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Suma México 15 años de bajas calificaciones

México no ha tenido buenos resultados en los últimos 15 años en la prueba internacional que aplica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para medir el avance en la calidad de la educación, porque mantiene un modelo educativo “deficiente” y en el interior gobiernan “relaciones perversas”, coinciden investigadores.

A propósito de la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) que se aplicará este año a alumnos de 15 y 16 años —que completaron su educación básica— Carlos Ornelas, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dice que los malos resultados se deben a que instituciones como la Secretaría de Educación Pública (SEP) y sus símiles en los estados están “gobernadas por un montón de rutinas perversas, por relaciones corporativas con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y tienen en su esencia relaciones corruptas y esto hace que los buenos maestros no puedan rendir lo suficiente”.

Para Manuel Gil Antón, especialista del Colegio de México, los resultados en el sexto examen comparativo internacional no pueden ser diferentes a los que ubican a nuestro país en el último lugar de PISA: “Si durante 15 años el sistema educativo ha hecho básicamente lo mismo, no es sensato esperar que tengamos resultados diferentes”.

Hasta ahora, los alumnos mexicanos se han colocado en promedio en el nivel 2, pero una mayoría se queda en el nivel 1 o en el 0 de desempeño. Esto significa que al llegar a los 15 años los jóvenes pueden leer textos simples o realizar operaciones aritméticas elementales, pero “carecen de las competencias mínimas para la vida plena en el mundo productivo”, describe la OCDE.

Los que se ubican en el nivel dos fueron capaces de responder reactivos básicos de lectura y en matemáticas, emplear fórmulas convencionales o procedimientos elementales.

PISA mide las habilidades en matemáticas, lenguaje y además conocimiento científico, y agrupa a los alumnos en seis niveles por grado de dificultad, en el que 1 es el nivel básico y 6 en el más complejo.

La prueba se realiza cada tres años y por primera vez se aplicó en 2000. El reporte señala que entre 2003 y 2013 México logró incrementar su desempeño en el área de matemáticas, pero no lo hizo al ritmo que el resto de las naciones de la OCDE.

Gil Antón afirma que no se ha transformado el modelo educativo memorístico a uno que es capaz de preguntar y pensar, y por ello esos resultados.

“PISA no mide lo que los alumnos pueden repetir, sino cómo pueden responder. Es muy poco probable que tengamos grandes cambios en los resultados, seguiremos teniendo un gran número de nuestros jóvenes con severas deficiencias en matemáticas, ciencia y lenguaje”.

Señala que “el modelo educativo es inequitativo, les otorga las peores condiciones a quienes más lo necesitan, las escuelas más pobres son para los pobres. Si queremos mejorar, ya no se diga llegar al promedio de la OCDE, sino mejorar en la capacidad de aprendizaje necesitaríamos atender a la equidad, a las condiciones de estudio”.

Ángel Díaz Barriga, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y experto en educación, defiende que no se pueden obtener buenos resultados frente a la diferencia de sesgos culturales, porque las preguntas están hechas para alumnos del primer mundo.

“¿Queremos que nuestros alumnos salgan bien en PISA?, pues que la OCDE haga los planes para primaria y secundaria. Esa es la realidad. Queremos que los alumnos tengan comportamientos y habilidades de PISA… pidámosle a OCDE que haga el plan de estudio; lo que ha pasado es que la OCDE se ha convertido en el ministerio de educación supranacional”.

Detalla que algunas de las preguntas son “imposibles” para los alumnos, por ejemplo, ¿cuál es la graduación de un lente de una cámara fotográfica?

“PISA presupone una ciudadanía global, pero resulta que el tercer mundo en nada se parece al primer mundo, entonces, este es un modelo ideológico, lo que es un hecho y lo que es real es que cada país y, sobre todo en los que tienen condiciones de diversidad cultural y de diversidad económica como los de tercer mundo, PISA no refleja lo que nuestra ciudadanía reclamaría”.

Añade que para mejorar la educación en el país se deben hacer diagnósticos para determinar qué hacer cuando los maestros tienen dificultades para enseñar y qué hacer cuando los alumnos tienen dificultades para aprender.

En 2007, la entonces secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, planteó como meta que México alcanzaría al finalizar el sexenio los niveles de desempeño educativo de España, que se encontraban en el lugar 20 de 34 naciones.

La última prueba aplicada en 2012 determinó que a México le tomará más de 25 años alcanzar la media de los 34 países de la OCDE, pues un alumno con alto rendimiento en la prueba sólo alcanza al promedio de los estudiantes en Japón.

Los resultados obtenidos en los últimos 15 años permiten determinar que los jóvenes del país tendrán “serias dificultades” para continuar sus estudios superiores y de manera importante su participación en una sociedad globalizada será limitada, ha reiterado ese organismo internacional.

Olac Fuentes, ex subsecretario de Educación Básica y Normal de la SEP, asegura que “si la prueba nos dice una y otra vez que prácticamente la mitad de los estudiantes lee a niveles precarios, deberíamos haber trasladado esa prioridad a la formación de los maestros y a las formas de enseñanza y no lo hemos hecho, es como correr todos los maratones sin saber que hay que cambiar de técnica… nos estamos quedando muy cortos”.

Carlos Ornelas coincide en que uno de los problemas es que los niños están acostumbrados sólo a memorizar y el modelo no ha avanzando.

“Aunando a esto, tenemos muchos problemas de tipo personal y social de los niños que asisten a la escuelas públicas, sobre todo en las zonas de pobreza, se enfrentan a la violencia intrafamiliar, al maltrato y el abandono, no aprenden porque tienen otros problemas serios”.

En mayo de 2015 se volverá a aplicar PISA en México y por primera vez se hará a través de una computadora. Algunos países decidieron continuar de forma tradicional, pero México aceptó el cambio a la convergencia tecnológica con el propósito de hacer comparables los resultados.

De acuerdo con información del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), la OCDE hizo ya las pruebas piloto para aplicar el examen y en algunos casos se determinó que serían los evaluadores quiénes proporcionarían los equipos en las escuelas.

EL UNIVERSAL