Presupuesto de Egresos de la Federación 2025: Un proyecto poco saludable

El crecimiento del gasto social sólo viene a confirmar y evidenciar lo que todos vemos y sufrimos, excepto la 4T: un Estado fallido que no logra crecer y alcanzar prosperidad para todos
Por Luis Carlos Frías
Entre los múltiples recortes que ofrece el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 que el Ejecutivo presentó al Legislativo el pasado 13 noviembre, llama la atención el correspondiente a salud, el cual asciende a 66,693 millones de pesos (66,693,191,547 pesos); esto es, 32% menos que el presupuesto del presente ejercicio 2024. Esta disminución es de poco más de 30 mil millones de pesos. Una cantidad enorme que impactará en la salud de los mexicanos, a no ser que el Legislativo la modifique antes del 15 de diciembre; o, en periodo extraordinario, antes del 31 de este mes.
Cabe precisar que los presupuestos del IMSS e ISSSTE están etiquetados en renglón aparte. El primero con 1.47 billones de pesos (1,469,410,379,894 pesos) y el segundo con 525,615 millones de pesos (525,615,400,000 pesos).
Preocupa el presupuesto que tendrá a su disposición la Secretaría de Salud ya que esta ha heredado el fracaso y mega desfalco del INSABI; y ahora tiene qué cargar con la responsabilidad del IMSS Bienestar; institución que no acaba de cuajar; es decir, organizarse y concretar un servicio sanitario digno de sus derechohabientes. Encima de ello, tiene el Titanic de la “mega farmacia”, de la cual “nadie sabe, nadie supo” su estado. Y para rematar, tiene el reto de la red de Farmacias del Bienestar que la 4T le ha adosado, constituyéndose como una “herencia maldita”, por ser, de fondo, un recurso más político que sanitario.
A diferencia de la estocada en la Secretaría de Salud, la 4T proyecta un gasto en la Secretaría del Bienestar de 579,884 millones de pesos. Si usted saca cuentas, este presupuesto es casi NUEVE veces mayor al de Salud. La mayor parte de esta enorme bolsa está destinada a becas y pensiones.
Cabe precisar que el problema de las becas y pensiones no está en su naturaleza, siempre buena y muchas veces necesaria, sino en que varios de estos beneficios sociales son de cobertura universal, llegando así a muchas personas que no los necesitan, en detrimento de los que sí los necesitan. El segundo problema es que estos beneficios sociales también van en detrimento de los servicios que son obligación del Estado, como la salud, entre otros; y es que resulta más fácil regalar un poco de dinero en efectivo que proveer de servicios dignos a los ciudadanos. Y el tercer y más grave problema es que los beneficios sociales, al estilo de la 4T, no llevan por objeto el desarrollo de los grupos vulnerables, sino su preservación en tal estado a fin de mantener una base de dependientes incondicionales.
En este sentido, el crecimiento del gasto social sólo viene a confirmar y evidenciar lo que todos vemos y sufrimos, excepto la 4T: un Estado fallido que no logra crecer y alcanzar prosperidad para todos. De hecho, una manera fácil y exacta de medir la eficacia de un Estado y el desarrollo de una sociedad, es mediante el análisis de su nivel subsidiario o gasto social: Una sociedad que no necesita de subsidios para progresar es una sociedad desarrollada, madura y próspera; y su gobierno un exitoso gestor del bien común.
Por el contrario, una sociedad que depende de los subsidios del Estado para subsistir, es una sociedad no desarrollada e inmadura; y su gobierno, ineficaz o, tal vez, perverso, por así planear las cosas a fin de robar al pueblo no sólo su economía, sino su esperanza y dignidad.