Retos de Hermosillo en planeación urbana; causas y soluciones en voz de expertas
Por Imanol Caneyada /
Congestionamiento vial, contaminación, inseguridad, falta de espacios públicos, basura… herencia de malos gobiernos
Hermosillo ha crecido de manera caótica en los últimos años. De ser esa pequeña ciudad de dimensiones humanas en la que todo quedaba a diez minutos, se ha convertido en una urbe con los problemas propios de las grandes urbes. Congestionamiento vial, contaminación, inseguridad, falta de espacios públicos, basura… la ciudad se nos ha ido de las manos, en parte por la falta de conciencia ciudadana, pero sobre todo, por una serie de malos gobiernos que la han arruinado.
Enfrentar los retos que conlleva este crecimiento desmedido parece tarea de locos.
A continuación les presentamos tres voces que analizan, reflexionan y plantean posibles salidas al caos.
Dos de estas voces pertenecen a dos expertas investigadoras del Colegio de Sonora, la doctora Cristina Isabel Martínez Rascón y la doctora Liz Ileana Rodríguez Gámez.
La tercera, a una de las responsables de que el actual gobierno municipal lleve a buen puerto las políticas públicas relacionadas directamente con la ciudad, la síndico municipal Angelina Muñoz Fernández.
Hermosillo ha crecido como una mancha de aceite
En opinión de la doctora en ciencias sociales Cristina Isabel Martínez Rascón, hay que entender que la ciudad concentra todas las actividades culturales, económicas y sociales; en la ciudad se concentran los hospitales, las universidades y, lo más importante, la toma de decisiones, de manera exagerada.

En general, los planes de desarrollo municipal que los alcaldes presentan a los ciudadanos suelen estar muy bien elaborados, son impecables; el problema es que generalmente no se cumplen en muchos renglones. Precisamente el ordenamiento territorial es uno de esos renglones.
Tenemos el problema de que Hermosillo es una ciudad preeminente a nivel estado. Hay una jerarquización de ciudades que no es obra de la casualidad, hay una serie de toma de decisiones de quienes deciden y aun cuando saben que lo necesario es equilibrar el desarrollo regional, siguen dándole todo a Hermosillo para que crezca. Cuando una ciudad crece de esta manera indiscriminada se generan una serie de grandes problemas para la convivencia.
Hermosillo ha crecido como mancha de aceite, no crece para arriba, crece para los lados. Esto les conviene a los especuladores de terreno. Este crecimiento horizontal incrementa la necesidad de extender los servicios del agua, de la luz, el teléfono, etcétera, mientras que las ciudades verticales aprovechan la infraestructura existente en el incremento de la población.
El crecimiento indiscriminado de Hermosillo ha provocado que no se respeten las áreas donde en principio no podía construirse. A mí me tocó ver planes de desarrollo que prohibían construir en el Vado del Río porque eran terrenos arenosos, etcétera, pero como eso partía la ciudad en dos, una manera de unirla fue construir en el vado una serie de fraccionamientos y ya sabemos todos los problemas que ha acarreado. Estas son malas decisiones que se toman aun cuando hay un plan de desarrollo.
Habría que respetar los modelos de ciudad que se diseñan, por un lado, y por otro equilibrar el desarrollo regional, de forma que Obregón, Nogales, Ures, Moctezuma fueran policéntricas y hubiera una interrelación entre ellas, una relación de iguales y no jerárquica como en la actualidad. Esto mitigaría muchos problemas de esta ciudad que asumimos como normales, como el crecimiento del parque vehicular o la inseguridad, un tema central que está relacionado con el crecimiento desbordado de las ciudades.
Y una de las formas de combatir la inseguridad es apostarle a los espacios públicos. Una fórmula probada en grandes ciudades de todo el mundo es la de abrir la ciudad, abrir esas áreas que se supone que son conflictivas, inseguras, meterles muchos árboles, juegos infantiles, iluminarlas, que es un concepto muy diferente al del parque temático, que es el que trae el actual alcalde.
Hay un gran problema de regulación, cierto, pero sobre todo de ejecución de los planes y programas a los que están obligados los gobiernos por organismos supranacionales; hay recursos que vienen, por ejemplo, del Banco Interamericano de Desarrollo, llegan al Gobierno federal y se canalizan a los municipios, obligados a que haya participación ciudadana, a que se abran áreas verdes y no centros comerciales. Pero muchas veces se burocratiza la aplicación del recurso y no están muy bien definidos los mecanismos de participación ciudadana, de forma que las tomas de decisiones se vuelven arbitrarias.
La otra parte del problema es la falta de ciudadanía, de conciencia ciudadana, casi siempre se partidiza la intervención ciudadana, pero los partidos no son entes confiables, están en el último lugar de popularidad, y muy a pesar de eso, la gente, en las colonias, se organiza en torno a los partidos políticos porque reciben beneficios a cambio.
A todo lo anterior hay que añadir el problema de la cultura de la ilegalidad, en todos los niveles socioeconómicos se da, la falta de respeto al entorno, al medio, al otro, que va de la mano de la cultura de la impunidad. Cada quien debe asumir su responsabilidad, por un lado la ciudadanía, por el otro, el gobierno que está obligado a cumplir porque nosotros le pagamos.
La falta de planeación, el principal problema
Por su parte, la doctora en Geografía, Liz Ileana Rodríguez Gámez hace el siguiente análisis en lo que tiene que ver con la movilidad en la ciudad:

