Irregular y salvaje explotación de la aguamala en Sonora
Empresas chinas arrasan con la “aguamala”, contaminan las aguas y no rinden cuentas a nadie; los expertos aseguran que no están dadas las condiciones para iniciar la actividad comercial
Por Imanol Caneyada

“¿Dónde están los chinos?”, le preguntamos a un integrante de una cooperativa pesquera en playa del Sol, municipio de Empalme.
“Ya se fueron para el Choyudo (otra playa a unos cuantos kilómetros al norte, ya en el municipio de Hermosillo). Aquí ya acabaron con toda el aguamala, ya no hay más”.
“¿Pero volverá?”, Nos referimos al aguamala, no a los chinos.
“¿Quién sabe?”, nos dice.
En el lugar hasta donde hace menos de una semana operaba una planta receptora y tratadora de medusa Bola de cañón, propiedad de las empresas chinas Taitum, S.A. de R.L. y Feng Mao, S.A. de R.L., legalmente representadas por Dongwei Wang, sólo queda una estructura desmantelada, desierta, y el fétido olor, repugnante, de las aguas químicas con que se procesa el producto, estancadas en el manglar.
Un nuevo tesoro hay en las costas de Sonora apreciadísimo en los países asiáticos que genera más de seis mil empleos y divisas por 200 millones de pesos anuales, en beneficio de ocho comunidades ubicadas en el litoral sonorense, según ha señalado la Sagarpa.
El problema es que a decir de numerosos investigadores que están estudiando la población de medusas a lo largo de la costa del Pacífico aún no se pueden asegurar las condiciones mínimas requeridas para que la actividad comercial sea factible y sustentable.
Una actividad comercial que en las costas de Sonora tiene cuatro años, justificada por el empleo que genera entre los pescadores, pero que no está siendo regulada ni por la Sagarpa ni la Profepa ni los gobiernos estatal y municipal.
Apenas en 2015 el Instituto Nacional de Pesca (INAPESCA) realizaba estudios biológico-pesqueros, con el propósito de impulsar la sustentabilidad y mantener niveles de abundancia de la pesquería de medusa “bola de cañón” (stomolophus meleagris) que se produce en el mar territorial de la costa de Sonora.

A dos años, se desconocen los resultados de dichos estudios, por lo que la pesca de la “aguamala” se da en un marco de regulación inexistente y con un desconocimiento total del impacto que su indiscriminada pesca pueda causar.
Las principales beneficiarias de esta ausencia de normas protectoras de la especie y de la indiferencia de las autoridades ambientales mexicanas, han sido las empresas chinas, las cuales hace cuatro años que explotan el recurso.
En los últimos años se ha extraído un promedio de 10,000 toneladas del recurso medusa bola de cañón, también conocido como aguamala, con este volumen se ubicaría en segundo o tercer lugar de la producción pesquera estatal.
En el ejido Cruz de Piedra, en Empalme, a escasos metros de la vía, se ubica una planta tratadora de “aguamala”, perteneciente a las empresas Taitum, S.A. de R.L. y Feng Mao, S.A. de R.L.
A medida que nos acercamos, el olor se vuelve nauseabundo. Un cerco rodea las instalaciones. Apreciamos una serie de socavones de tierra viva en donde desechan el agua con la que lavan la medusa.
Esta agua lleva varios tipos de sulfatos y alumbre potásico, bastante contaminante. El agua se filtra a los mantos acuíferos.

La propiedad se encuentra a unos cuantos metros de la tubería que transporta el agua del acueducto del río yaqui a Empalme y Guaymas. Una conexión parte de la tubería hacia la empresa. Ya en terreno de la planta tratadora, en la frontera con el camino que bordea la vía del tren, podemos apreciar unos medidores de agua, nuevos, recién instalados.
“Esto antes no estaba”, nos dice el periodista guaymense Ricardo López, quien ha sido el primero en señalar las irregularidades en las que trabaja la empresa china.
Según constató el reportero, la planta tratadora utiliza al menos 300 mil litros de agua que extrae en condiciones inciertas del acueducto del yaqui.
Los reportes de los vecinos del ejido Cruz de Piedra en cuanto al hedor insoportable que el viento esparce procedente de las instalaciones de la empresa china son constantes.
Las irregularidades que envuelven a la operación de esta empresa china no sólo tiene que ver con el impacto ambiental de la incontrolada pesca de la medusa.

Los desechos tóxicos no son tratados según las normas ambientales existentes en el país, sino que permanecen estancados a cielo abierto o son arrojados al mar.
Además, siempre según las investigación que originalmente realizó Ricardo López, los trabajadores chinos que laboran en la planta están con visa de turista, carecen de FM 3.
Durante siete meses al año, las empresas chinas, aprovechándose de las lagunas regulatorias y la corrupción, arrasan con el litoral sonorense disminuyendo paulatinamente la población de la medusa bola de cañón, endémica de la zona; de momento, ningún estudio científico ha podido determinar el alcance del daño al ecosistema.

*Con información de Ricardo López.