dijeron saben qué vienen 15 más. Un día dijeron en Mexicali como somos tantos váyanse a Nogales”.

El delegado federal sostiene que en estos momentos el flujo de haitianos y africanos ha bajado considerablemente, no así el otro tipo de flujo como de centroamericanos, y va más allá al decir que llegará un momento que sea un paso regular.

Asimismo comenta que una vez que estos migrantes estén del otro lado, quedan en custodia de las autoridades del vecino país, quienes también realizan sus procesos migratorios para decidir si los aceptan o no, pero si los rechazan ya no pueden regresar a suelo mexicano.

Gobierno federal dejó crecer el problema

Enrique Reina, presidente municipal de San Luis Río Colorado.
Enrique Reina, presidente municipal de San Luis Río Colorado.

El alcalde de San Luis Río Colorado, Enrique Reina Lizárraga, explica desde que vieron venir el fenómeno migratorio de las personas que se dicen haitianos, se pusieron manos a la obra y entraron en contacto con autoridades federales tanto en México como Estados Unidos.

El primer síntoma, recordó, fue que los migrantes comenzaban acumularse inhumanamente en el cruce fronterizo para solicitar su “visa humanitaria”, afectando no solo sus derechos humanos, sino los de terceros.

Y es que es muy limitado el número de entrevistas que otorgan, un proceso que lleva tiempo. Todo esto causaba conglomeraciones, en esta zona de la garita (paso peatonal) transitada por cientos de personas que cruzan a sus trabajos diariamente.

En ese sentido, coordinaron un sistema de citas, es decir, a cada persona le van dando un número, y mientras llega el turno esperan en la Casa del Migrante a la cual también apoyaron con víveres.

El alcalde Reina Lizárraga tiene claro que el tema migratorio es de competencia federal, sin embargo recae por igual a los municipios fronterizos, como San Luis.

Pero va más allá al establecer ciertas “incongruencias” en todo este fenómeno, como es el hecho de que sea la misma Secretaría de Gobernación, a través del INM, quien está dejando entrar a los migrantes. “Debe ser un tema de seguridad del país, sí, pero resulta que lo está dejando entrar el encargado de seguridad”.

Asimismo el hecho de que sea hasta esta frontera norte, el punto más lejano, a donde llegan, no Tamaulipas ni Nuevo León. También la renovación de permisos.

Confiados en cruzar con ‘papales’

Saluc viajó con sus amigos hasta esta frontera y espera llegar hasta Miami.
Saluc viajó con sus amigos hasta esta frontera y espera llegar hasta Miami.

Saluc había llegado la noche del sábado a San Luis, después de casi tres meses de camino desde Haití, según dice con un español que se escucha medio afrancesado. De su cuello colgaba un rosario con cuentas de madera. Estamos a menos de 200 metros de Estados Unidos y cada vez que puede voltea a ver la línea fronteriza. “Ellos me van a dar una cita y ver que hacer conmigo”, indica.

De acuerdo a lo que le dijeron, sería un día después cuando lo van a recibir, mientras iría a la Casa del Migrante a esperar ser llamado. Confía obtener su permiso para pasar y así poder llegar hasta Miami, la ciudad donde piensa buscar trabajo.

Por ahora viaja con dos amigos que se ven más jóvenes que él, ellos también tienen la esperanza de lograr cruzar, pero como bien dice Saluc, cuando le preguntamos qué piensa de que Trump llegue a la presidencia “como migrante todo nos puede pasar”.