Sin freno, accidentes fatales en Hermosillo
Si el 20 por ciento de los accidentes los provoca supuestamente el alcohol, ¿el otro 80 por ciento qué? ¿Quién está haciendo algo por el otro ochenta? ¿O a qué se deben?, cuestiona secretario técnico de COEPRA
Por Feliciano J. Espriella
Siete muertos en accidentes de tránsito en Hermosillo en los primeros 68 días del año son demasiados. Uno cada diez días. De hecho los últimos tres fallecimientos sucedieron precisamente con esa diferencia, diez días entre uno y otro accidente.
En este semanario hemos abordado en las últimas tres semanas el tema de accidentes viales como uno de los factores que concurren en la problemática que suscitó la recientemente puesta en vigor Ley de Tránsito. La cuál, como lo demuestran los accidentes fatales al inicio de este 2014, no ha cumplido con uno de sus supuestos que era el de reducirlos.
Los accidentes continúan con o sin licor. La madrugada del domingo pasado ocurrieron cuando menos dos. Uno de ellos como se dio a conocer profusamente, privó de la vida a dos jovencitas. Ha habido sigilo en este lamentable caso y se ha especulado mucho por el lugar en el que ocurrió el accidente, suponen que el conductor buscó por dónde evadir los filtros de revisión.
En el otro, aunque sumamente aparatoso como se aprecia en la fotografía, no hubo pérdidas humanas, aunque por la transitada vía en el que ocurrió (Blvd. Morelos entre Blvd. Rodríguez y Periférico Norte), pudo haber originado otra tragedia.
Curiosamente ningún medio de comunicación informó de él, a pesar de que ocurrió alrededor de las 2:30 am, y una gran cantidad de personas que circulaban por esa transitada rúa lo vieron. Esperemos que no se empiece a ocultar información en aras de proteger la inoperancia de una Ley que tarde o temprano por su propio peso habrá de caer.
Combaten los efectos en vez de las causas

La llamada Ley Perla Zuzuki adolece como muchas otras normas hechas al vapor, del error de combatir los efectos en vez de las causas. Además, se está enfocando en una pequeña parte del problema, según las estadísticas, en sólo 18 o 20 accidentes de cada 100 está presente el alcohol.
“Si el 20 por ciento de los accidentes los provoca supuestamente el alcohol, ¿el otro 80 por ciento qué? ¿Quién está haciendo algo por el otro ochenta? ¿O a qué se deben? Y aún en el caso del alcohol. Puede ser que una persona choque por borracha, pero no se hubiera matado si allí hubiera habido un dispositivo para absorber el impacto”.
Lo anterior nos lo dijo el Arq. Julián García Astiazarán, secretario técnico del Consejo Estatal para la Prevención de Accidentes (Coepra), estructura designada por el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra), dependencia federal. El Arq. García es además el coordinador estatal del programa de prevención de accidentes de la Secretaría de Salud.
El Coepra está conformado por más de 80 instituciones de mucha importancia. Participan todos los cuerpos de seguridad, hospitales, delegaciones federales, dependencias estatales. Está la Sociedad de Padres de Familia, la Cruz Roja, tránsito, la policía, Canirac y muchos más.
Lo entrevistamos por ser una persona con amplios conocimientos técnicos en el tema de accidentes viales. Conoce muy a fondo la problemática particular de Hermosillo. Del año 2000 a 2009 colaboró en el ayuntamiento en un área técnica de vialidad y apoyo a tránsito.
En el aspecto de alcoholemia, nos confirmó lo que hemos venido publicando en este semanario. El límite mínimo permitido es la mitad de lo que se permite en el Distrito Federal y el resto de las entidades del país. De hecho, Conapra editó un manual al respecto en el año 2010, basado en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Sobre alcoholemia dice lo siguiente:
“El presente manual desarrollado a partir de documentos y experiencias a nivel nacional e internacional contiene los principales elementos y pasos que deban ser considerados por los responsables de los Coepras para entender y llevar a cabo la implementación de controles de aliento a conductores también conocidos como operativos de alcoholimetría.
Con la finalidad de homologar el trabajo de estados y municipios, y tomando en cuenta las estadísticas de accidentes o fatalidades donde hubo alcohol involucrado, la población de mayor riesgo y el trabajo de más de 15 expertos en la materia, el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes recomienda los siguientes límites:
Conductores de transporte público federal y todo transportista: cero
Adolescentes de 16 a 18 años con permisos de conducir: cero
Jóvenes menores de 21 años: cero
En todo el país se aplica un criterio parejo: 0.40 Mgs. por litro para personas de 21 años cumplidos en adelante”.
Cuando se habla de 0.40 Mgs por litro, se habla del .08 que era el que existía antes en Sonora. Cabe destacar que en ninguna entidad se aplica la cero tolerancia a conductores menores de 21 años.
