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Rancheros de Sonora, con el ojo y la bala en lo cinegético

“Alrededor de todo esto hay una formación ética muy conservacionista, aunque sea paradójico. Conserva más el que caza que el que nada más habla”, defiende Francisco Villa, de la Asociaciones Cinegéticas de Sonora

Por Rigo Gutiérrez E.

Detrás del gatillo resistiendo dar muerte a un venado bura, no solo hay un cazador con la adrenalina, esperando soltar un tiro certero sobre su “trofeo”. No es así. Hay toda una industria moviéndose entre los márgenes acotados por la ley y las jugosas ganancias que, en los últimos 20 años ha despertado gran interés entre los rancheros sonorenses.

Y es que los ganaderos, es el sector que tradicionalmente ha ocupado las más grandes extensiones territoriales en la entidad. Pero desde hace décadas su vocación por la producción de ganado ha tendido a diversificarse, y ahora ponen en la mira la actividad cinegética.

Francisco Villa Martínez, director de la Asociación de Organizaciones Cinegéticas del Estado de Sonora (Asocies AC), la cual representa 120 ranchos —20% operados por particulares y 80% por empresas prestadoras de servicios—, explica a “Primera Plana” su visión de la actividad.

Con la mira en el sector cinegético

Entrevistado en su despacho, Villa Martínez de entrada explica que en México al igual que en todo el mundo, la fauna silvestre es un recurso sustentable, renovable. Concepto bajo el cual se crearon a nivel nacional Unidades de Manejo y Aprovechamiento (UMA) que a su vez, afirma sirve para el estudio de mecanismos para ver cómo conservar esos recursos y especies de interés cinegético.

Francisco Villa Martínez, director de la Asociación de Organizaciones Cinegéticas del Estado de Sonora (Asocies AC).
Francisco Villa Martínez, director de la Asociación de Organizaciones Cinegéticas del Estado de Sonora (Asocies AC).

“Bajo esa premisa se establece un concepto de conservación bajo la figura legal de rancho ganadero, que no solo es pastizal y ganado, sino ecología en general: tierra, agua, microbios, plantas, animales —doméstico y silvestre—, entonces cómo conservarlo, pues permitiendo al dueño de la tierra que se invierta en la conservación de esos recursos a cambio de que se le genere un beneficio con el aprovechamiento del excedente o lo que se pueda aprovechar en esos predios”.

Ese “excedente” o especies disponibles para cacería, son variables y está bajo vigilancia del área forestal y fauna de interés cinegético de la Sagarhpa.

“Aquí en Sonora ha sido muy notorio la conservación de los pastizales, porque ha bajado la carga animal, principalmente en ranchos del desierto donde más se resentía, para poderle permitir a los venados un mayor desarrollo y eso ha hecho famoso a Sonora a nivel internacional, porque encuentran animales muy grandes y atractivos”.

Jugosas ganancias detrás del gatillo

Pero para comprender cómo impacta la actividad cinegética entre los productores locales, Villa lo ilustra así:

El mercado de un rancho ganadero son los becerros. Su límite al año es producir tantas vacas y tantos becerros. Un venado es equivalente al costo de hasta 15 becerros. Entonces si un rancho normal le puede dar una tasa de mínimo cinco venados al año, multiplicado por 15, es un extra de producción del rancho.

“Ese ingreso que tienen actualmente un rancho de esos, si le quitas la cacería, tendrías que triplicar la cantidad de ganado donde no cabe. Y si no cabe, agotan el pastizal”.

Para Villa Martínez, con más de 30 años trabajando con agrupaciones de cazadores profesionales, los rancheros poco a poco han ido cambiando su mentalidad, ya que la actividad cinegética vino a diversificar el ingreso.

Pone sobre la mesa un ejemplo sencillo: los vaqueros de un rancho. Detalla que encuentran la posibilidad de trabajar de vaqueros un periodo y en temporada de cacería (generalmente invierno) se disponen a trabajar también como guías de cacería, llegando a ganar hasta lo que ganan en un año de su trabajo cotidiano.

El también ingeniero zootecnista y con más de 26 cursos y actualizaciones en el área, no se anda entre las ramas y subraya:

“El sistema de producto de ganadería diversificada el gobierno federal lo ha asimilado como un generador de beneficio a la zona rural, desde la conservación del vida silvestre, el hábitat, crea empleo. En una cacería bien organizada son puros beneficios. La gente que habla en contra de la cacería son bien intencionados pero no muy educados al respecto”.

¿Nuevo África para los cazadores?

Asimismo el representante de los rancheros cinegéticos, expuso que para cualquier cazador existen algunas reglas éticas, pues solo deben cazar las especies que le son autorizadas. No deben matar hembras, solo machos adultos, uso de armas exclusivamente para cacería (escopetas y rifles).

¿Cómo matan a la presa? con el menor sufrimiento posible, explica, abatiendo de un tiro certero para que no sufra. “Alrededor de todo esto hay una formación ética muy conservacionista, aunque sea paradójico. Conserva más el que caza que el que nada más habla”, defiende Francisco Villa.

En los últimos cinco años, la ASOCIES AC ha logrado ir desdoblando los engorrosos trámites burocráticos que solicitaban a los extranjeros para cazar en Sonora. Antes debían pasar por 36 trámites, pagos de derechos. Actualmente en tres días se puede tener permisos en reglas, con un costo aproximado de mil pesos.

En este contexto, con 1,668 UMA que representan el 40.4% del territorio, Sonora se perfila como uno de los sitios favoritos de los cazadores internacionales, al punto de competir con otros países del continente africano, en medio de una polémica actividad que resulta muy lucrativa para los propietarios, pero que a la vez no deja de ser mal vista por ciertos sectores de la sociedad, porque al final, cuando el gatillo se acciona el “trofeo” termina colgado en una pared.