Síndrome de Hybris ¿Nos gobiernan dementes?

Los atropellos e injusticias son cada vez más graves e indignantes y la clase política no tiene la capacidad para reconocer los propios errores, menos aún de enmendarlos
Por Sandra Karina Ibarra Carbajal
Doña Irene Vallejo (Alguien habló de nosotros) nos recuerda que elegimos a nuestros gobernantes para que transformen la realidad, pero a menudo, son ellos los únicos que cambian.
Esa transformación debida al éxito y desbordados halagos emanados de su círculo cercano fue descrita por el neurólogo David Owen como una enfermedad profesional.
La palabra “hubris” o “hybris” emana del griego y alude a la arrogancia y al exceso.
Síntomas: el neurólogo británico destacó que dicha condición se caracteriza por el ego desmedido y grandiosidad; arrogancia y desprecio; obsesión por la imagen; desconexión de la realidad; comportamiento impulsivo.
Etiología: poder y éxito sostenido; falta de humildad y autocrítica; entorno social que fomente la adulación y falta de crítica.
Más allá de la ciencia médica, Doña Irene recoge el mismo bucle ya registrado en la mitología griega, ese círculo de poder, soberbia, ceguera, error fatal y caída. Nos cuenta que Ate (diosa de la obcecación) arrastraba a los héroes o poderosos a avasallar al prójimo, lo cual, culminaba en abusos de poder y atropellos con consecuencias calamitosas eventualmente castigadas por la diosa Némesis, encargada de restablecer el equilibrio y la justicia en favor de los agraviados.
Siguiendo a pie juntillas la tipología clínica, en México la clase política promete transformación (de la realidad) y lo único que cambia son ellos mismos, se desconectan de la realidad que refleja violencia fuera de control y economía en franca depresión (salvo para los empresarios consentidos del régimen); nuestros gobernantes muestran ego desbordado en sus discursos mesiánicos y grandilocuentes, con el aplauso ciegamente eufórico del círculo cercano.
No existe la autocrítica en gobernantes que lo único que exigen a sus colaboradores (cortesanos) es la reverencia, las muestras diarias del 110% de abyección aunque cuenten con 0% de capacidad profesional; tampoco les interesa la transparencia y menos la rendición de cuentas, tal como se vio en el 99.6% de peticiones de información del gobierno negada a la ciudadanía por parte del ente irónicamente denominado “Transparencia para el pueblo”, luego de haberse ejecutado el exterminio voraz de todos los organismos constitucionales autónomos, entre ellos, el INAI.
Los atropellos e injusticias son cada vez más graves e indignantes y la clase política no tiene la capacidad para reconocer los propios errores, menos aún de enmendarlos.
Negando datos objetivos de miles de personas desaparecidas, mujeres y niñas violentadas, carencia brutal de medicamentos, criminalidad e impunidad en ascenso, nuestros gobernantes se regodean en la tipología de hybris.
La arrogancia y desconexión de la realidad Mexicana se apodera cada vez más de la capacidad cognitiva y decisiones de quienes nos gobiernan. Inevitable retomar la cita de Doña Irene Vallejo, al decir que, para los antiguos griegos los gobernantes empiezan a ser peligrosos cuando les causa terror reconocer un error.
La buena noticia es que hoy como en la antigüedad, el péndulo de la historia sigue su inexorable curso, a todo poderoso que avasalle con la embriaguez que le ocasiona el ejercicio de poder sin contención, le llegará más temprano que tarde su Némesis en la vertiente griega de la deidad de la justicia y el equilibrio, la cual, encarnaremos desde la sociedad civil organizada, las víctimas, la prensa libre, la academia y todo aquél, que esté indignado y harto de soportar el dolor que nos causa las calamidades que todos los días nos ocasionan nuestros gobernantes con su patológica actuación.
Acaso ¿nos gobiernan dementes? Libertad absoluta para colocarle nombre a la tipología clínica del síndrome de hybris. Póngase creativos.