Por un activismo incluyente que influya

¿Queremos equidad? vamos a empoderarnos juntos, generemos información e incluyamos a todos en la ecuación, educando en el respeto y cimentando una sociedad en la que ser machista o feminista no sea necesario
Por Alda Lucía Burruel Martínez
Como cada año, desde hace más de un siglo, este 8 de marzo se conmemora El Día Internacional de La Mujer. Hoy en día se considera una fecha para establecer que cada sociedad debe buscar alcanzar el reconocimiento del derecho a la educación, a la salud, al trabajo digno y al trato igualitario, libre de violencia, de sus mujeres y niñas.
ONU Mujeres es la entidad de la ONU en busca el reconocimiento global de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, y cada año establece un lema como “grito de guerra” que encause la lucha mundial hacia propósitos específicos y acciones en pro de la igualdad entre hombres y mujeres. Este 2018 el lema es: “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”
Aplaudo la inclusión de la mujer que habita en área rural pues según datos de Naciones Unidas estas constituyen más de una cuarta parte de la población mundial y el 43% de fuerza laboral agrícola a nivel global.
Sin embargo, a mi parecer el lema de este año podría ser aún más incluyente, compartiendo la estafeta con todos aquellos hombres que comprenden lo importante que es difundir la visión de un mundo más equitativo. ¿No es acaso la solicitud de igualdad y alto a la violencia hacia ellos? Haríamos mejor en sumarlos en este movimiento de transformación, desde pequeños fomentar en nuestros niños, como madres, tutoras, maestras o familiares, la semilla del respeto hacia la mujer, dejar de lado las comparaciones machistas e inculcar que no se tratan de sexos opuestos sino complementarios.
Si introduzco aquí un “La Unión hace la fuerza”, seguro la feminista extrema o “Feminazi” me dejará de leer, pero reconozcamos que las mujeres del mundo no estamos desamparadas en la lucha por la igualdad y la no violencia, así que tampoco debemos tomar acciones que nos dejen solas. ¿Queremos equidad? vamos a empoderarnos juntos, generemos información e incluyamos a todos en la ecuación, educando en el respeto y cimentando una sociedad en la que ser machista o feminista no sea necesario.
Hay que actualizar la lucha sin olvidar el principio de la misma. Considero un gran atino que en este año se utilice la palabra “activistas” en el lema, ya que es la mejor forma de darle modernidad y dinamismo a esta celebración.
Los activistas ya no sólo son aquellos líderes que organizan marchas, bloqueos, disturbios, amotinamientos o huelgas, como la convocada para este 2018 en más de 150 países llamada Huelga Internacional Feminista 8M que consiste en que toda mujer suspenda sus labores, sean remuneradas o no, por lo menos 30 minutos al medio día, y de ser posible toda la jornada, con la finalidad de que el resto del mundo (compuesto por hombres) visibilice la importancia de su trabajo, aunque se precisa que podría tener repercusiones sobre el salario de ese día… suerte con eso.
Actualmente para las nueva Generación Millennial y las generaciones renovadas (ahí nos colamos todos), el activismo es el pan nuestro de cada día, y predomina, aunque alguno se ofenda, un Activismo de Escritorio, pasivo en organizar acciones colectivas, pero muy activo en propagar opiniones sobre temas en tendencia. Este activismo del que todos los usuarios de redes sociales hemos sido parte en mayor o menor grado, lo considero un gran paso en la perfectible práctica de la denuncia ciudadana, la cual debe de estar respaldada de información veraz y contribuir real y positivamente al cambio.
Toda sociedad, con acceso a internet (estamos hablando del 53% de la población mundial), tiene ahora la posibilidad de publicar observaciones, críticas, necesidades, así como retroalimentarse de las opiniones de otros individuos; el afán de todo usuario en redes sociales es influir en los receptores y coincidir en posturas hacia problemas comunes. La sociedad está demostrando tener poder de sacudir a instituciones y sectores de la sociedad que hasta ayer se consideraban intocables e impolutos, ya sean gobierno, iglesia, partido político, prensa, o el mismo y antes hermético Hollywood.
El mundo ha sido testigo de cómo la situación de una sola persona puede hacerse viral si lo habla en público, toca la sensibilidad de un “influencer”, altera la paz de una minoría (que en las redes dejan de serlo), o “vende” en medios digitales y tradicionales de información.
Este 2018 el movimiento #MeToo en EE.UU., #YoTambién en México, España y América Latina, con la colaboración de cada usuario que compartió, dio “Retuit” o “Like” a los citados “Hashtags” o etiquetas, buscó incentivar a toda mujer que haya sido víctima de acoso o violación a que denunciara la agresión sin importar su antigüedad o el estatus propio ni del presunto agresor. Así, el mundo aplaudió su valentía, señaló a los famosos ahora infames, criticó a las víctimas, juzgó, condenó, y pasado el tiempo pareció que todo fue un show más y que no cambio nada, pero resulta que en algún momento te detuviste a reflexionar sobre tu propio comportamiento y actuaste en consecuencia, porque ya te influyó positivamente y esa fue siempre la meta.
Es posible para todos ser un activista que apoye este tipo de causas e ideales; en casa, en la escuela, en el trabajo, en las redes sociales… proponte un primer reto: desecha todo chiste, comentario u opinión que degraden a una mujer, no lo compartas y siéntete orgulloso de romper su propagación.
Este 8 de marzo es sólo una fecha fija en el calendario, es el resto del año, día a día, que debemos procurar la igualdad laboral, el alto a la violencia y el respeto a los derechos humanos de mujeres y niñas.