“Nada más reducir el nivel permitido, créanme que no es suficiente para evitar accidentes ―nos dijo el entrevistado―. Por instrucciones del secretario de salud vamos a sacar una recomendación. Nosotros tenemos la rectoría del Consejo Nacional y de la Organización de la Salud, con base en esa rectoría vamos a sacar una recomendación para Sonora, lo que creemos que debe ser aquí.
“El chiste es que las cosas se hagan por las razones apropiadas y que se hagan de forma integral. No basta definir un nivel de alcoholemia para conducir, para reducir los accidentes. Es la primera parte nada más.
“También hay que identificar qué es lo que te está haciendo más daño para atacarlo. Lo que se tiene que hacer enseguida tiene mucho que ver. Puede haber menos accidentes y menos fatalidad en una entidad que permita más alcohol que en una que permita menos. Depende de cómo lo vigiles, de cómo lo sanciones y de cantidad de otras cosas”.
El funcionario considera que este es un problema muy grave, y opina que la fijación del nivel de alcohol permitido a conductores debiera ser una decisión colegiada. “Es muy importante ―comentó―, no precisamente por la cantidad o por ser menos que otro, sino porque puede tener implicaciones legales y jurídicas extraordinarias para las personas involucradas en accidentes viales cuando hayan excedido dichos límites”.
Las causas de los accidentes fatales son muchas y muy variadas. Las principales son la velocidad, el descuido e infraestructura urbana inadecuada.
“La acción más importante que se puede hacer ahorita es aumentar el nivel de prevención ―agregó el Arq. García― y lo muy importante ahorita es que trascendamos y que aparte de averiguar la causa, veamos qué lo pudo haber evitado, eso es sumamente importante.
“Las condiciones físicas de la infraestructura urbana, por sí solas, evitan los accidentes o la magnitud de las consecuencias. En términos muy generales, yo estoy plenamente convencido que el gran enemigo a vencer es la velocidad.
“Mi visión es que ese es el principal enemigo que tenemos que vencer, y la velocidad inadecuada, porque estar parado en un carril de circulación puede ser igual de peligroso que circular a alta velocidad. Y máximo ahora con el factor distracción. Es muy importante porque cualquiera podemos venir distraído con el teléfono, y resulta que está una pipa regando los camellones en un carril de alta velocidad y un loco agitando un trapito nomás”.
En la opinión del funcionario se debe mejorar la infraestructura y se pronuncia porque se tenga una infraestructura perdonadora. Se refiera a por ejemplo una carretera que tiene talud, que tiene acotamiento, que te perdona si te dormitas y en cambio otra te mata. Un crucero que tiene visibilidad perdona que se pasen el semáforo en rojo. Una subida a un puente, que tiene una infraestructura con un dispositivo para absorber impacto porque hay un muro, es algo que le perdona la vida a alguien que se impacte en él.
Una infraestructura diseñada para cuidar a los automovilistas salva vidas

Hace unas semanas ocurrió en plena tarde un accidente fatal en Hermosillo. No hubo alcohol de por medio. Tampoco exceso de velocidad, se dijo, aunque por el daño que sufrieron los vehículos y el funesto resultado del conductor embestido a pesar de que el golpe fue en el costado del copiloto, apunta a que sí.
Independientemente de ello, jugaron un papel destacado dos elementos de infraestructura que tuvieron un papel preponderante en el fatal desenlace. El accidente ocurrió cuando el joven que falleció no respetó el alto de la calle que transitaba para entrar a un bulevar con un angosto camellón en el medio, en el cual se yergue una tupida hilera de palmeras que obstruyen la visibilidad a uno y otro lado del bulevar.
Si en lugar de dichas palmeras hubiera arbustos bajitos como ornato, tal vez uno u otro de los conductores se hubiera percatado a tiempo del peligro y evitado la colisión, o cuando menos la hubiera aminorado.
El otro elemento lo constituye un tope que existió en el bulevar (aún queda un pequeñísimo promontorio que nadie respeta) a 20 metros antes de llegar al crucero del accidente. Dicho tope fue desapareciendo con los sucesivos recarpeteos que se le hecho en los últimos años.
Era muy efectivo y obligaba a los conductores a detener casi totalmente los vehículos para saltarlo. Me consta por haberlo cruzado varias veces y fue ubicado en ese lugar para prevenir accidentes como consecuencia del fuerte tráfico de conductores jóvenes que originan las calles que cruzan el bulevar, las cuales son aledañas a un conocido colegio de educación media.
En este asunto no supongo, tengo la total seguridad de que si el tope hubiera continuado en el lugar en el que se designó que se ubicara, no se estuviera lamentando esta tragedia. Alguien no quiso o no le dio importancia el reponerlo y allí están las consecuencias.