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Los ‘pluris’ y los partidos: ¿un debate interminable?

A 54 años de haberse implantado en México, ha pasado por varias etapas ¿Qué tan necesaria es ahora la representación proporcional?

Por Bulmaro Pacheco M.

El debate ha sido cíclico y repunta en las etapas de crisis que México ha enfrentado. Cuando todo se cuestiona y cuando la política recibe las peores andanadas de parte de sus críticos: ¿Qué tanto cuestan los representantes populares cuyo origen es la representación proporcional? ¿Qué tanto le cuestan a las finanzas nacionales los partidos políticos? ¿Podría ese dinero servir para combatir la pobreza y la desigualdad en México? ¿Es cara la democracia en México? ¿Son escasos sus resultados favorables? ¿Cuáles son los problemas reales que atiende la democracia? ¿Qué tan necesaria es ahora la representación proporcional?

El debate todavía da para mucho, y tiene que ver con el propio desenvolvimiento de los partidos, la actuación de sus liderazgos y representantes populares, también y muy importante… la calidad de la democracia mexicana que necesariamente se ve reflejada en los estilos implantados en los tres niveles de gobierno.

La figura de la representación proporcional les ha servido a los partidos políticos para que algunos de sus miembros —que difícilmente ganan una elección de mayoría relativa—, puedan acceder a la representación por esa vía. Para muchos el número de representantes es excesivo y exagerado.

El método, a 54 años de haberse implantado en México, ha pasado por varias etapas: Integró a la representación nacional, estatal y municipal a cuadros destacados de los partidos; incrementó la pluralidad en las instancias de representación política; disminuyó tensiones; mejoró la calidad del debate político, pero gradualmente ha degenerado, por la excesiva promoción de familiares, parientes y cercanos a las dirigencias partidistas —entre otras razones— que se han enquistado en los poderes.

También ha sido desvirtuado por aquellos intereses que, a través del cabildeo político han utilizado a los partidos para enviar al Congreso a quienes sin representación popular alguna defienden las causas y los negocios de las organizaciones y los grupos de interés que los promueven.

¿Cómo surge en México la representación proporcional?

Los llamados “diputados de partido”, fueron incluidos en la Constitución por primera vez en 1963. La reforma de los artículos 54 y 63 estableció que se otorgarían cinco diputados a cada partido político que lograra el 2.5% de la votación nacional y uno más por cada 0.5% adicional hasta llegar a 20.

Eran tiempos en que los únicos partidos políticos opositores que habían ganado algunas posiciones de mayoría era el PAN el PARM y el PPS.

Entre 1946 y 1963: 17 Ayuntamientos y 30 diputaciones federales para el PAN, dos diputaciones y 12 municipios para el Partido Popular Socialista y dos diputaciones y tres ayuntamientos para el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). Una participación muy exigua. Casi nada.

Era el México del llamado “partido hegemónico”, cuando la Cámara de Diputados se componía de 210 miembros, la mayoría de ellos del PRI y cuando solo operaban en el escenario político PAN, PRI, PARM y PPS. En la elección presidencial, el candidato del PRI casi siempre iba acompañado de PPS y PARM.

La Cámara de Senadores se componía de 60 miembros. En aquél tiempo todavía eran territorios Quintana Roo y Baja California Sur.

Los problemas políticos se le acumulaban al gobierno: Los partidos aparecían rebasados y con graves crisis internas. El régimen se endurecía y gradualmente la violencia guerrillera fue ganando espacios.

¿Por qué?

En esa etapa de la historia, la lucha política se desarrollaba en las universidades, los grandes sindicatos y en las comunidades agrarias principalmente. Las diversas corrientes políticas y las clases medias formadas a la luz del desarrollo económico con los accesos masivos a la educación, empezaron a generar una sociedad más exigente y participativa que demandaba cauces de expresión política.

El sistema electoral mexicano perdía legitimidad y la credibilidad en la política partidista iba de menos a más. Surgían con fuerza términos como el ‘dedazo’, las imposiciones, la antidemocracia y los conflictos post electorales, que casi siempre desembocaban en protestas, movilizaciones y represión. Las elecciones fueron perdiendo apoyo y credibilidad.

¿El mismo PRI impulsaba las reformas para dar espacios a las oposiciones?

Como partido hegemónico y prácticamente único, el PRI gobernaba todos los estados, más del 95% de los municipios y todos los congresos locales y era mayoritario en las dos Cámaras del Congreso de la Unión.

Por eso, en la mente de sus estrategas y reformadores campearon los proyectos e ideas de las sucesivas reformas políticas, para abrir espacios y buscar de esa manera incorporar a las oposiciones para mejorar la calidad de los procesos democráticos y consolidar la estabilidad.

El modelo económico de desarrollo estabilizador provocaba ya fisuras y pocos entendían el trasfondo político de la crisis.

El conflicto político social de 1968, ¿provocó reformas?

