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Periodismo de riesgo mortal, honradez y democracia en obra negra

Por Héctor Rodríguez Espinoza

“Honradez absoluta, no hablar mal de otros ministerios, chequear con el premier, seguir el Código de Ética, ser absolutamente incorruptible.”

Pedro Pablo Kuczynski.

No me considero periodista, ni empresario de medio de comunicación alguno. Pero, ¿quién es periodista, quién lo define? Pasa como con el importante evento anual Las horas de junio en nuestra Universidad de Sonora, “conspiración para que los escritores tuvieran voz ante los lectores”. ¿Quién es escritor, quién lo define?

Pero he publicado mis artículos desde aquel lejano 1977, en el vespertino Información, del respetable Abelardo Casanova Labrada.

Luego, por más de 20 años, en El Imparcial, de los no menos respetables José Alberto Healy Noriega y Lic. José Santiago Healy Loera.

Y ahora, por una década, en este Semanario Primera Plana, de mi generoso anfitrión y Lic. Javier Ruiz Quirrín y en portales que me reproducen.

¡40 años publicando miles de artículos, con los que vinculo mi vocación, pasión y descubrimientos académicos!

Empatía e indignación

Lo traigo a colación porque no puedo sustraerme de los sentimientos de empatía, indignación, decepción e impotencia por el asesinato, a mansalva, primero de Miroslava Breach en Chihuahua y del Lic. en Sociología Javier Valdez, periodista que siempre escribió sus artículos y libros al filo de la navaja, en el vecino estado de Sinaloa, que muchos lo califican de “el infierno”, para su ejercicio y hasta para la abogacía. Era el cronista de su realidad, ganador de premios internacionales por su trabajo, autor de historias y relatos, entre otros, Huérfanos del narco, Miss Narco, De azoteas y olvidos.

Se dedicó a la investigación y entendió la fuerza cultural que representaban los bad hombres y el crimen organizado, aparte de las relaciones de éstos con los grupos policiacos. Ello le costó la vida.

En un discurso del 2011, al recibir el Premio Internacional de la Libertad de Prensa, dijo:

«En Culiacán, Sinaloa, es un peligro estar vivo, y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos que están en el narcotráfico…, un piso filoso y lleno de explosivos… Uno debe cuidarse de todo y de todos… Somos homicidas de nuestro propio futuro» (El País, 16 de mayo).

Génesis de la CNDH

(Recordemos el crimen de la luchadora Lic. Norma Corona Sapien, el 21 de mayo de 1991, todavía impune, que obligó al Presidente Carlos Salinas de Gortari a crear la primera Comisión Nacional de Derechos Humanos, con el jurista, digno y excepcional presidente, Dr. Jorge Carpizo McGregor. Ahora, 32 Comisiones estatales y la de la Cd. de México. ¡El Ombudsman más grande del mundo! Pero las violaciones persisten, como la mala yerba que ¿nunca muere?)

En la lupa

Seguimos estando en la lupa de los exigentes organismos y observatorios, internacionales y nacionales, de malas prácticas públicas y privadas y de su impunidad.

Desde el sepelio de Luis Donaldo Colosio, aquella triste tarde del 25 de marzo de 1994, en Magdalena, Sonora, durante las sentidas palabras de Diana Laura Riojas con sus dos pequeñines huérfanos, no escuchaba el grito de “justicia, justicia …”, de los cientos de ciudadanos detrás de la valla de la sepultura eterna …

Lo peor es que ciertamente no los mata el Estado, necesariamente.

La presunción es que los mata o desaparece la delincuencia organizada.

Pero ¿por qué entonces se le reclama al Estado? Porque es a él al que se le demanda cumplir su protesta y deber constitucional, de una investigación científica, para obtener la verdad, la justicia y la democracia, con respeto a las libertades fundamentales.

Ojalá que no, pasada la conmoción, todo regrese al mismo sitio, el silencio y la sociedad oscura y sin verdades ni justicia.

Se requieren funcionarios inteligentes, mujeres u hombres preparados, como en Francia, con el filósofo Emanuel Macron.

¿Es difícil en nuestro sistema político cultural? di-fi-ci-lí-si-mo. Pero no imposible.

En Perú

10 RDZ Pedro Pablo KuzcinskyBasta leer y escuchar el intento —¿fallido?— y la determinación, la ley de muerte civil y el Código de ética política, del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.

En efecto, desde julio del 2016 informó que las reglas de conducta que analizó con los designados ministros de Estado tienen como finalidad prevenir los conflictos de intereses, garantizar la incorruptibilidad en el Ejecutivo.

Comentó que se estableció que las declaraciones a la prensa de los ministros deben estar bien coordinadas con el jefe del Gabinete y con el propio Presidente; que acordaron la necesidad de que los ministros viajen por todo el país y no permanezcan solo en Lima. “Estas reglas las publicaremos cuando estén impresas”, comentó a la prensa.

Recién electo, junto a su designado primer ministro Fernando Zavala, comentó que se establecieron reglas de transparencia financiera. “Honradez absoluta, no hablar mal de otros ministerios, chequear con el premier, seguir el Código de Ética, ser absolutamente incorruptible”, adelantó.

Varios integrantes de su Gabinete iban a asistir a diferentes programas periodísticos para explicar algunas acusaciones. “Son críticas más allá de cuestionamientos. Ellos irán a la TV y hablarán de lo que se los acusan”, comentó. Finalmente, expresó su confianza en que las reuniones del jefe del Gabinete, Fernando Zavala, con los representantes de los partidos políticos sean positivas y que seguirán conversando con todos los sectores del país.

¡Ni más… ni menos!

Pero, ¿qué ha pasado en estos diez meses? Una respuesta y malas noticias cercanas a los hechos, a petición mía, me la brinda el Lic. José de la Cruz Arteta, egresado de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad San Martín de Porras de Perú, experto en gobernabilidad democrática, anticorrupción y auditoría en Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD Panamá, quien vive en Lima.

¡¿Malas noticias?! Sí. Les ha pegado los casos Lava Jato y Obedrecht, como un terremoto de gran intensidad. Adelanto: “Una confrontación vergonzosa entre ejecutivo y congreso unicameral con residuos venenosos del fujimorismo, deposición de un ministro y una democracia endeble”.

Rebasa este breve espacio su análisis, pero prometo divulgarlo en posterior colaboración.

Sea lo que fuere, ¿será que pareciera que el combate a la impunidad y a las malas prácticas, derivan en una gobernabilidad democrática aún en obra negra, prendida con alfileres y con una mecha cada vez más corta, de los bombillos nacionales en Latinoamérica?