Tenemos un parque vehicular que es más alto que el promedio nacional y más alto que el del DF; esto es un grave problema, pero sobre todo, consecuencia del crecimiento urbano, de la falta de planeación, de la falta de reorientar los patrones de movilidad, es decir, el parque vehicular existente en la actualidad no es el origen del problema, sino una consecuencia.
No le puedes quitar al ciudadano que busque opciones de movilidad cuando el transporte público no se las está brindando.
Uno de los aspectos más importantes de la movilidad dentro de una ciudad es el transporte público por la cantidad de usuarios que desplaza, pero también tenemos que tener en cuenta otros modos de movilidad como el transporte privado de ruta semifija como los taxis, modos no motorizados como la bicicleta y caminar, todos ellos van a estar en función del diseño de la ciudad.
Por eso es muy importante la planeación. En Hermosillo no se ha definido cuáles son las áreas habitacionales, las áreas de centros de empleo, etcétera, por lo tanto, no hay una correspondencia en el diseño de la movilidad para tratar de disminuir los desplazamientos de los trabajadores a sus centros de trabajo, por ejemplo.
También hay falta de planeación en cómo están distribuidos los sentidos de las vialidades, la falta de sincronización de los semáforos, el exceso de éstos, la cantidad de topes que se ponen en las vialidades, todas estas cuestiones hacen que estos viajes sean más cortos o más largos, que haya congestionamientos o no.
Lo anterior nada más en términos de planeación.
A esto le podemos sumar que cada institución encargada de llevar a cabo estas diferentes tareas tienen sus dinámicas de trabajo, en términos de política, de intereses a conciliar, de definir el uso del suelo, que conlleva muchos intereses económicos, la especulación con la venta de terrenos y la obtención de plusvalías si los servicios llegan a esos terrenos; hay una serie de aspecto muy importantes que muchas veces no tomamos en cuenta.
Hermosillo ha crecido en términos de población y territorio, pero en términos de instituciones, de esquemas de planeación urbanos de movilidad y transporte, de catastro, de planeación de usos del suelo, seguimos teniendo, aunque esto ha cambiado un poco, la mentalidad de que sigue siendo una ciudad pequeña; pensábamos que no necesitaba de planeación, pero de repente, en los últimos 20 años, la ciudad se ha expandido mucho de manera que esas previsiones de planeación que no tomamos en el pasado ahora nos están provocando problemas muy fuertes, empieza aumentar la olla de presión generándonos un caos. Ya dejamos de ser ese pueblo pequeño y ya cuenta con problemáticas propias de una gran ciudad que se han agudizado con el tiempo, pues no se han atendido.
La visión del actual gobierno municipal
La síndico municipal, la arquitecta Angelina Muñoz Fernández, explica cuál es la visión del actual gobierno municipal en cuanto a los retos de la ciudad y su crecimiento.

En general, plantea, el caos urbano ha sido una constante en el crecimiento de Hermosillo, y tiene que ver con un problema que no se ha resuelto, el de la movilidad.
Si no resolvemos de una vez por todas el transporte público para movilizar a tanta gente, nos vamos a seguir llenando de vehículos y todo el recurso público seguirá destinándose a vías de rodamiento, a calles, a avenidas, un mundo de dinero en eso, y no estamos atendiendo la otra parte, la que se moviliza en transporte público, en bicicleta (pues también es un vehículo de transporte), a pie, etcétera.
Tenemos que reconocer esa infraestructura en los espacios públicos. Por eso ya estamos desarrollando un plan junto con el Gobierno del estado para atorarle a este asunto.
El otro aspecto es el de que la vialidad te define los usos de suelo. No es lo mismo un corredor urbano que determina un uso mixto, las vialidades secundarias que determinan un uso habitacional, etcétera.
Debemos aspirar a que la gente tenga la escuela, el supermercado, el parque, la biblioteca cerca de su casa, de forma que pueda ir caminando en banquetas adecuadas y bien iluminadas, y así solucionamos el grave problema de la movilidad.
El problema es que le hemos apostado al modelo estadounidense que privilegia el uso del automóvil, en lugar de apostarle a otros modelos que apuestan por la movilidad en el transporte público, en bicicleta, caminando, etcétera.
Para ello, a causa de las altas temperaturas y la isla de calor que provoca el cemento, este gobierno tiene planeado, entre otros proyectos, crear sombras adecuadas, bien artificiales, bien naturales a través de una reforestación de la ciudad, es algo también urgente.
Por ello es necesario reinvertir los pocos recursos que tenemos después de la debacle financiera que nos dejaron en la gente, en sus necesidades.