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La gravedad del Isssteson; más de 700% aumentó la deuda a proveedores

Por Redacción/

Informes a los cuales tuvo acceso “Primera Plana” establecen que el rubro de la deuda a proveedores se disparó de 66.5 millones de pesos en 2010, a 470.7 millones de pesos en 2015

En las farmacias del Isssteson (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Sonora) es común ver las largas caras de decepción de decenas de derechohabientes que, al no encontrar un medicamento, salen con un enojo contenido buscando la puerta de salida.

Son escenas que se repiten una y otra vez: mamás que no encuentran la medicina de su hijo enfermo, adultos mayores que a duras penas escalaron la rampa de la entrada y por enésima vez salen con las manos vacías porque el medicamento aún no lo surten. Desconocen qué ocurre.

En su edición 2275, Primera Plana detalló cómo la pasada administración dejaba un Isssteson en quiebra, en el trabajo se detallaban observaciones del ISAF relacionados con gastos suntuosos de la Institución, que encabezó Teresa Lizárraga —hoy diputada federal por Acción Nacional—. Todo derivando en una grave crisis de desabasto de medicamentos.

Informes a los cuales tuvo acceso este semanario establecen que el rubro de la deuda a proveedores se disparó de 66.5 millones de pesos en 2010 a 470.7 millones de pesos en 2015. Se incrementó hasta siete veces. Un pesado lastre que impactó directamente a los derechohabientes. Así, detrás de estas elevadas cuentas, a penas abastecían las farmacias.

Es de destacar que, hasta el momento —siempre según los informes—, el Instituto sólo licita en promedio el 70% de los medicamentos del cuadro básico, el resto se subroga a establecimientos privados para que surtan las recetas. Esto provoca se eleven las deudas, puesto que los laboratorios venden a un precio más alto y por consecuencia, las finanzas cada vez se desangran más.

Se señala que también bajó la calidad de los medicamentos adquiridos. Durante el periodo 2009-2014, el cuadro básico de medicamento pasó de 670 a poco más de 800, parte de estos fueron sustituidos por genéricos y no de patente. Lo cual repercute en el paciente toda vez que disminuye la capacidad de alivio y aumentan las visitas al médico, que a su vez se traduce en incapacidades laborales. Una reacción en cadena tocando tanto al paciente como a la productividad.

Pero los efectos colaterales del servicio deficiente no para ahí.

Actualmente la programación de cirugías supera los 30 días e incluso llega hasta los 90 días, cuando el promedio debería no exceder los 15 días.

Asimismo, para lograr una consulta con un especialista hoy debe tomar un tratamiento especial para la paciencia, y es que se registran tiempos de espera de hasta más de 60 días.

Así, tanto el alto costo como la baja eficiencia, han puesto en riesgo la seguridad de los pacientes, de tal manera que hasta la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) determinó suspender las certificaciones hospitalarias al Hospital Chávez, al de Guaymas y al López Mateos de Ciudad Obregón.

Finalmente, en un ejercicio de contraste, el costo promedio de una cama en el Hospital Chávez de Hermosillo, es de 12,720 pesos, cuando en las principales clínicas privadas es de 7,500 pesos.

El diagnóstico al Isssteson por lo pronto no arroja resultados positivos, quedó grave. La gente que peregrina a las farmacias de estantes vacíos lo vive, pero espera mejoras cuanto antes.