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‘Vengo con la alforjas llenas’, dice Madero

“Búscale en otro lado, búscale en otro lado”, dice Luis Alberto Villarreal, el jefe de los diputados del PAN, quien sugiere atisbar otro panorama, un escenario sin mácula.

Hierve el auditorio Manuel Gómez Morín de la sede nacional del PAN. Gustavo Madero está listo para dar la pelea al senador con licencia Ernesto Cordero a partir del próximo 19 de marzo.

En un discurso de 25 minutos, Madero ha evitado hacer alusión a los escándalos de corrupción de los últimos meses en las filas de Acción Nacional, aunque sostenga que ha aceptado la crítica, la difamación y la calumnia en su accidentada gestión.

“¿Cómo se ven los toros desde la barrera?”, pregunta Madero envuelto en saco blazer azul marino a la hora de entregar las 21 mil 894 firmas indispensables para amarrar su registro como candidato.

Una minucia si él mismo, minutos después, pretende deslumbrar asegurando que su equipo ha reunido más de 96 mil firmas, casi la mitad del padrón de panistas que podrán votar en la elección interna.

“¡Vengo con las alforjas llenas”, proclama Madero derrochando enjundia, fiel a su estilo.

Pero es el “joven maravilla”, como los panistas conocen a Ricardo Anaya, el que traza el camino a seguir, el que habla de aceptar “errores, el que sopesa el valor de la “autocrítica” y el que, sobre todo, advierte que la campaña y la próxima dirigencia pasan inevitablemente por “la honestidad”.

Crítico de los casos de corrupción en las filas de su partido, Anaya rubrica su mensaje trayendo a escena la aventura de un equilibrista que, con un camarada sobre sus espaldas, cruzó las cataratas del Niágara.

“Cruzaron juntos y esto en una palabra se llama congruencia: que corresponda lo que decimos con lo que hacemos. “Que el sello distintivo de esta campaña y de la próxima dirigencia nacional sea la honestidad y la congruencia”, remata.

Anaya ha dicho que aceptó hacer campaña al lado de Madero después de que éste se comprometiera a atacar la corrupción en las filas del partido.

De entre los aproximadamente 500 simpatizantes que se apretujan en el auditorio que lleva el nombre del fundador de Acción Nacional, sobresalen en primera fila los Miguel Ángel Yunes, padre e hijo; el polémico ex senador mexiquense Ulises Ramírez, compañero del dirigente Óscar Sánchez, confeso admirador de Hitler.

También se ve al controvertido senador Jorge Luis Preciado, al que más de una vez los corderistas le han pedido que deje el cargo por cuestionar la “ridiculez” del Gobierno de Felipe Calderón cuando en 2010 pretendió alzarse el cuello con el presunto abatimiento del capo Nazario Moreno, “El Chayo”.

Y como pretendiendo enmendar su pifia, Preciado avisa que, en relación con el caso Oceanografía, el Senado no citará a Calderón por ser éste “panista”.

Genio y figura hasta la sepultura.

Allí está Luis Alberto Villarreal, cabeza de los 73 diputados que acuden a respaldar a Madero, y con él, los legisladores Martín López y Marcos Aguilar, también involucrados la práctica de los ‘moches’.

Madero tiene el cobijo de tres los cinco Gobernadores del blanquiazul; Rafael Moreno Valle, Francisco Vega y Guillermo Padrés, quien en 2012 apoyó la precandidatura presidencial de Cordero.

“Yo soy muy amigo de Ernesto Cordero, lo aprecio mucho, pero el partido tiene diferentes necesidades, va evolucionando y tiene que enfrentar diferentes retos.

Y, en este momento, los retos que tiene nuestro partido engloban en el proyecto de Gustavo Madero”, justifica Padrés.

“El Gobierno está metido en la elección en Veracruz y hay que tener cuidado de que no se meta más”, advierte Miguel Ángel Yunes, el mismo al que el entonces presidente Calderón estampó un pastel en la cara, advierte al responsable de la comisión electoral, Francisco Gárate.

El diputado zacatecano José Isabel Trejo elogia el discurso conciliador de Madero.

“No vamos a una guerra con Cordero. Eso es es lo mejor”, celebra el presidente de la Comisión de Hacienda.

REFORMA