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Territorios Pimas y Seris, bajo amenaza por minería

Por Gerardo Moreno/

“Como comunidad indígena tenemos el derecho de cuidar nuestro bosque, de cuidar nuestra naturaleza, nuestra tierra, que no nos contaminen el aire, que no nos contaminen el agua”: María Dolores Duarte

A pesar de contar con amplias leyes que detallan cómo se debe respetar a las comunidades indígenas, donde se debe hacer todo lo posible para que prevalezcan sus usos, costumbres, tradiciones, lengua y desarrollo. Todavía hay empresas que amenazan a las pocas tribus indígenas en Sonora, intentando explotar los recursos naturales para hacer negocio, sin importar que se afecte totalmente el estilo de vida de tribus enteras.

Las ocho comunidades indígenas originarias de Sonora y que siguen asentadas en su territorio, tienen que verse obligados a realizar luchas sociales para evitar que corporativos vengan a robarles sus recursos e intenten desplazarlos de sus territorios sagrados ofreciéndoles falsas esperanzas de desarrollo, empleo y mejor calidad de vida, que en estos momentos no tienen.

Mineras amenazan territorio Pima

El último caso conocido fue el de la etnia Pima, que se ubica sobre la sierra alta de Yécora, justo en la zona que divide al estado de Sonora con Chihuahua y donde se ubica la segunda carretera que conecta ambos estados, sin embargo, se ha vuelto una zona olvidada por las autoridades. Los habitantes están en constante intimidación de bandas del crimen organizado y ahora se ven amenazados por empresas mineras que buscan explotar los recursos naturales.

La comunidad Pima está asentada en una zona rica en minerales, donde incluso se encuentran rodeados por dos empresas minera ya establecidas, La Mina Mulatos en el municipio de Yécora y La India ubicada en la parte de Chihuahua. Por esto, desde hace cinco meses al menos tres empresas diferentes comenzaron a realizar los trabajos de exploración para ver qué mineral pueden extraer de esta zona, sin importar, que la tribu tenga su territorio sagrado en ella.

Hay alrededor de mil 500 Pimas que viven en las comunidades de Maycoba (la más grande, con un tercio de la población), La Dura, San Juan Diego de los Pimas, el Kipor y las familias dispersas en las diferentes rancherías que hay en zona; todos bajo esta amenaza.

María Dolores Duarte, gobernadora tradicional Pima.
María Dolores Duarte, gobernadora tradicional Pima.

La gobernadora tradicional Pima, María Dolores Duarte Carrillo, explicó que se han acercado a hablar con algunas personas del ejido Maycoba para platicarle sobre proyectos mineros, incluso se han visto maquinaria pesada e ingenieros realizado trabajos de exploración en toda la sierra.

Platicó que según información de los mismos habitantes, hay al menos tres empresas que están buscando minerales para luego instalarse, la más grande es una mexicana pero asociada a una transnacional de Canadá llamada Gold Corporation.

Aseguró que el miedo que se genera en la comunidad es porque no hay información clara sobre estas empresas y si es verdad que intentan explotar minerales en su territorio, expuso que tienen conocimiento de lo que ha sucedido en otros lugares, incluso en Mulatos, con las minas que sin escrúpulos destruyen cerros, contaminan ríos y acaban con la naturaleza, algo que no quieren que pase con la tierra Pima.

“Como comunidad indígena tenemos el derecho de cuidar nuestro bosque, de cuidar nuestra naturaleza, nuestra tierra, que no nos contaminen el aire, que no nos contaminen el agua, porque nosotros estamos en la sierra alejados de todos los servicios de salud, educación, y queremos que no nos contaminen porque ahí vienen las enfermedades y no queremos esto para nuestros hijos y hermanos”, expresó.

Agregó que hay un temor de que se quieran aprovechar de la necesidad de las familias Pimas, ya que en la comunidad hay un grave problema de desempleo, donde no se consiguen recursos suficientes para darle de comer a sus hijos, y con una propuesta de solucionarlo hagan que la mayoría de las personas consientan una mina que trastoque la naturaleza y el territorio que para ellos es sagrado.

Platicó que por esta falta de empleo, muchos tienen que irse a trabajar en las carboneras, que ahorita están consumiendo los arboles del bosque y que contaminan la comunidad, pero dijo que no hay otra fuente parte donde trabajar: “es eso o entrar a las bandas del crimen organizado que están en la zona y que terminan asesinando a nuestros hijos y esposos”.

El llamado que realizó a las autoridades es que volteen a ver a la comunidad Pima, que no la dejen alejada e incomunicada en la sierra de Sonora, que les acerquen a los jóvenes y las familias la posibilidad de un desarrollo, de salir adelante y fuentes de empleo que no pongan en riesgo a la etnia: “queremos una fuente de empleo limpia que no contamine y donde nosotros podamos ser felices como éramos antes”.

Autoridades abren puertas a minas en territorio Pima

La Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas (CEDIS) ve bien que alguna empresa minera se instale en la comunidad Pima, ya que ayudaría a resolver el problemas de falta de empleos que hay en la región, sin embargo, esto debe ser respetando los territorios sagrados y sus usos y costumbres, expresó José Antonio Cruz.

José Antonio Cruz, titular de la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas (CEDIS).
José Antonio Cruz, titular de la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas (CEDIS).