6 DiputadosEn lo político no tantas como se requerían en ese momento. El gobierno de Luis Echeverría, inaugurado en diciembre de 1969, generó el lema de la “apertura democrática” con reformas que no dejaron a muchos satisfechos: Se redujo la edad para votar de 21 a 18 años mediante reformas al artículo 34, y la edad para aspirar al senado de 35 a 30 años, y para diputado federal de 25 a 21. Al mismo tiempo se redujo el porcentaje del 2.5% al 1.5% de la votación total en las elecciones que se exigía, para que los partidos pudieran acreditar diputados de partido. También se elevó el número máximo obtenible de diputados de 20 a 25 por cada partido; “Y se establecieron las condiciones de acreditamiento según los sufragios que hubiesen obtenido”. Así, para 1973 el PAN tuvo 25 diputados, cuatro de ellas de mayoría, el PPS diez, el PARM siete y el PRI 189.

¿Y la reforma de 1977?

Fue provocada y acelerada principalmente por la crisis interna que vivió el PAN, que no postuló candidato a la presidencia de la República en 1976.

Desde 1975, tres aspirantes en el PAN fueron propuestos: Pablo Emilio Madero, Salvador Rosas Magallón y David Alarcón Zaragoza.

Acción Nacional estaba muy dividido y fracturado por regiones, como herencia del ex dirigente nacional José Ángel Conchello.

Al PAN lo lideraron sucesivamente Efraín González Morfín y Juan José Hinojosa. Al no alcanzar ninguno de los aspirantes el 80% requerido por los estatutos para declarar oficialmente a un ganador, el CEN del PAN, por voz de Hinojosa, el 25 de enero de 1976 anunció que no participarían en las elecciones presidenciales. Así fue como en la elección de julio, el candidato del PRI José López Portillo resultó electo con el 98.18 % de los votos.

Ese mismo año, en escaños, el PAN obtuvo 20, el PPS 12 y el PARM diez. Un panorama político muy desalentador para la oposición en México en su larga historia, y un desafío para la legitimidad del régimen político.

Como resultado de la reforma política de 1977, se crea una nueva Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales que enfatiza básicamente en la legalización de los partidos políticos, abre espacios e incrementa la representación proporcional.

¿Se incrementó la representación nacional y el número de partidos políticos?

Hubo un incremento notable de representantes populares y surgieron nuevos partidos políticos a la luz de la flexibilidad ofrecida por las nuevas leyes electorales para otorgarles el registro. En la primera elección de la reforma política en 1979 participaron partidos como el Demócrata Mexicano, el Socialista de los Trabajadores, el PSUM, el PRT, además de los cuatro tradicionales. El número de diputados federales se incrementó de 210 en 1964 a 212 en 1967, 213 en 1970, 231 en 1973, 237 en 1976 y 400 en 1979 (300 de mayoría más 100 de representación proporcional).

¿Y qué pasó entre 1986 y 1996?

En esos años se dan las grandes reformas del sistema político, se amplía la representación política y se consolidan los organismos electorales.

Se incrementa el número de diputados (de 400 a 500, con 100 más de representación proporcional) y se amplía el senado (de 64 a 128 senadores 32 de la primera minoría, más 32 de lista por partido). Se crea el IFE, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y se avanza en la consolidación del arbitraje electoral a través del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), ubicado precisamente en el Poder Judicial, para darle mayor certeza y credibilidad a los procesos de impugnación de los resultados electorales. La oposición empieza a ganar gobiernos estatales. Baja California el primero en 1989, seguirían Guanajuato y Chihuahua.

¿Y los conflictos de 1994?

La guerrilla de Chiapas, los crímenes políticos, la inequidad electoral, los conflictos post electorales, entre otros, y la necesidad de darle una salida política a la crisis económica derivada del llamado “error de diciembre” de 1995. El régimen se estabilizó, vino la alternancia del 2000 y bajaron las tensiones. El tema indígena llegó a reforma Constitucional en 2001.

¿Y las de 2007 y 2014?

La reforma política de 2007 se hizo por el conflicto post electoral del 2006, e incidió básicamente en la utilización de los medios de comunicación en los procesos electorales. En el gobierno del presidente Peña Nieto la reforma política ha sido más ambiciosa y radical. Sus puntos más importantes: El INE y la elección consecutiva de legisladores federales, estatales y ayuntamientos un tema que acaba con la prohibición establecida en 1933.

 Conclusiones

Ahora, el PRI rescata la propuesta de reducir el número de legisladores. Bajar de 500 a 400 los diputados federales y de 128 a 96 el número de senadores. Esa propuesta está bien, pero algunos partidos no van a aceptarla porque les quitaría su principal instrumento para acceder a la representación.

Se requiere reforma Constitucional para reducir la representación proporcional y va a estar difícil que se reúnan las 2/3 partes del Congreso de la Unión y la mitad más uno de los gobiernos estatales para votarla.

Ya no hay partido único ni hegemónico. Hay nuevos actores políticos, la pluralidad en la representación nacional es real, y ahora hay financiamiento para los partidos en proporción a la votación obtenida. Hay candidaturas independientes y los organismos electorales han arbitrado con eficacia el conflicto político derivado de los resultados de las elecciones.

Además, cualquier reforma que quisiera aplicarse en la elección del 2018 tendría que estar aprobada en junio de este año (Art. 105 CPEUM) y por los desacuerdos vistos, no se ve cómo. Democracia imperfecta la nuestra, que todavía da mucho de qué hablar… pero preferible a la violencia.

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