Policía de proximidad; entre la indiferencia y la exculpación
La policía ha dado un primer paso muy importante al interactuar con la gente de forma directa y con una disposición de servicio; la gente, hay que decirlo, no ha respondido
Por Imanol Caneyada
Le tocó el turno al fraccionamiento Villa Bonita, al poniente de Hermosillo. El pasado martes 8 de noviembre, el Ayuntamiento llevó el programa Policía de Proximidad al parque Villa Feliz, a la entrada de esta colonia que ha crecido desmesuradamente en los últimos años y con ello, los problemas de inseguridad.
La cita era a las siete de la noche. Antes se había hecho un arduo trabajo con los comités vecinales del área, los comercios y en las redes sociales para dar a conocer esta primera reunión informativa que los habitantes de la colonia tendrían con agentes de la Dirección de Prevención y Atención Ciudadana.
No parecía haber pretexto. Si la inseguridad es la mayor preocupación de los hermosillenses, por lógica, ese martes a las siete de la tarde habría multitudes en el parque para reclamar y exponer los problemas que nos aquejan, de los que dejamos constancia en las redes sociales con lujo de detalles y muchas veces con altisonantes palabras producto de la impotencia y la desesperación.
Me presenté a las siete en punto en calidad de vecino (vivo en Villa Bonita). Había alrededor de veinte personas. A las siete quince se habían sumado unas veinte más. A las siete y media inició la reunión con no más de 70 personas.
En Villa Bonita viven alrededor de 2,500 vecinos. Menos del 0.5 por ciento acudieron al llamado.
En su turno, la presidenta de uno de los veinte comités vecinales existentes en la colonia tomó la palabra y preguntó cuántos presidentes estaban ahí. Ocho personas levantaron la mano.
Los policías encargados del programa comentaron que un día antes, en El Tazajal, a pesar de los problemas de seguridad existentes y el supuesto interés que habían mostrado los aproximadamente 500 vecinos, únicamente acudieron 20.
La tónica de estas reuniones informativas y estratégicas ha sido la de la indiferencia de la gente, que no responde al llamado.
En estos tiempos de “likes” y memes, la acción real parece estar muy desacreditada.
La reunión inició con una plática introductoria al programa, a cargo del oficial Pedro Villa.
Básicamente se dedicó a justificar a la autoridad municipal y a la corporación policiaca, además de minimizar el problema de la inseguridad.
Las redes sociales, dijo, están magnificando el problema que, principalmente es de percepción. Delitos de bajo impacto como el robo, al ser denunciados en las redes sociales por los ciudadanos, crean una percepción distorsionada; el índice delictivo sigue siendo el mismo de hace unos años.
Fue muy enfático en señalar que la verdadera solución pasa por la implicación de la ciudadanía, la cual conoce los desafíos y problemas de las colonias que habita; sin la participación de los vecinos el esfuerzo de las autoridades no rinde frutos.
Ante la escasísima asistencia de vecinos de Villa Bonita, la insistencia del oficial en este punto me pareció otra exculpación.
Al Nuevo Sistema Acusatorio Penal le dedicó una buena parte de la charla, haciéndolo totalmente responsable del fracaso en las estrategias de combate a la delincuencia. Dijo que los nuevos protocolos provocaban que el Ministerio Público dejara ir al delincuente cuando aún no terminaban de llenar los informes los oficiales.
Llegó a afirmar que por un punto o una coma mal puestos en los reportes policiacos, los cuales, a diferencia de antes, ahora integran la averiguación, los jueces liberan a los inculpados aunque estén confesos.
Ni siquiera asumieron el enorme problema de la respuesta tardía a los llamados que varios vecinos señalaron en la reunión por propia experiencia. Pedro Villa culpó al C4 de ello.
Explicó que el 911 lo administra el Gobierno del estado y que es en la centralita en donde jerarquizan la importancia de las llamadas de emergencia. La ciudad, dijo, está dividida en cuadrantes y cada cuadrante tiene un encargado de turno, de forma que éste no tarda más de diez minutos en presentarse en el lugar requerido; el problema, aclaró, es que el aviso que le llega al policía desde el C4 muchas veces lo hace media hora o cuarenta minutos después de la llamada.
El policía no sabe que está llegando tarde, él hizo cinco o diez minutos desde que recibió el aviso hasta que se presentó en la dirección, argumentaba Villa.
Por ello puso a disposición de los vecinos un teléfono celular que en cada turno lleva el encargado del cuadrante (03 para Villa Bonita), al cual nombran teléfono de proximidad: la atención y la respuesta es más rápida que mediante el 911.
Ha dado muy buenos resultados, aseguró el oficial.
Por fin, Pedro Villa invitó a los vecinos a presentar casos concretos que amenazaran la seguridad de la colonia, desde actividades sospechosas hasta un foco fundido. La intención, dijo, es ponernos metas factibles a corto plazo.
Fue entonces que la tutora de la Secundaria General Federal 14, sita en Quintero Arce y Reynoso Dávila, tomó la palabra.
La lista de problemas que enumeró con voz firme pero angustiosa nos dejó pasmados a los presentes y tanto el oficial Villa como sus ayudantes comenzaron a mudar de color. De pronto se había acabado el discurso justificante y empezaron a tomar notas.
La trabajadora social de la escuela contó que dos muchachas estudiantes de la secundaria habían estado a punto de ser “levantadas” (secuestradas) y que de milagro habían logrado escapar.
Recientemente, otra estudiante llegó visiblemente lastimada, había sido atacada por un indigente.
De manera constante se presentan jóvenes de otras escuelas con cuchillos y machetes a agredir a los estudiantes; los propios maestros han tenido que intervenir para requisar armas blancas.
Tienen perfectamente detectados a los vendedores de droga que merodean la escuela; los han denunciado en repetidas ocasiones y la autoridad ha hecho caso omiso.
A consecuencia de ello, la tutora ha encontrado en su automóvil amenazas de muerte advirtiéndole que le baje.
La tutora, cada vez que nombraba uno de estos problemas, añadía la frase: denunciamos a la policía pero hicieron caso omiso.
Hemos ido a todas las comandancias de la ciudad, al ministerio público, a cuanta dependencia nos han dicho que fuéramos, decía la tutora con la voz ahorcada por la impotencia, y han hecho caso omiso.
¿Qué esperan? ¿Que pase algo más grave?
Al oficial Pedro Villa le cambió la actitud. Sus ayudantes tomaban nota de todo ello y él se comprometió a reactivar el programa Operación Mochila y las pláticas informativas de prevención contra las adicciones en la escuela.
También a poner mayor vigilancia durante las horas de entrada y salida por el caos vehicular que se origina.
Otros compromisos adquirió la autoridad en ese momento. Habrá que ver si cumplieron en la próxima reunión, la de seguimiento. Habrá que ver si más vecinos se presentan a la misma.
Por lo pronto, la policía ha dado un primer paso muy importante al interactuar con la gente de forma directa y con una disposición de servicio; la gente, hay que decirlo, no ha respondido.
Como bien se señaló en la reunión, con una policía rebasada y una ciudadanía apática, le estamos dejando el terreno despejado a los delincuentes.