El titular del CEDIS precisó que recibieron la denuncia que realizaron integrantes de la etnia Pima, sin embargo, aseguró que al momento no hay registro de ninguna empresa trabajando activamente en su territorio e incluso dijo que miembros de la tribu no están en contra del desarrollo, solo que no les han informado que estaba pasando en la región y por eso dijo que ya los atendieron.

“La preocupación existe y tenemos que atenderlos y llevarle a ellos la información, no solo si se planea implementar una mina, sino que se atienda y que haya beneficios a la comunidad Pima que no solo se lleven el mineral, eso también lo están peleando y es bueno porque la necesidad de empleos en la comunidad en muy notoria”, indicó.

El ingeniero Cruz recalcó que actualmente hay un problema ecológico en la comunidad Pima, donde al no haber fuentes de empleo se están explotando los bosques para hacer carbón, por lo que dijo hay necesidad de crear trabajos dignos en la región, lo que una empresa minera podría generar, pero debe implementarse sin afectar sus usos y costumbres.

Para esto, aseguró ya se han puesto en contacto tanto con los habitantes Pimas, como con los investigadores que están realizando trabajos de intervención en la comunidad indígena y los misioneros que hacen su labor, para informarles la situación.

“La preocupación que tienen es por los espacios que consideran sagrados, establecimos comunicación con ellos, incluso se integraron dentro del consejo de minería del Estado de la Secretaría de Economía. Yo he tenido reuniones con la gobernadora Pima y les comento que estamos privilegiando el diálogo y primero se platica antes de comenzar cualquier proyecto que pueda ocasionar un conflicto”, indicó.

José Antonio Cruz recalcó que es una zona rica en minerales donde se encuentra la Mina Mulatos de parte de Sonora y La India en Chihuahua, pero en las 500 hectáreas que abarca el territorio indígena aún no hay nada y antes de instarle cualquier proyecto debe bajarse toda la información importante a la comunidad.

Territorio Seri en la mira

En el municipio de Hermosillo, la tribu CoomCáac, mejor conocidos como Seris, han mantenido una lucha constante con empresas nacionales e internacionales que intentan explorar los recursos naturales de su territorio sagrado.

Dicha etnia está asentada en el litoral del Mar de Cortés, en una extensión de más de 86 mil hectáreas frente a la Isla del Tiburón desde la comunidad de Punta Chueca (Hermosillo) hasta el Desemboque (Pitiquito), entre ambas comunidades hay alrededor de mil 500 familias que ahí viven. Este territorio es abundante en cerros, planicies, humedales, flora y fauna terrestre y marina, como el verano bura y el borrego cimarrón, además se encuentra el “canal del infiernillo” que es un complejo de humedales reconocidos por el sitio internacional “Ramsar”.

Por esto, históricamente, esta zona ha sido codiciada por empresas deseosas de explotar sus vastos recursos naturales para beneficios de un corporativo, sin importar, el daño ecológico, ambiental y social que puedan causar a la zona y a los usos y costumbres de la etnia.

Según denuncias de la asociación “Defensores del Territorio CoomCáac” (asesorados por la “Red Mexicana de Afectados por la Minería” – REMA), en estos momentos la comunidad sigue estando amenazada por al menos dos proyectos industriales, uno de minería y otro de desarrollo de energía y desalmamiento de agua, quienes hasta estos momentos no han desistido de hacer sus negocios a costa del desplazamiento y afectación de los Seris.

La primera amenaza vino por una empresa de capital sonorense llamada “La Peineta S.A. de C.V” que a principio del 2015 realizó trabajos de exploración en un cerro de La Peineta y en Pico Johnson, ubicados a 25 kilómetros de la comunidad de Punta Chueca, buscando mineral que explotar. Pero debido a una denuncia oportuna lograron frenar a tiempo la obra.

Sin embargo, la Secretaría de Economía Federal, a través de la Dirección General de Regulación Minera, mantiene una concesión minera (bajo el expediente No. 237438) a nombre de “Roberto Rogelio Molina Martínez y socios” en lote llamado “La Peineta 1” en territorio CoomCáac, la cual tiene vigencia, autorización y permiso para operar hasta el 15 de diciembre del 2060, por eso Rema señala que la amenaza sigue presente.

En Octubre del año pasado, el mismo grupo Rema denunció una nueva intención de intervenir en territorio sagrado Seri por un corporativo, en esta ocasión fue la empresa de Tucson, Arizona, “Tiburón Agua y Electricidad S.A. de C.V”, la cual tenía el proyecto ejecutivo y buscaba inversores para la construcción de una planta desoladora por osmosis a la inversa en un terreno de tres mil hectáreas frente al canal del Infiernillo y una planta productora de electricidad aprovechando las corrientes marinas de dicho canal.

Bajo la promesa de desarrollo trataron que los habitantes de la tribu Seri los apoyarán. Ahí intervino una vez más la asociación defensores del territorio CoomCáac y Rema, alertando que se verían fuertemente afectados en sus usos y costumbres, pero también desplazados con el desarrollo de esta industria.

Al momento el plan se frenó pero sigue estando el proyecto ejecutivo en manos de inversores nacionales e internacionales, y de las propias autoridades estatales y federales, directivos de Rema aseguran que la amenaza sigue presente.

Como los Pimas y los Seris, el resto de las ocho comunidades indígenas del estado están en la marginación luchando por sobrevivir y perpetuar sus tradiciones, a espera que un corporativo ver una oportunidad  de hacer negocio en su territorio, intente aprovecharse de su necesidad y termine desplazando y obligado a la extinción a los tribus de Sonora.