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Otra vez, tirar buen dinero al pozo llamado Pemex

El gran problema es que Pemex puede generar un colapso económico. La magnitud de la deuda es inédita

 

Por Manuel Gutiérrez

Tirar dinero bueno al malo es una práctica que el pueblo mexicano considera cuando por necedad, inconciencia criminal, o negligencia extrema, se empeña alguien en seguir invirtiendo en una causa perdida, en que el recurso será evaporado, anulado totalmente sin que por ello se salve la empresa del tema. Este el caso de lo hace la presidente con a, Claudia Sheinbaum con respecto a Pemex, a la que por enésima vez la van a resucitar, sacándola del ataúd.

Pemex es el gran zombi económico de México. Camina, pero está muerto, desde el sexenio de López Obrador, que se jugó la carta equivocada de crear una refinería costosísima, e inservible por 20 mil millones de dólares, en conjunto con Octavio Romero (Infonavit) y Rocío Nahle, que de SENER de Energía, pasó a la gubernatura de Veracruz.

Proceso, nos detalla como por medio de la Bolsa de Valores de Luxemburgo, se busca obtener de los ciudadanos de Europa, recursos en inversión en papeles de Pemex, que serán garantizados como atractivo, aunque la empresa petrolera mexicana fracase, el costo será cubierto por México, lo que quiere decir con dinero de los contribuyentes.

Nada nuevo, sólo que la presidente se empeña en repetir errores.

El medio serán notas PCaps, que triangula un financiamiento petrolero que se suma a la deuda exterior colocada en el mercado de Estados Unidos y Canadá, y que hacen que Pemex tenga un pasivo por cubrir el año próximo de 20 mil millones de dólares.

Usaremos deuda, para cubrir deuda, el resto saldrá del presupuesto en caso de que no logren los beneficios financieros por parte de Pemex.

En cuanto al asunto de los pagos prometidos a los proveedores, la 4T segundo piso, se le ha complicado el engrudo, haciéndose bolas (es un pegamento de harina y agua) es decir se les echó perder totalmente la secuencia de operaciones, convirtiendo a Pemex, en un enorme fracaso.

La Coparmex, por medio de Proceso, denunció que los directivos de Pemex, están llevando a la quiebra a las pequeñas empresas y medianas que fiaron servicios, insumos, o prestaron trabajos profesionales para Pemex, lo que coloca en la horca a las Pymes que creyeron en el crédito del gobierno mexicano, y su empresa paraliza el “desarrollo” aunque en la práctica ha sido generador de pérdidas, contaminación y abusos y prepotencia como una tradición que es ampliamente señalada sobre todo en sureste.

Para los desesperados proveedores que no ven la hora del pago, se les exigen moches para ser preferidos ante otros solicitantes con adeudos,  lo que el nuevo director impuesto por el presidente anterior Víctor Rodríguez Padilla, sencillamente finge (o ignora) desconocer lo que funcionarios de Pemex, hacen en Ciudad del Carmen, Tapachula, Hidalgo, Oaxaca, Reynosa, y Tampico, Tamaulipas, Tabasco y Veracruz, en que las acciones dilatorias de la petrolera, apoyadas en promesas de las mañaneras, los mantienen en ascuas esperando el recurso adeudado, o de lo contrario muchas de ellas desaparecerán, y con ellas los empleos que generaban.

Adicionalmente la Cámara de la Industria de la Construcción, por conducto de Luis Méndez Jalid, fue claro al señalar que tampoco los constructores de obras, oleoductos, refinerías, etc. reciben el pago que por 7 mil millones de pesos se adeuda por sus labores y materiales empleados.

El gran problema es que Pemex puede generar un colapso económico en las entidades mencionadas y en los sectores involucrados. La magnitud de la deuda es inédita, incluso se ha hecho campaña de terror entre las compañías para que se abstengan de movilizar sus facturas, porque serán excluidas de futuras contrataciones, lo revela la revista al financiamiento extranjero mediante diferentes instrumentos, pero en todos ellos llegará la hora de pagar. Creo que la cadena que une a Pemex con la nación, la arrastra al abismo, dado que aunque la empresa pudiera lograr ganancias, sus administradores recientes son más reclutados por su perfil ideológico, que por sus capacidades técnicas, financieras o de experiencia en los recursos petroleros.

Durante años, se ha criticado las decisiones erróneas de Pemex, de expertos internacionales de la materia, mexicanos como Gonzalo Monroy o Ramsés Pech, ambos reconocidos expertos a nivel internacional, y que coinciden en sus enfoques técnicos. Ambos estiman que se está dando una aspirina para atacar al cáncer, tenemos a Pemex como prioridad desde el sexenio de Lázaro Cárdenas, pero de izquierda o derecha, hasta llegar a López Obrador, los presidentes de México no han podido resolver el crucigrama infernal de Pemex, que volvió a los viejos dogmas, aunque en el período de Peña Nieto se optó por privatizar algunas áreas, permitir el acceso de capital privado en la exploración, explotación de pozos petroleros, lo que anuló López Obrador, para volver al gastado discurso de la soberanía  y nacionalpopulismo que privilegia el estatismo, del cual no se aparta la presidente.

El futuro en lugar de una intervención racional, extrema y de contraloría, para erradicar otro daño a Pemex como es el huachicol, que merma sus ganancias, no permite que se haga una cirugía mayor en el organismo oficial, que amenaza con despedir a otros 3 mil trabajadores petroleros, pero sus tareas se sumarán a los que sobrevivían al despido.

Las decisiones en el tema del petróleo sin duda serán amargas, duras, pero necesarias y postergarlas o prolongarle la vida ganando tiempo inútil, harán más difícil su rescate que pasa por medidas como aperturar la inversión extranjera y nacional.

Pero la 4T en desesperación ya habla de que Carlos Slim, será el elegido por el gobierno populista para intentar salvar a Pemex, con una inyección de recursos, dándole el monopolio como en pasado le adjudicaron Teléfonos de

México, que lo hizo un destacado exponente de la lista de millonarios Forbes.

Las ideas por cierto se terminaron a la Presidente, que no ha hecho otra cosa que patear el bote, en espera de que ocurra un milagro.

La revisión real de productividad de sus refinerías, en determinar que causa la mayor baja de producción en más de una década, son puntos de referencia que alarman. Simplemente mantenerla como hoy con depósitos millonarios ante un panorama desolador, con problemas de mala calidad de mantenimiento, sin actualización de tecnología, harán que el verdadero rescate sea imposible cuando se intente, y se venda como chatarra, se escucha extremo, pero más extremo es el error que se comete; que hace que ponga más débil y vulnerable y en realidad termine el mito en otras manos.

La otra solución es exprimir a México para sostener este costoso mito, pase lo que pase ante una economía que por bondad de las estimaciones del FMI pasó de la expectativa de -0.3 a optimistas cifras que no muestran en el contexto de las presiones de Trump y sus aranceles, un remedio a la parálisis de la economía mexicana y al creciente declive de Pemex.