Temen residentes de Ónavas por envenenamiento del Río Yaqui
Por Daniel Sánchez Dórame/
Temor e incertidumbre manifestaron los residentes del municipio sierreño de Onavas, Sonora, debido a que el Gobierno del Estado ha manejado con mucho recelo la información de la contaminación por cianuro del Río Yaqui, donde han visto flotar muertos varios peces, pájaros y mamíferos.
La joven Viridiana Cruz, quien solía bañarse diario en el río que corre a escasos 200 metros de su casa, afirmó que han recibido apoyo con agua para uso y consumo, pero que no les han confirmado si está contaminado el pozo que abastece al pueblo donde habitan unas 350 personas.
«Nomas nos enteramos por lo poco que ha salido en la tele, pero nadie ha venido a explicarnos que fue lo que pasó, con qué se contaminó el río y cuáles son los síntomas, o qué hacer en caso que nos sintamos enfermos», declaró Viridiana Cruz.
La confusión entre los ciudadanos es mayor porque en Suaqui Grande, un pueblo a 80 kilómetros del lugar donde la pipa volcó vertiendo 3 mil litros de cianuro de sodio al Río Yaqui, más de 100 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales de la capital de Estado, debido a que en una fiesta sirvieron pollo con la bacteria de la salmonela, y los síntomas de la salmonelosis son muy similares a los de la intoxicación por cianuro de sodio.
En tanto la Secretaría de Salud confirmó en boletín de prensa que ocho personas ingresaron el pasado domingo (25 de agosto) al Hospital General del Estado con síntomas de intoxicación, después de los exámenes médicos se confirmó que padecían sobreexposición al cianuro.
En la zona del accidente continúan los trabajos para contener el daño ecológico, pues la pipa volcó sobre una canaleta de concreto hidráulico que sirve para canalizar el agua de lluvia al río, pero que ahora condujo el líquido tóxico hasta el torrente, secando toda la vegetación a su paso y causando la muerte a varias especies de animales río abajo.
En los márgenes del Río Yaqui habitan unos mil sonorenses esparcidos en pueblos y rancherías, donde las principales actividades económicas son la pesca, agricultura y ganadería que dependen del agua, además de la minería.
Onavas es la población más grande y cercana al lugar de la contingencia, donde las autoridades estatales tienen listos decenas de tinacos para ser instalados en las 100 viviendas del lugar, donde todo el día anda una pipa repartiendo agua buena para uso, pero no para consumo; y donde un garrafón de agua se cotiza en 25 pesos por 20 litros del vital líquido.
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