Vamos en contra de la tendencia mundial en economía: Luis Huesca
Por Imanol Caneyada/
Mientras que en la mayoría de los países hay una activación de los mercados internos mediante el alza a los salarios, en México dependemos de las exportaciones y de la inversión extranjera, advierte el investigador del CIAD
Eclipsado por la visita del candidato republicano a la presidencia de EE.UU. Donald Trump, el IV Informe de Gobierno ha pasado un tanto cuanto desapercibido; a la par, la machacona publicidad de las cosas buenas se cuentan poco pero sí cuentan ha tratado de ocultar una realidad que muchos consideran alarmante.
Siguiendo con el artículo anterior, en el que dos especialistas pusieron sobre la mesa los problemas que enfrenta el país en cuanto a seguridad pública y combate a la corrupción, en esta entrega acudimos al doctor en economía por la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo AC (CIAD), Luis Huesca Reynoso, quien hace un análisis del informe de labores de Enrique Peña Nieto en lo que tiene que ver con el crecimiento económico y el desarrollo social.
De entrada, el doctor Huesca expone que el crecimiento a la baja del Producto Interno Bruto, de un estimado del 3% a finales del año pasado al 2 máximo 2.5% que recientemente han anunciado instituciones como la Secretaría de Hacienda o el Banco de México, nos habla de que las reformas estructurales que impulsó el presidente hace tres años no han cumplido con las expectativas, no han tenido los resultados esperados.
Si bien la reforma laboral promulgada por Felipe Calderón al final de su sexenio ha flexibilizado las contrataciones y las relaciones laborales, explica el investigador, el aspecto salarial sigue siendo un tabú en México y el Gobierno no ha tocado el tema, esto es un punto flaco.
México sigue dependiendo del crecimiento externo, de las exportaciones, de la inversión extranjera, de las remesas incluso, pero no ha sido capaz de fortalecer el mercado interno.

En opinión de Luis Huesca, para ello es necesario que por decreto el Gobierno ordene un alza general a los salarios, lo que impactaría en el consumo interno y en la activación de la economía.
Pero la clase empresarial del país, agrega el entrevistado, por medio de las cámaras de comercio y de la industria, se ha opuesto de manera férrea a una política generalizada de alza salarial argumentando el alto costo de la productividad, lo cual no es cierto.
Lo anterior denota una visión a muy corto plazo de la clase empresarial que busca ganancias en lo inmediato y un temor del Gobierno a enfrentarla; no obstante que ello implica ir al revés del resto del mundo, que está fortaleciendo sus mercados internos; un ejemplo es China, en donde el aumento de los salarios provocó que se fortaleciera la clase media y que se activara el mercado interno, con el subsecuente crecimiento económico que no ha sido inferior al 6% en los últimos años.
Los salarios en México aumentan conforme al índice inflacionario, que anda alrededor del 2.5%, lo cual es algo positivo, explica el doctor en economía, pero éste no refleja el verdadero aumento en los precios de los alimentos como el frijol, el maíz, el huevo, el aguacate, que han subido en más entre 40% y 50%.
Relacionado con lo anterior, el investigador advierte que en la actualidad México ha perdido soberanía alimentaria; sólo en lo que tiene que ver con maíz y frijol, en la actualidad se importa más del 40%, con el consiguiente impacto en los precios de estos productos.
Otro aspecto engañoso del informe que rindió el Ejecutivo, señala Huesca Reynoso, es el de la generación de empleo.
Peña Nieto dijo que se habían generado dos millones de empleos, pero en los cuatro años de su gobierno; esto significa que en promedio se han creado medio millón de empleos por año; sin embargo, señala el investigador, el país necesita una generación anual de un millón 200 mil empleos formales.
A ello hay que agregarle que ha habido una generación de por lo menos 300 mil empleos informales, un indicador de que estamos ante una posible crisis de mayores consecuencias.
En opinión del doctor Luis Huesca, la reforma fiscal sí ha rendido frutos y ha habido un considerable aumento en la base tributaria, de tal suerte que si hace cuatro años el 42% de la recaudación dependía de los ingresos petroleros, en la actualidad se ha reducido a 26%.
Medidas como la homologación del IVA en la frontera, la reforma al ISR y la aplicación del IVA y el IEPS a los alimentos no saludables (que contienen exceso de azúcares y grasas) han dado resultados positivos.
Aunque en este último rubro, aclara el entrevistado, si bien hubo un incremento de 40% en la recaudación, lo cual sorprendió al propio Videgaray (aún no dimitía de la Secretaría de Hacienda), el objetivo de gravar la comida chatarra para disminuir su alto consumo y las enfermedades derivadas del mismo en el país no se cumplió, a tenor de la alta recaudación.
Por otra parte, en opinión del entrevistado la reforma energética tampoco ha dado los resultados esperados; aspectos que fueron buenos el año pasado, como la reducción de las tarifas eléctricas y el costo de la gasolina, cuyos precios disminuyeron, este año se han ajustado a la alza por aspectos de costos, según el propio secretario de Energía, costos que paga el pueblo.
En cuanto a la cobertura a los precios internacionales del barril de petróleo, ésta ha sido una estrategia fiscal que le ha permitido ganar tiempo al Gobierno ante una posible muerte anunciada, plantea Huesca Reynoso, ¿pero qué va a pasar en 2018 cuando se liberen totalmente los precios?, se pregunta el investigador, y añade que no necesariamente los ajustes de los precios que dicta el mercado serán a la baja, existe la posibilidad de que aumenten los energéticos.
Las políticas de desarrollo social también han quedado a deber.
Según el doctor Luis Huesca, la inversión en programas sociales cubre una cuarta parte de los más de 50 millones de pobres existentes en el país. Es cierto que ha habido un aumento del 0.43% al 0.57% del PIB en inversión al combate a la pobreza, pero esto no es suficiente; los programas existentes cubren sólo a aquellos que viven en pobreza extrema, la cual, en efecto, se ha reducido un poco.
El diagnóstico del doctor en economía no es muy alentador: el panorama es vulnerable, arrastramos muchas inercias y las políticas públicas y las reformas estructurales se han aplicado con muchos rezagos, por lo que los resultados están dándose muy lentamente.